Sabido es, que ante lo impávido e impertérrito se muestra la aplastante conducta como la mira de la ideología más extraña. El comportamiento humano ante la naturaleza de designios a veces inalcanzables. Se limita y enreda a una expresión de laboriosa identidad absurda. Si además son cargos públicos y poseen el aplauso encapsulado de sus benefactores, están sujetos a lapidación por sacrificio de tantos errores. Esto en las sociedades antiguas eran penas capitales y podían llegar a la crucifixión, o la horca. En la edad contemporánea de la era digital, querrán demostrar que son errores temporales administrados por un mal sistema automático de tiempo y actualizaciones. Sin actuaciones ejemplares de poder jurídico, y tan solo el castigo subversivo a la ignominia para la población, ala que se considera inferior. -el pueblo desvaría y olvida pronto los malestares, vuelven a pagar los descaros irresistibles de sus detractores-. ¿Es que no existe una tabla de objetivos y compromisos políticos, más allá de la burocracia? Es que estamos condenados a pagar los errores constantes y advertidos a la incapacidad administrativa por las malas gestiones. En que barco partió la decencia, con que argumentos nos quieren seguir demostrando sus impropias y lamentables actuaciones. Todo este castillo de sucesos, se ha convertido en un pagano sin recursos. -La nota más baja de la clase para un municipio, que debiera ser ejemplo, por cercanía y ruralidad- Bueno, algunos confirmaran que al menos goza de la tradición de sus fiestas como valor endémico para pagar el triste silencio de los corderos.