La gran depresión o cuenca de las Tirajanas nace en la cara sur de las cumbres de Gran Canaria. Un circo montañoso natural de una envergadura gigantesca que encierra multitud de núcleos habitados, desde los aborígenes hasta la actualidad. Su barranco, el de las Tirajanas, nace en el cañadón del Jierro, cerca del campanario, cayendo más de 1000 metros sobre la culata y Riscos Blancos. El otro gran barranco, el del Negro, nace en las cumbres de La Plata y conforman los dos principales afluentes del llenado de la Sorrueda en épocas invernales.
Sus recónditos barrancos y acantilados hacen que las formaciones geológicas y paisajísticas de sean de un inmenso atractivo cultural y geográfico. Los enormes oasis de palmeras que se asientan en los barrancos, le convierten en gargantas profundas lo más parecido a las cordilleras del atlas marroquí, o el Adrar Mauritano.
Entre tanto escenario, y casi desapercibido, encontramos tres barrios lindantes de interesante estampa y distinguido topónimo. La Ciudad de Lima, no la de Perú sino la de Las Tirajanas, se convirtió en asentamiento agrícola de vecinos que abandonaron las medianías y vuelven a las labranzas y la ruralidad para reconstruir sus viejas casas de antaño y explotarlas a un turismo de interior, con perfectas miradas al circo montañoso y los grandes palmerales de Santa lucia de Tirajana.
Trejo es otro anfitrión junto a la vieja carretera general que atraviesa Rociana y los puentes del barranco de Tirajana para ganar altura por las faldas de los sitios, con casas de carácter tradicional canario en pequeño núcleo junto antiguas viviendas abandonadas y diseminadas