martes, 23 de septiembre de 2025

Tiempos de maldad

Mientras la maldad, sigue castigando la franja de Gaza, el mundo descubre aterrorizado la impotencia de las acciones de paz, tan solo las minorías y colectivos aportan la anarquía de la manifestación y el grito a un silencio que nos hace cómplices de nuestros miedos y hartazgo de indiferencia; esta crueldad retransmitida en directo, para los espectadores del mundo, revela las decadencias de los sistemas, incapaces de parar y  buscar soluciones a un exterminio espantoso y manipulado por mal nacidos, dejando sobre la mesa del horror, las caras de los culpables, que se escudan en la confusión y el terrorismo más atroz.

La inmensa mayoría del mundo desconoce, porque está ocurriendo este genocidio controlado; por qué los vaticinios y el destino de un pueblo, tiene que pagar una factura tan brutal por la existencia. Pavoroso e inexplicable como los designios de Dios, que mantiene el perdón para regocijo de los asesinos; esta naturaleza salvaje y confusa de credos y pasiones, no entiende de treguas, ni escatima en dolores. Es una calca del terror en las peores fronteras del ser humano, una pesadilla que contamina las conciencias del mundo, y su impotencia ante la actitud del poder corrupto e intransigente

Cuando despedacen al enemigo inventado; cuando descuarticen la miseria por parcelas, sacaran los trofeos al sol, expondrán sus contribuciones de asesino a sueldo de su propios genes, sin remordimientos, ni culpas, asistirán al reparto de un botín de escombros, por la gloria de sus principios, una nueva profecía de gloria, que vuelven a tintar de sangre inocente los destinos de un mal nacido, los proscritos del planeta, que junto a otras resistencias de la tierra, siguen levantando la bandera de la paz y el atributo divino para su existencia

Como puede el ser humano, llegar a estos extremos de locura cuerda; sin mayor defensa que el amor lamentado y encapsulado de horror. Por que los gritos de este silencio que duele, no fecundan y minan las conciencias del bien. Porque la indiferencia, sacude de olvido el destino de las tiranías y pasiones de lo peor de la naturaleza humana; así pronunciaban los salmos y los profetas: “Y curan la herida de mi pueblo con liviandad, diciendo: Paz, paz; y no hay paz.”- “No hay paz para los malos, dijo Jehová.” - “Y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones; y Jerusalén será hollada por los gentiles, hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan.”- “Oiréis de guerras y rumores de guerras... se levantará nación contra nación y reino contra reino.” Tantos gritos y profecías inculcados en una historia sinfín.

La Biblia no dice literalmente “Israel nunca tendrá paz”, pero enseña que la paz verdadera no vendrá por acuerdos humanos, sino únicamente con la intervención de Dios y la venida del Mesías. Hasta entonces, habrá conflictos, engaños de paz y guerras.

Las creencias y religiones se ponen del bando del pavor y profetizan para ganar sus adeptos que sigan manteniendo el terror en nombre de la gloria, tanto odio manifiesta que el sentido común aliado del bien, navega en una caldera de intransigencia e insólito destino. Que este grito que duele siga vociferando la tierra, en busca del aliado del bien y tal vez, en ese juicio final se fundan y entierren las aberraciones de la cruel naturaleza de los poderes.

 



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