Lo
que el tiempo no cura, no corrige. Lo que el tiempo no enseña, no exhibe. lo
que el tiempo no cambia, se encalla y destruye. Parece que las utopías se
convierten en eso, sueños imposibles y que la participación ciudadana en los
asuntos de estado municipal es cosa de caprichos y artes políticas de poca ética
democrática.
Es
difícil combinar los tiempos y la construcción de un modelo cercano a todos, con
pensamientos únicos y encapsulados en vicios y pretensiones. Opinar
abiertamente es la salud del pueblo que grita en silencio, soluciones para
todos con la participación de los agentes implicados. No es difícil el deber y
el cumplimiento, que además tienen manual de uso democrático y de sentido común,
no perdamos el norte y sigamos sumando decadencias, pues el resultado es manifiesto
y reiterado con la píldora festiva y la amnesia de la memoria.
Un
municipio tan hermoso como Valsequillo, se merece una asamblea permanente de
demandas y soluciones. De implicación y contrastes. De compromiso y responsabilidad,
para ello no se puede esperar a despertar los odios y las harteras, los bandos
y la vigilancia. Los agentes sociales que trabajan por el bienestar y la
transparencia, no suelen ser los funcionarios, ni los técnicos adscritos a las
comodidades del sistema laboral. Debe ser la coordinación política comprometida
con sus competencias, ante las prioridades de necesidad y demandas, con
actuaciones claras y resolutivas. Con la escucha de todos los frentes, por que
pueblo somos todos y en ello nos diferencia la voluntad de servicio equitativo enfatizando
las necesidades imperantes.
Espero
que aparezcan más valentía de políticos con capacidad para defender las causas
y defender la democracia, para que aprendan a escucharse y compartir sus
responsabilidades. Esto parece el eterno partido de futbol entre el rival
poderoso de medios y el filial pasional de escuela.
Ya
sabemos que lo que el tiempo no cura, se enquista y desaparece.
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