Deja que suelte la palabra, que labre el pensamiento en un caudal de lectura e inspiración, la suerte de tener el mecanismo que elabora el tejido literario para disfrute del pensamiento activo. Soñar y contar los sueños, vivir y contar la vida desde la observación y las perspectivas. Es la melodía de la lectura quien lleva en volandas la suerte del encuentro. la filosofía de una vida buscando la plenitud a través de jugar con las letras y los mensajes encriptados que desvelan belleza literaria

lunes, 17 de mayo de 2021

SE LLAMARÁ ROSA MARINA

 


Buenos días cielo

En el barrio de San Francisco y en la calle Altozano, tal día como hoy, cantaron los gorriones, en las ventanas de la casa número 15. Corrieron las noticias, por las Carreñas y las cuatro esquinas. Había nacido la hija de Felipe, el que se casó con la muchacha de La Gavia, con Carmensa hija de un mercader muy respetable, ella trajo sonrisas y alegrías y pronto Carmensa se anticipó a Felipe, alegando que en la familia Ramirez había una bisabuela que era tan buena... Y se llamaba Rosita, que sería un honor que nuestra niña se Llame Rosa. Por qué es tan linda como una flor. De acuerdo dijo Felipe, pero yo quería que fuera como el mar. Inmensa, llena de energía, de aromas marinos, de olas que acarician la playa. Y si le ponemos Marina. Le dijo Felipe intentando convencer a Carmen. Y ella con tierna mirada de mamá, confirmó con dulzura ese nombre que hacía honor, al amor de su unión. Rosa Marina.

Y durante unos días, las comadronas alegaron las virtudes del parto de su madre, subían los arrieros por la Higuera Canaria, a llevar noticias al campo. Y la alegría corría por la Montaña del Palmital. Y un hombre pequeño y saltón con sombrero negro, apareció con un racimo de plátanos por los Morretes, caminando. La noticia llegó a la Pepina con el coche de hora de San Roque.

Entonces dijo, la abuela que nunca le pidió nada a Miguelito Ramirez. Prepara la moto que vamos a Telde a conocer a mi nieta. Y Miguel miro a Benita y sonrió por que un milagro había sucedido. Ella subía por primera vez en moto, para ir a ver a su primera niña. Rosa Marina.

¿Pero eso cuando fue? Le pregunto Naiara a su abuela Rosa Marina, abriendo los ojos y estirando las orejas. Hace tanto, tanto tiempo… Más de cincuenta años, y tu vienes hacer, la tataranieta de esa mujer. Y Naiara sonrió, por el cuento tan bonito que le contó su abuela Rosa Marina. Por el día de su cumpleaños.

Felicidades Tesoro Marino

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