Avanzo
en el polvo amarillento y luminoso
Sus
rayos ahogados de polvo luchan por proyectar la inmensidad de masa apocalíptica,
es tan espesa la textura del aire, que ahoga el pensamiento, una invasión
microscópica inunda, envuelve, atormenta las pesadillas de los virulentos, es
el sifón del viento quien sopla sobre el atlántico las nubes que asfixian, polvo
eres y en polvo te convertirás… Profecía de los dioses, recuerdan su presencia
y atormentado buscas un refugio para escapar de los tiempos de langosta y el
hechizo del desierto, con formas de turbantes y ojos melosos que acechan.
En
la noche, el violento que hierve con la temperatura diurnas, cae en el silencio
rendido de la tierra y duerme, aunque es fácil visualizar las partículas más
ligeras que duermen aún en el aire, porque no pueden bajar la atracción del
suelo. Y las sombras del paisaje armonizado por la luz de las estrellas, recupera
su figura oscura y esbelta. El frescor de la madrugada deja estable el sueño de
los violentos invasores, más allá de su destino, Es una tregua de persistencia.
Despierta…
Disfruta los aros luminosos de la aurora, gana tiempo al martillo del sol, que
nunca anduvo más rápido para marcar el horizonte con el rayo de vida. Es la luz
tenue sutil de la alborada la que acaricia la tierra dormida y reparte el
primer susurro del día para despertar sus pacientes
Sobrevivir
en el polvo que envuelve todo, asfixia todo, embarduna todo, castiga a todos y
en su invasión portentosa e invisible, nuestras manos caídas al exterior,
avanzo a mi bunker aislante, observo a través del cristal de la burbuja
encantada, el apocalipsis del desierto, que campa a sus anchas y envuelve en su
sábana amarillenta el castigo a los elegidos. Ojalá y pronto venga el alisio de
rescate, aunque la tierra atrape simiente, no quiero ser espiritu errante, de los
caprichos nómadas
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