El
rumor del mar que siempre estuvo en su corazón, como suspiros de pensamiento profundos,
ahora es un murmullo ininteligible que traspasa los muros del viejo hospital de
San José, pero ella no escucha, más que voces lejanas, trapisondas que se
mezclan con pasos y ecos, paredes blancas que confunden la luz divina de un
hogar en el recuerdo, con una celda carcelaria en la que se siente atrapada. El
salitre trepa las paredes y va formando costras de escamas en los muros, la
arena dorada de la playa, con el azote del viento suave, vuela y revolotea los
viejos ventanales, se va incrustando en las rendijas para formar conchas de caliche,
que atascan invadiendo los espacios que miran al mar. Carmen mira el techo y
sueña como siempre con la orquesta de la vida, una melodía que se escucha
alejar lentamente y solo van quedando pasillos de enfermos y quejas de ancianos
que se van apagando en sus gritos del silencio, su lucidez es a veces pura
clarividencia, es como una vieja consejera que resalta la belleza de las cosas,
con el dogma de la generosidad, su amable corazón esta en paz consigo, aunque
late a disgustos en el pensamiento de quien quiere y no puede, ese dualidad de
pensamiento, movilidad que se obstruye en su realidad, un cuerpo del que deja
de sentirse dueño, -un compañero que abandona, lentamente el combate- no acata
sus órdenes. Y llama a la vigilia de resignación del ocaso, toma el rosario
entre sus dedos y reza. Enhebra los ringletes de la cadena uno a uno. Eslabón a
eslabón, como un suspiro al eco de sus propias palabras, hablar con Dios es un
permiso que se concede para su bienestar, le pide tiempo y no angustia, le pide
tranquilidad y no desespero, le pide su voluntad; Esa, que debe ser tan grande
que consuela a pobres y ricos. Dios le da tiempo, para que armado de amor, analice
su vida, su filosofía: A veces se le oye reprochar su condición, para que vino
al mundo, y añade -para sufrir- dejando que el silencio le conteste con un tu
sabrás la respuesta, ¿Por qué estoy aquí? Yo no estoy bien de la cabeza. Dudas,
le asaltan dudas y entonces guiada por esos mimbres de luz interpreta su melodía,
la de su tiempo y espera, que la tristeza no se refugie en su vida, espera que el
júbilo del consuelo, supere a la angustia de la ansiedad, dormita y va inventando
de nuevo otro texto de película de sueños, es una artista creativa del
pensamiento. Añade todos los elementos de una tragicomedia real, donde lo malo
se asoma como sombras tenebrosas, que le quieren robar su tranquilidad, que le
asustan en el duermevela de su resistencia, y hasta despierta trae el sueño,
para someterlo a la interrogación de sus preguntas y a la tenacidad de su
inventiva, enjuiciándolo con rigor y perplejidades.
Su
mirada busca en puntos fijos reflexión y paz, aunque su pensamiento sigue
trabajando en la reconstrucción de un pasado borroso y cavilando un futuro cierto,
que no sacia su inquietud, tantos temores que se confunden con los dolores del
alma y del cuerpo definen su existencia, siempre en el amor de los suyos
No hay comentarios:
Publicar un comentario