Con la mirada perdida en el
horizonte, al claro del día, cuando la costa mansa despierta el sueño de las sirenas
con aromas de marismas. Escudriñamos la fisonomía del perfil tinerfeño deseando
que las nubes no sean humo, que las noticias sean esperanzadoras, el monte está
herido, el dragón del cielo se bate con lenguas de fuego que arrasan años de floración
y esplendor, nos duele el alma en la distancia, no hay tregua ni descanso, es
una maldad de castigo sin comprensión. La fragilidad de nuestra tierra tan expuesta
siempre a los sentires y a la saturación. A las políticas medioambientales y la
desidia del sentido común, que olvida las viejas profesiones del monte. Si hay
algo que duele es que nos toquen nuestro orgullo canario, que sufra nuestra
agitada tierra, que la impotencia se apodere de nuestra esperanza y que solo la
suerte, defina la voracidad del dragón envenenado de valentía. Compañeros de
esa hermosa tierra que brilla siempre en la distancia con la generosidad del carácter
amable y sentido de todas las islas de este rosario de cuentas alegres y
tristes, hoy y siempre todos somos Tenerife, por que nos duele el alma esta
herida. Por que su paisaje siempre es nostalgia de edén, su pueblo carácter entrañable
de isleño, su cultura centenaria, afable y viva, hoy sufre en su piel la ira de
Hefestos, la insaciable maldad de su cólera.
Pronto acabará su voracidad. Ya
están reunidos en asambleas celestiales en el sombrero del Teide. -cuando el Teide
se pone el sombrero, habrá lluvias y aguaceros- Los coros del fin del mundo:
Las Rondas de nubarrones, los ingenieros de las quemas controladas, los poderes
selectos del alisio, las bandadas aladas del ave Fénix, a la espera de que
levante la mano el todopoderoso y diga basta. Ya es suficiente. Bajaran en multitud
a borrar la herida. Ángeles, Arcángeles, Querubines y toda la corte celestial, trabajito
dicen. habrá trabajito… No faltará quien diga entre tanto personaje apocalíptico
y restaurador. Al diablo se le fue la mano y es que este muchacho tiene cosas
de demonios cuando se enfada. Menos mal que es siervo de dios y solo puede echarse
la camisa por fuera de vez en cuando. Para bajar lo sumos de arrogancia a la
humanidad. Mal nacido lucifer.
Con afecto e impotencia, con
esperanzas y ánimos. A nuestro Tenerife, nuestro gran Tenerife, la isla que
besa el cielo
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