La costa norte de Gran Canaria es un paisaje blanco de espuma y aromas marineros es un pasaje hacia el noroeste con pequeños brotes románticos de la esencia clásica de lo que fue un vergel de plataneras y fincas, hoy olvidadas, desterradas, abandonadas, con la trágica mano de la evolución y el desamparo de 7 municipios que linda con sus costas y que miran para otro lado al mostrar la mejor estampa de sus lindes marineras
Multitud de núcleos que se van enlazando a lo largo de la orografía norteña y que arranca desde La capital y continúa por Arucas, Firgas, Moya, Guía, Galdar y Agaete, hasta morir a los pies del gran Faneque. Los barrancos más frondosos y escarpados arrancan desde las cumbres de Pinos de Galdar y conforman un paisaje lleno de pintorescos lugares con encanto agreste y rural, con el alisio como testigo fraternal de la gran despensa del norte
Volviendo a la costa para resaltar el patrón de San Felipe y su asentamiento al borde del mar norteño, de lo que hasta el otro día era una estampa increíble de cercados verdes de plataneras amurallados de sillares de toba, donde el trabajo duro de un pasado fructífero dio color y escape a los jornaleros del campo.
Allá
de donde cuelga el gran cenobio de Valerón y cae sobre la obra de Ingeniería
civil del Puente de Silva, desemboca los barranquillos del Hormiguero y el Calabozo.
En su desembocadura arranca el núcleo habitado que va conformando la estampa
costera y corre un pasillo de marismas y playas hasta el charco de San Lorenzo
y el magnífico enclave del Roque, en el charco artificial, el encuentro
veraniego de los paisanos de Moya y bañaderos, lugar concurrido de gran oferta
gastronómica y de acampada con coches casas que sustituyen a los campos de
plataneras.
Llegar hasta sus recónditos espacios en motos, es muy asequible, basta con tomar el desvío costero de acceso a Moya por el Roque y continuar costeando algo más de 2 km. Hacia la cuesta de los acantilados, hasta donde te deja los callejones bajo las columnas del puente de Silva, obviamente de aquel pasado esplendoroso, queda una costa castigada y deteriorada que sobrevive como escape vacacional de turismo del pueblo un lugar con encanto añejo olvidado, que bien merece una escapada para el recuerdo
Conoce, respeta y cuida tus islas
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