El paisaje de la villa de
Moya y su asentamiento en el pico Lomito, lugar más alto del pueblo, hacen que
toda la comarca sea un espectacular balcón que cae a dos de los barrancos mas
atractivos de Canarias, el de la Virgen y el de los Tilos. Una escarpada orografía
que asienta la Villa norteña majestuosamente amparada en un soñado paisaje de
medianías y cumbres y protegido por la magia del alisio y los restos cuaternarios
del Bosque Doramas.
El municipio de Moya a pesar de tener limitados kilómetros de espacio, goza de mar a cumbres de una franja de territorio que le hace gozar de los elementos geográficos mas resultantes. Hoy en nuestra búsqueda imparable de rincones volvemos a este enclave para seguir leyendo sus parajes y toponimias, descubriendo sus gentes e idiosincrasia.
RUTA APTA PARA TODO TIPO DE
MOTOS.
Después de remontar desde la
costa por el cruce de san Felipe. En el Roque. GC-75 subimos por el atajo de
cabo verde GC-752 y pasando este pasaje ya recordado en otros “Rincones” vamos
a tomar el cruce de derechas por el barranquillo del Frontón, para subir al
núcleo del barrio y de ahí remontar el camino Carreras que sube remontando hasta
la entrada al campo de Futbol, son calles estrechas, desordenadas a las que también,
podemos llegar desde otros atajos, por Trujillo, o bajando desde la villa de
Moya. Junto al campo de Futbol García Hernandez. Giramos a la derecha, para
bajar por el camino de Tierras Blancas y seguimos siguiente cruce sin salida también
de derechas, hasta la Hoya del mismo nombre. Tierras blancas. En la depresión final
que acaba en pista de tierra y algo más abajo en fincas privadas, encontramos plantaciones
y huertas Diseminadas entre paredes de fincas y terrenos abandonados.
Tenemos que volver de nuevo
hacia el campo de Futbol, antes giramos a la derecha siguiente cruce y nos vamos
al lomito o barrio del palmito, por el camino que sube a orillas del gran
barranco de Moya. Ahí podemos observar el aprovechamiento del pueblo en los montículos
para dejar las tierras libres, aunque en ello les valla el equilibrio de montar
sus casas en los riscaderos y precipicios
Cruzamos esta calle estrecha
que nos saca del núcleo habitado y nos sube entre callejones y cultivos por la
orilla del barranco hasta volver a la seguridad de las calles más amplias de
las puertas de la villa, que encontramos a escasos metros. La villa de Moya
sigue teniendo muchos rincones por descubrir, aunque algunos más escondidos
ante nuestros ojos.
Conoce, descubre y cuida tu
tierra.
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