domingo, 26 de octubre de 2025

Modelar la luz de las palabras

 

Mientras la memoria indaga en los archivos y la respuesta llega en forma de reminiscencia de reserva —como una noticia convertida en cuento o un suceso transformado en fábula— los clasifico como la crianza de los recuerdos: un filtro temporal donde el pasado reposa para que el tiempo le quite las asperezas y lo convierta en pasaje o en relato clásico.

Me encanta esta parte del proceso, cuando las cosas se manifiestan con la calidez de una memoria llena de imágenes y películas. Repasamos en cámara lenta, filtramos, eliminamos los espacios muertos y los comentarios vanos; enriquecemos los colores, iluminamos los contrastes y reescribimos un nuevo guion —atractivo, tierno, romántico— con una cadencia que invita a la lectura sencilla.

Un mensaje encriptado de verdad, decorado con el jardín de las palabras bonitas, donde la poesía se acerca a la prosa elaborada de emociones y detalles que enhebran recuerdos, reacciones y conversaciones. Allí, el paisaje se vuelve bucólico y traspasa la imaginación, haciendo florecer los recuerdos: un sortilegio de palabras labradas para el entretenimiento del alma.

Mirar hacia esos adentros mentales, en cualquier pasaje de la vida, obliga a convertir el archivo interior: extraer el resumen de la vivencia, redecorar los espacios vacíos, resumir y condensar el contenido para darle fuerza. Es el ejercicio de usar las palabras precisas y estructurar de nuevo el reto de la creación literaria, como un albedrío nacido de una inspiración entrenada para improvisar.

Es la insistencia de la luz la que cambia la manera de ver el paisaje; los contrastes se duplican según la exposición de la mirada. Un Monet de pinceles finos y mente iluminada, una imaginación llena de paletas de colores: desbordada, lúcida, viva.
Un canal que permite el desagüe de la convicción narrativa, que no necesita guía ni temario; solo libertad creativa, para adormecer, clarificar, enredar y jugar con las letras. Letras que despiertan el entusiasmo del jeroglífico literario y buscan un nuevo amanecer.

En las tesis infinitas del vocabulario habita el bruto de las conspiraciones escritas: la habilidad de usar criterios y artimañas, siempre que cumplan los beneplácitos de la intención. que llevan a alguna parte, como un tren encarrilado en vías infinitas; en el trayecto contemplamos paisajes, descubrimos realidades paralelas que elevan, sacuden el pensamiento y limitan el lance del objetivo; una perla de conchas prehistóricas, dormidas y relucientes, en exhibición de corrientes marinas esporádicas y reveladas.

Soltar las riendas no necesita guion; apuntar intenciones solo requiere motivación y pericia. Esta exposición agudiza el ingenio como práctica de ensayo, como alegoría lectora cargada de intensidad narrativa y prosaica. Es el escaparate del placer de las lecturas, el juego de las letras que se encarrilan en frases elaboradas por el pensamiento.

Luego de la intensidad, sentí regocijo en el alma y orgullo en el pensamiento: Razones para querer y poder, para jugar y conjugar las emanaciones de una escuela de autores anónimos, héroes de un destino implacable con lo vivido


sábado, 25 de octubre de 2025

MALECONES EN EL RECUERDO

Ayer crucé una tertulia agradable con una vecina de Valsequillo que llegó al municipio hace ya 53 años. Venía de La Gavia, y lo curioso es que su recuerdo —como el de un niño— sigue intacto desde que se casó, siendo muy joven, con un señor del pueblo. Juntos emprendieron una nueva aventura al otro lado de las montañas.

En aquellos tiempos, Valsequillo era una puerta abierta al futuro, un cruce de caminos para enlaces entre latitudes y vecindades. Para los jóvenes y niños de los años setenta, venir aquí se sentía más cercano a nuestra ideología rural que bajar a Telde, ese núcleo más adelantado socialmente, casi como una capital lejana.

Eran años grises de despertar, donde nos sorprendía lo profundamente agrícola que era este pueblo, dormido entre sus propias tierras. Destacaba, con porte solemne, una iglesia grande y poderosa, que marcaba el ritmo de la vida al son del tañido de sus campanas. La ruralidad, apenas abrazada a un viejo cine descascarado por los costados, dejaba entrever los sillares de tosca de su antigua construcción. Una plaza custodiada por una araucaria esbelta y centenaria, y unos edificios coloniales anclados frente a la iglesia —como si siempre hubiesen estado allí, amarrados a la esencia fundacional de este Macondo valsequillero— daban forma a la escenografía de lo cotidiano.

La vida se despachaba en unos pocos servicios: tiendas de aceite y vinagre, herrerías, zapateros, panaderías… Apenas unos cuantos cafetines que, según la hora y la necesidad, se convertían en bares de paso urgente.

Alguien tuvo la idea de plantar cipreses intercalados a lo largo de la calle nueva, esa que conecta la iglesia con el cementerio, junto al Calvario. Como si quisieran trazar, con velas naturales, el poema del camino hacia la salvación y el porvenir de la humanidad.

El descubrimiento de aquel pueblo era, la mayor parte del año, una tristeza callada. Bajar a Telde antes de 1940 o subir a San Mateo después de 1960 era, para los jóvenes que buscaban nuevos retos más allá de la cuenca, una verdadera aventura.

Valsequillo ha tenido 54 alcaldes a lo largo de su historia, y todos —salvo contadas excepciones— han convertido la política del pueblo en un despacho personal, en nombre del poder que les otorgaba su capacidad organizativa. El egocentrismo de sus aptitudes ha dañado profundamente la posibilidad de generar sinergias fructíferas. Y eso, traducido al desarrollo local, se manifiesta en una lentitud exasperante, en una ineficacia de almanaque, donde lo único que se salva son las fiestas, como expresión de culto y deber.

