Hola pequeñina, anoche ojeando viejas fotografías
con tus padres y familia, descubrimos la belleza serena del pasado, esos
recuerdos encapsulados en la memoria, del que es imposible desprenderse por el afecto
de su cercanía y felicidad. Tus padres pequeñitos, ¡si es que fue el otro día!,
cuando nacieron; mamá era un amor; tan tierna que lo que apetecía era comerla, era
soñadora y alegre como tu bisabuela Carmen y se quedaba dormida en cualquier
rincón donde encontrara un acomodo. A veces la encontrábamos dormida debajo de
la mesa como los desplayes de Mate, que solo quiere robarte el juego y la atención.
Ser pequeñín es muy alentador, sobre todo porque te quieren educar cada uno a
su manera y tu con ese alma libre y descubridora, vas aliándote con los de tu
agrado, al principio serás objeto de rifa, todos te quieren ver, tocar, mimar,
luego querrán enseñarte andar, a leer, a jugar. Y tu comenzarás a descubrir todo
lo que se mueve a tu alrededor; tu familia y todos sus miembros, la de papá al
detalle por la cercanía con tu casa, luego a la de mamá. Porque están algo más
alejado, eras descubriendo la cantidad de allegados, primos, tíos, y un montón
de gente que te conoce mucho antes de nacer, pertenecen a la gran comunidad de
la que te sientes anfitriona. Luego a medida que vas creciendo y recreándote entre
abuelos y familia, iras desgranando los lazos y las conexiones con el resto del
mundo, la guardería, la escuela, los paseos, los viajes; Pasarás acrecentar tu
radio de conexión con la escuela, los maestros y los amiguitos de clase.
Paralelamente, conocerás el pueblo y tu hábitat ese lugar donde has nacido y
vivido los primeros pasos de tu vida. Recordarás y nombrarás muchas veces; Lomo
Magullo y Las Vegas. Tomarás la conexión interna, por el atajo del barranco de
los cernícalos, para intercambiar Telde y Valsequillo, y descubrirás el primer
paisaje de tu vida, que lo componen los barrancos y montañas, muchos recovecos
llenos de encanto que irás descubriendo. Esto es lo que formará parte del primer
escenario de tu vida, eres una flor de ese paisaje, que conjuga las conexiones personales
e idiosincrasia de dos bonitos pueblos.
En realidad, Famara te voy a contar un
secreto y es que tienes unos padres maravillosos que se conocieron y
convivieron por amor; siendo tu esencia fruto de esa relación tan bonita, pero
hay muchos más de lo que imaginas, tus abuelos también se casaron por amor, y
tus bisabuelos y tatarabuelos tambien, hay historias maravillosas de amor en la
familia, y la curiosidad de conocerlas corresponderá a ti; descubrirlas, leerlas
y hasta contarlas en el futuro a las siguientes generaciones. Sabías que tu tatarabuela
Benita y Miguel, cuando se iban a casar después de muchas vicisitudes llamaron
al tatarabuelo Miguel a la Guerra civil española y el muy apuesto, le juró a
Benita que volvería a casarse con ella por que ese amor era de verdad y el
adoraba la luz con la que la abuela le iluminó su destino. Tres años y seis
días más tarde apareció el tatarabuelo, con una medalla de honor en las manos, pidiéndole
reanudar el casorio a Benita que estaba tan ilusionada como años atrás, y se
casaron y tuvieron siete hijos entre ellos a tu Bisabuela Carmen, que se
despidió de este mundo, días antes de tu nacer.
Por ello tu llegada esta profundamente
arraigada a tu destino a esa evidencia milagrosa que conjuga el amor y el
deseo, vas a tener una vida hermosa y propagarás esa ilusión por aprender y dar
testimonio de la felicidad de tus raíces.
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