sábado, 15 de octubre de 2022

LA PEDIDA DE MANO


Las fases del destino, aunque muchos dicen que es imprevisible, otros tantos afirman que está marcado. Escrito, asignado por la mano del todopoderoso. A tantos otros estas consideraciones nos conducen al plano del pensamiento de la humanidad, como una sabiduría de hechos y contrastes históricos. El encuentro deseado de los abuelos, cuando volvió de la guerra, Miguel. Era uno de esos escritos de la biblia de los hombres que creen en el amor y en la plenitud de sus anhelos y que encuentran a su media naranja, aunque tengan que recorrer medio mundo para alcanzar el objetivo, aunque tengan que sobrevivir a una guerra de tres años y veintiún días por amor. Aunque tenga que mantener su palabra delante del pelotón de fusilamiento de los sueños.

Cuando Miguel Suárez, vió subir a Miguel Ramirez por la vuelta la Pepina, detrás de su hija cargándole el cacharro del agua bendita de su existencia, supo que este hombre se había ganado sus respetos y que su hija se había encontrado con el hombre de sus sueños. María Pérez andaba ya decadente, un Alzheimer acentuado le fue comiendo la vida y los recuerdos, aunque tenía momentos lúcidos preguntando por sus padres y hermanos, andaban trajinando en una nube de algodón, con frases resueltas y espontáneas que nunca se le oyeron, por el sentido recatado de su vida. Algo empezaba a fallar en aquella cabecita. Miguel Suárez, se alegró de recibir a Miguel Ramirez, era inusual estas visitas directas, pero el traía en su saco de valores la pedida de mano de su hija, y debajo del almendrero del patio de la casa en la Pepina, mientras Benita se fue al fogón hacer un café con la alegría y permiso de sus padres, Miguel conversó de la Guerra, de la suerte de la contienda, de la nueva España, Miguel Había visto mundo y sus conversaciones eran de un interés desmesurado y aprobado por todos.

Allí Manuel hizo confidencia con su futuro yerno, le habló de los tres hijos que decidieron escapar de las miserias embarcándose a cuba, habían pasado casi tres años y aquello dejó un vacío en la familia, que ahora se podía acentuar con llevarse a Benita, aunque el destino y la gracia de encontrar a este hombre le honrara. Carmen se había casado con Juan Morales, hacía casi 7 años y aunque volvían constantemente a visitar la familia ya la diferencia de andar por casa denotaba en la ausencia. Es verdad que aparecieron los primeros nietos Carmen y Juan. Pronto todo cambia, verdad y Miguel le debatió lo de la partida de este mundo de sus padres y él se quedó solo en el barranco y naturalmente necesitaba una mujer de valía, por ello insistía en el agradecimiento de solicitar la mano de su hija.

En cuanto Benita, salió con el buchito café para su padre y Miguel. Manuel Suarez en estado oficial, le dijo a Benita que ya era hora que pensara en fundar una familia y que este hombre es honrado y que no va encontrar mejor fortuna que su respeto y compañía. Sin duda Benita pudo saltar de alegría, pero la prudencia, contesto con un, lo que usted diga padre, Yo apruebo vuestra relación y quiera Dios que tenga una gran familia, continúo y dio por zanjado el desenlace. Que pronto caminaron a San Roque para la causa, todo se resolvió en pocas semanas.

Benita estuvo unos días ordenando lo poco que fue adquiriendo, las dotes no eran grandes, pero la ilusión sí, y con ella lleno sacas y cajas, lleno corazones y amistades, lleno la familia y los sueños que caminaban a su encuentro.

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