Como sacado de un pasaje de
Macondo y su género literario de realismo mágico. Por fin, escribía el artículo
el amigo Pepe Morales, para el homenaje que le brindamos en vida –Cuéntame historias
sobre ruedas- al gran Eladio. Aquellos apuntes de vida de nuestro hombre Viejas
Glorias, eran tan solo un regalo más, a los grandes ratos que disfrutamos con
su presencia, Pepe, recordaba su carisma, lleno de inquietudes. Su amor por lo
antiguo, su defensa del patrimonio como valor en alza y curiosidad constante.
En su rincón Viejas Glorias de la Calzada, guardaba sus memorias de jubilado
del transporte, recuerdos, coleccionismo, motos, estrellas de metal y cascos de
combate, que le dieron alegrías y sentido a su senectud. Siempre fresco,
simpático enarbolaba el personaje militar, o eclesiástico -cura- o comandante
aéreo. Tenía la virtud de enrolarse con sus pasiones y embarcar contagiando a
cuantos amigos se acercaron a su obra.
Con Eladio se va uno de los
últimos románticos defensores del patrimonio canario del motociclismo, un
sentimiento de amistad leal a sus principios. Recuperando un material
importante y aconsejando a la gente joven a cuidar y mimar los valores de la
restauración y conservación. Aún recuerdo en los primeros eventos Viejas Glorias,
como acababa con la sotana y el monaguillo -Tino Alemán- repartiendo bendiciones
por toda la feria montado en su Francis Barnett, aquella moto que recupero en
el Valle los Nueve, en Telde, de la que sentía tanto afecto.
Triumph, Norton, AJS… las
máquinas inglesas eran su pasión, enarbolaba el sentido común de aquellos
pasajes de antaño, recordando, transmitiendo, y preservando la cultura antigua
de los viejos motoristas de canarias. Amigo de sus amigos, comprometido con la
causa, rodó hasta que pudo ir de piloto y siguió de pasajero montado en sus
pasiones hasta que el tiempo le fue robando identidad y carácter. El motociclismo
canario mantiene su recuerdo vivo, por la naturaleza de sus pasiones y acciones
en favor de la cultura motorística y el compartimento de tales gracias, En el
recuerdo afectivo de su presencia constante y valiente. Quedará las imágenes que
perduraran en el tiempo y en los álbumes del recuerdo. La gracia eterna, tener
una anécdota de Eladio y sus personajes. Aunque el que mejor interpretó siempre
fue el de su personalidad. Atrevida, distendida y férrea en acciones y temperamento.
A Gabriel e Irene sus hijos y
María del Pino su mujer, nuestro inmenso cariño constante, a Gaby, le toca ser defensor
de las crónicas de su padre, defender el honor que le inculcó en la pasión por
las motos. Desde nuestra tribuna Viejas Glorias, nuestro abrazo perenne y
emotivo por sentir que Eladio hizo grande al Viejas Glorias. Con las cosas de Eladio;
Eterno intransferible y pasional hasta su despedida. Allá le vemos trasponer
con la melodía clásica de la Norton, saludando marcialmente a la parroquia. Grande
amigo que Dios te guarde en su infinito amor.
Nuestro abrazo más sincero, Eladio
ya forma parte de nuestra historia, las historias de las Viejas Glorias Canarias.