Pedazo
espectáculo, si a la afición responsable -ampliamente y con mayoría- se le da
la oportunidad de valorar nuestro deporte, se congratulan con el expediente de
sacar la mejor de las notas. Simplemente porque el esfuerzo de haber
consolidado el Rallye más importante de Canarias y parte de Europa no es
trabajo de un día y a sabiendas de lo que se juegan en esta partida de grandeza,
su factor equilibra la balanza con la justicia de la aportación de la mejor
afición del mundo.
Que
el desarrollo de esta magna competición se haya desenvuelto con la
profesionalidad que nos tiene acostumbrado la organización. Nos hace sentir
afortunados de contar con las mejores opciones para el premio final -casi
cincuenta años de trabajo incesante- y un estilo propio de avanzar hacia el objetivo.
Pero Volvamos a la carretera, a las cumbres, a los barrancos, a los pueblos del
interior, por donde el Rallye de Canarias se hace fuerte y convence a los
paisanos de su poder de ilusión y desarrollo.
Esta semana la enorme maquinaria de la organización y participación, hilvanaba como hormigas obreras cada detalle, señal, zona, espacios, lugares de desarrollo, mientras la gran caravana ya había embarcado rumbo a canarias, en las Navieras. Con sus enormes contenedores, camiones y asistencias, un despliegue monumental, que tendría el estadio y las instalaciones deportivas del instituto insular de deportes de Gran Canaria, como recepción de bienvenída. Todos los pilotos que quieren graduarse en el mejor escenario de España y de Europa, para desarrollar sus habilidades ante los rivales Y recibir un baño de imagen y crítica entendida, no dudaban en embarcarse a la aventura.
El
pabellón de baloncesto del “GranCa”, se quedó pequeño o al menos satisfecho
para degustar el inicio de la gran fiesta, -el directo en la pantalla gigante-
pocas veces o nunca podemos disfrutar de unas instalaciones deportivas
convertidas en su mejor fin, con ese nivel de despliegue y repercusión, un baño
de multitud e interés para los ciudadanos que no van a los tramos del interior,
pero quieren conocer la magia de este espectáculo, del que tanta gente comenta.
Evidentemente
el despliegue a lo largo del recorrido, dejaba claro, las intenciones del
coloso de Canarias. En materia automovilística, el concienzudo diseño del
rutometro, para evitar movimientos innecesarios de masas y la mejor de las atenciones
para la competición, el paso por tantos municipios, que agasajaban sus mejores
vistas para el mundo, y sus ciudadanos. Muchos detalles que no son casualidad y
si consenso y visión de futuro. El que llegó al Rallye por vez primera y se
encuentra tantas virtudes manifiestas entiende sin mayores conocimientos que
está ante un “eventazo” con prisma y visión.
Si
hace algunos años nos sentíamos felices por saber que habría lucha entre foráneos
y locales, ahora nos sentimos igual de felices por saber que habrá lucha entre
extranjeros y nacionales. El festín se llama crono, el escenario se llama isla
encantada, el seguimiento se llama a todo motor, el orgullo se llama Canarias y
frotarse las manos por los arañazos del tiempo y las posibilidades etapa a
etapa, como un juego de tronos, con la incertidumbre de los golpes de teatro de
los jugadores de las partidas. La decepción tal vez, se llama ambiente radiofónico
abierto, -con la salvedad de algún romántico como Teo-. Ahora los comentarios de
la afición son por la habilidad en las coberturas y el entusiasmo en las
tertulias, de cantar primero. El otro espectáculo
lo pone el piloto del helicóptero que sobrevuela los coches de scalectrix por
los barrancos y cañadas, que apenas dejan marcas en las curvas, pues el nivel
de suspensiones, agarre y pase por estas es brutal y sorprende pensar que tan
solo el crono le da las razones a su habilidad de conducción. 15 pilotos
metidos en 30 segundos, menos de un minuto, que barbaridad. Que nivel de
concentración para todos.
Mientras
en una curva de las Vegas –San Mateo, Valsequillo- la secuencia del tramo, se
complementa con el ambiente del pueblo, allí al lado la ferretería y de la
armería, en una doble curva rápida, con salida peraltada, tenemos una buena
visión en apenas 25 metros esquinados que delimitó la organización con un celo
que rayaba la tentación. El resto permanecía marcado, señalizado con un
comisarió de curva bastante competente y exigente. Faltan 15 minutos para la
primera pasada y la gente, se va colocando sin apretujones en los espacios
correctos.
Juanito
Gil con -noventa buenos años- subió la calle, despacio y avanzó por la
carretera sorteando cintas delimitación, hasta que el comisario lo advirtió y
le ayudó a dirigirse al lugar correcto, el sonreía y comentaba que aún tenía 10
minutos para llegar al puesto correcto, los otros vecinos le reprochamos, pero
Juanito si es que desde la azotea de su casa se ve perfectamente la curva y no
tiene que venir hasta aquí. Ya lo sé, -comenta- se dónde me tengo que poner,
Pero en la azotea no tengo con quien hablar y aquí están todos apiñados
disfrutando el Rally y la fiesta. Mientras Lala, en otra azotea en Valsequillo.
comenta por Whasap, Cuando vienen los coches -chiquillos- que aquí yo no veo si
no, un helicóptero dando vueltas por Tenteniguada y todo el mundo mirando para arriba.
Han pasado un montón de coches de seguridad, pero los de carreras no llegan.
La
emocionante llegada de la cabeza de carrera escoltado por las hélices de las
cámaras aéreas, nos suspende en el tiempo y la mirada hacia la trazada, la
visión milimétrica, el regocijo un año más de disfrutar del mejor deporte de la
carretera, Algunos adivinaron el coche que era, porque ya lo sabían, el piloto
que llegaba porque ya lo conocían. Otros analizaban la trazada, la frenada, la
salida los apoyos y comentaban lo afinado que iba solo con estos detalles. Otros
aplaudían ver un Yaris GR por primera vez en directo y con un sólido relevo
generacional, otros echaban de menos, la falta de pilotos grancanarios, otros
esperaban el Porsche que nunca llegaba. Todos tenía una excusa y un comentario.
Pero todos absolutamente todos, estaban felices y apostados viviendo un espectáculo
fascinante y currado.
Agradecimiento
infinito al trabajo de todos, el comentario más escuchado en todos los rincones
de la resaca, era… Imagínate el mundial del próximo año, muchacho.
Abrazo
al cielo para escoltar a Romano Brusini, un grande de la comunicación que se
despide, sabiendo que canarias lo ha conseguido una vez más.
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