sábado, 6 de septiembre de 2025

Anoche la pasaste llorando


Anoche te sentí llorar Famara, un llanto de dolor incomodo, algo molestaba tu tranquilidad, cuando lloras los adultos intentamos analizar el dolor; las causas de las molestias, analizar los patrones de reacción; Era la inmadurez intestinal, que a buen analista se manifiesta siempre después de las comidas; cólicos o reflujos ya manejamos el vocabulario técnico de tus maldades. La tragedia es como calmarla, pasearte, sacudirte, darte golpecitos, todas estas mañas comienzan a ser el consuelo de tus lamentos, y los papis se pasan muchas horas caminando y porteando tus dolencias para aliviar y meterte en el reino del sueño, que adormece el dolor y lo desplaza a su función regeneradora.

Te sentí llorar Famara, y las abuelas lloran adentro, tambien… Quiere aliviar tu angustia de bebé; aunque ya tuvieron hijos, su naturaleza materna le araña la sensibilidad. Y aplica los remedios antiguos de las abuelas. La de Valsequillo, te pone sabanitas calientes en la barriguilla; la del Lomo Magullo, te aplica unos rezos para el maldeojos; remedios de abuelas, a veces consiguen aliviarte algo. Un algo que calma el sosiego y alivia el desespero. Mama y Papá, se van curtiendo en tu crianza, convierten su templanza en tranquilidad, permitiendo que la naturaleza humana realice el trabajo de la madurez; te llevan a las revisiones periódicas de pediatría, toman nota de cualquier anomalía o circunstancia; elaboran una hoja de ruta de pronóstico, que ayude a la pediatra analizar síntomas; a descartar patologías asociadas.

Cuando lloras Famara, los que están pendientes de ti, analizan si es dolor o habilidad para llamar la atención de otros bienestares; deducidos por tus manifestaciones activas de bebe maduro y flexible, de mirada “Quiqua” y curiosa, tu pequeño mundo está lleno de motivación y estímulo; muchas de tus actuaciones, giros, movimientos, miradas, son de una graciosa actividad y madurez, por ello todos te observan para entender tus manifestaciones de amor o dolor, de hambre o sueño; una ternura solo al alcance del amor de tus padres y familia cercana.

Como has crecido Famara; tus movimientos agitados a veces, tu mirada con chispa que aun no define el color de tus ojos; entre grises y azul eléctrico, entre océano profundo y universo sin estrellas infinito, la cabecilla la giras con una destreza digna del reflejo activo, le das a tu musculatura infantil el trabajo de fortalecer los pies, en los que ya te irgues; tan solo una semana y media, y algunos ya consideran que te vas a echar a correr, entre macetas y gatos. Otros, que pronto te subirás a cabalgar a lomos de “Marley” ese perro grande que te mira con ternura y que te envía mensajes de responsabilidad

Como aprender a quererte Famara, si ya nos tienes cogidos por tus alegrías y movimientos, ese amor que destilas de la fuente del amor de tus padres; que, a la vez, son el reflejo de la fuente del amor de tu familia; una comunidad sumida en valores y hazañas de historias y continuidad, regalas tantas emociones que solo tu crianza, merece el amor de los tuyos y en eso te aplicas, con naturaleza divina, como una especialista pequeña Famara.

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