En nuestra colección de relatos y cuentos descritos en esta
sección como espontaneidad histórica, recordamos anécdotas extraordinarias,
motos especiales, carreras espectaculares, pilotos extraordinarios, sucesos cómicos
y hasta secuestros de carreras, aventuras y desventuras de la familia motorista
de canarias, toda una ensalada de curiosidades, de años de vivencias y
experiencias, que nos grabaron a fuego nuestras experiencias en motos. Tal vez,
nos valga para complementar las memorias o escribir un fantástico libro, en
cualquier caso, preferimos contar relatos cortos, para disfrute directo del
recuerdo puntual
Mi primera moto de trial nueva, la adquirí, en 1990,
digo nueva porque hasta entonces solo había comprado de segunda mano, fue la Aprilia Climber 240cc, modelo 89, curioso pensar que este motor único en las islas, lo hice bajo pedido, pues el resto de las que llegaron a lo largo de los cinco años que duró la distribución de los siguientes modelos en Gran Canaria eran cilindrada 276cc, se vendían en Las Palmas, calle Luis Antúnez -Alcaravaneras- en la tienda de BICIMOTO Cuando la fundó, Santiago Quintana, su cuñado Jose Suárez era el vendedor y Kiko “el chileno” el mecánico, otras anécdotas de esta tienda emergente de los noventa, apareció un currante vendedor, chaval potencial que quería ser grande con las motos. Pedro Peñate -Valsebike- Y una tercera curiosidad, esta tienda acabó adquiriéndola Moto mecánica Trujillo a mediados de los años 90.Las vueltas que da la vida y los registros que podemos hacer
de ella, yo estaba feliz como mi Climber, que se había convertido en una trota
islas, eran años buenos para el trial de campo, se había abandonado lo rural, y
los caminos desaparecían por falta de uso y limpieza, años que nos pasábamos
los findes semanas, limpiando malezas y recuperando sendas, estábamos
sensibilizados con la recuperación, de tantos pasajes de la historia. Años
después el cabildo se aplica con estas causas, buscando alternativas turísticas
e invierte una cantidad importante en recuperar los caminos de cumbres, los más
remotos y espectaculares, gran trabajo y feliz idea, sin duda.
Nosotros, seguimos trabajando en las medianías olvidadas, los
enlaces con los municipios a través de lo rural y controlando el impacto y
marcando nuestra filosofía de tolerancia y uso, el despertar del nuevo Moto
club Las Palmas Roque Nublo, generó un montón de actividad y nuevas fronteras
en la inminente expansión de la moto de campo.
Entonces la isla se nos hizo pequeña y nuestros deseos de
descubrir se hicieron grandes. Comenzó el periplo por todas las “afortunadas” y
e aquí el punto de inflexión donde la historia de una moto se da un baño de
autoridad y licenciatura, mientras todos los compañeros cambiaban de modelo y actualizaban
máquinas, mi apodada “Viejita” por todos, seguía ruteando por barrancos,
riscos y montañas. Pocos rincones le quedarán escondidos en la isla redonda,
recuerdo un viejo mapa del ejército a buena escala que teníamos en el taller
del estadio insular, estaba todo marcado de las rutas y pasos que habíamos
realizado hasta entonces.
Juan Luis, Pedro, Manolo y quien suscribe eran el cuarteto
imperial de la aventura y el descubrimiento. – El garaje Valsequillo de trial-
Recuerdo con notable esmero, en el año 1995, tenía una fórmula mágica para
adivinar los kilómetros de trial que tenía la Climber consistía en saber que a
los neumáticos traseros les sacaba 1500 km de rutas y a los delanteros el
doble. Por este dato hasta aquel momento, la viejita llevaba 19 neumáticos
traseros por 12 delanteros, calculen ustedes.
Estuvimos de rutas en Tenerife, en Fuerteventura, Lanzarote,
viajamos de aventura una semana en Gomera y Hierro, con cientos de anécdotas
dignas de contar. Sobre todo, porque estaba la cumbre de ministros europeos en
la Gomera y parecía un cuartel de seguridad toda la isla. Hasta nos enviaron
una escuadrilla motorizada de la Guardia civil, con “Montesas H-6 y algunas
Japos” al monte, y nos pillaron en un Guachinche Gomero. Éramos cuatro golfos
con cachondeo aventurero y no estábamos preparando ningún atentado “Islamita”
contra el Hotel Tecina, lo divertido es que estuvieron varios días siguiéndonos
por los bosques, porque interceptaban nuestras emisoras
En la Isla de la Palma, Nos detuvieron las motos al grupo y
permanecieron encerradas en el “cuartelillo” de los Llanos de Aridane, casi un
mes. Tremenda fortuna recuperarlas y librarnos de la multa cuantiosa, las
causas las adivinan, pero éramos gente sana con espiritu libre.
En el Hierro los pastores y lugareños hacían apuestas por ver qué nuevo risco escalábamos sin reparo. Uff... Varios, pero el acantilado del parador Nacional, se nos atraganto, tremendo peligro para los gladiadores de los abismos.
Como no era suficientes aventuras y se acabaron las islas
grandes, Manolo de Lanzarote, me pide la Aprilia, porque necesitaba
rebautizarla con un nuevo título nobiliario.
“La Isleña” para eso había que conquistar la octava isla y vaya si lo
hicieron allá fueron Manolo y Fran, con una cota 311 y la “viejita” Climber en
una barca de pescadores alquilada y desembarcando por Pedro Barbas, para no
levantar sospechas, subieron a las cumbres de la Graciosa, más felices que la
imaginación de “Robinson Crusoe” en islas de arena y sal. Parecían los astronautas
la primera vez que se plantaron en la luna y hasta entonces no hemos vuelto a
saber de “locas aventuras” ni atrevidos viajeros
La Aprilia Climber azul, regreso a Valsequillo laureada de
islas y aventuras y estuvo unos años descansando sus trotes y ordenando sus
memorias. Hasta que “Jota Lewis” hace unos años, recién llegado de su aventura
caribeña decide restaurarla, porque no encontraba nada mejor con que brindar
por los veteranos de guerra. Y vaya si Juan Quintana se esmeró en dejarla de
pasarela y en volver a ponerle un titular a “La Viejita” a “La
isleña” esta vez vuelve “La renacida” que lujo que pasara revista
delante de los nuevos ejércitos de jóvenes trialeros de la aventura.
Su historia aún continúa…
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