Mis primeros recuerdos de Valsequillo siguen siendo los de una triste carretera de malecones, abierta a pico y pala entre barrancos. Quince minutos de radio, con noticias locales, que emitía —en conexión directa y telefónica— el recordado Jacinto Suárez Martel. Una iglesia grande, orgullosa de proteger al santo que luchaba contra el mal endémico y social, olvidando, quizás, el poder que ejerce a su antojo. Paradoja perenne.

Aquel pueblo es continuidad de este, aunque evidentemente cincuenta años han permitido que la invasión venida de fuera encuentre aquí su paraíso de facilidades, viviendo a sus anchas, en condiciones que sangran a lo local.

Pero hay un recuerdo que nunca se me borra, una llama viva en mi memoria: la revolución juvenil del grupo Almogarén. Ellos izaron la bandera del “basta”, y dijeron: “este es mi pueblo y quiero moldearlo con sabiduría, con acción solidaria, con libertad competente”.

¡Cuánta falta hace hoy otra revolución antisistema local! Una que venga con la energía juvenil del poder de la renovación y la empatía hacia otra realidad.

Este Valsequillo se merece lo mejor.

 

sábado, 18 de octubre de 2025

LA NIEBLA


La mañana despierta con la melancolía jugosa de las pompas de jabón, buscan concentrarse como invitadas a una reunión multitudinaria de su esencia, nubes esponjosas suben lentamente ocupando los barrancos, y borrando un paisaje seco, el silencio va callando las exclamaciones del vacío, se retuerce en los costados de los muros, trepa por los riscos y cercados; acaricia los árboles como una balada en otoño, un murmullo de caricias invisibles tan solo percibidas en el tacto y la visión,  Es la antesala de algún acontecimiento prehistórico que recuerda hechos, las misivas de un cambio de ciclo, tal vez; la invasión silenciosa del poder de los dioses de la niebla, conjugando el paisaje, atrapando la luz con un velo de seda blanca espeso de tupidas colmenas microscópicas, que caen por seducción intrépida.

Primero avanza extravagante, inerte, con una magistral sensualidad agarrando espacios y soltando su asfixia tenebrosa de poder, avanza como una serpiente herida y hambrienta, con el silencio como escuadrón disciplinado, avanza y borra el paisaje, una pizarra muerta blanca va quedando bajo el traje de novia, con la que se ha disfrazado, y su poder se llama nada, todo a quedado en nada, una nada envuelta en sabanas blancas de acolchados terrones de azúcar gasificada.

El aviso no se hizo esperar, el paisaje quedó fantasma, exhibiendo sus siluetas apenas visibles en la cercanía, la humedad enfrío el aire y comenzó un llanto fino y perenne a colarse en el ambiente dormido, aletargado, invadido por esta faz de cortinillas de aire contaminado de tintes blancos que invade a destajo, que calcifica la mirada y deja un rastro invisible de antojo otoñal. Las plantas aplaudieron, las tierras buscaron el mejor asiento ante el espectáculo natural de una invasión aérea sobre sus secas pieles curtidas, todos cerraron filas ante el acontecimiento, y lloraron en compañía el suceso, lágrimas que escurrían los troncos, los tallos y las hojas, era una avanzadilla de un otoño esperado, los caprichos del aire viciado de ternura, el ejército de salvación y renovación de la fe, en la tierra madre, el cuarto elemento y su poder de seducción.

Ahora llueve tiernamente, polvo de agua; pero el manto blanco avalan su intención de refrescar el paisaje, de sellar el pacto de una bendición natural, la alegría colectiva acude a la mirada de un paisaje que se sacude de las tinieblas, alegre de la esperanza de ser atrapados por la pasión de la borrasca, es brillante la luz se oculta tras la cortina blanca, no quiere interrumpir la tregua del llanto, la intención del sueño otoñal y da paso a la gloriosa calma de la parsimonia por imposición del paisaje aletargado de sueños y melancolías.

Ahora recuerdo, esta sensación de regocijo, son vagos episodios de niñez, descalzo, jugando con el agua de las escorrentías, mientras el frío, quería ser amigo y se dejaba acariciar sin molestias, ni abrigos. Recuerdo los caracoles y su abundancia, de pronto, todos aparecían como llamados a una manifestación de trabajo, una zafra de babosas cubriendo todas las paredes y rincones, antenas detectando su espacio y tiempo de revelación.

Ahora recuerdo el cobijo acorazado del hogar, el asilo dormido de la manta, el sueño del letargo sanador, la melancolía de pasajes olvidados, todo tiene memoria, todo se fragua en silencio, es el poder de la niebla, del fantasma de los recuerdos escondidos en la reminiscencia.

 

 

jueves, 9 de octubre de 2025

Algo está pasando en Valsequillo


Estos tiempos confusos que atravesamos en las medianías son reflejos del pasado, calcos de una historia que insiste: los que gobiernan a su antojo y los que resisten los despojos. Es como si ya hubiéramos vivido este mismo hartazgo en otras vidas, un bucle que repite su formato y sacude, una vez más, la génesis de la revolución social.

Aún anonadados en la caverna de la observación —espectadores más que actores—, sentimos agitarse en nosotros esa cansina sensación de “más de lo mismo”: atascos administrativos, falta de lucidez e ideas, compromisos latentes, proyectos sin definir; falta de ética y exceso de complacencia. Pan y circo para el pueblo, dicen los antiguos. En el lenguaje del barrio, significa estar pegados al sillón del poder, con el pasaporte sellado hacia el pelotón de fusilamiento.

Sin embargo, se respiran corrientes de cambio. Se escucha la voz de los otros, el eco que sacude los barrancos. Primero en las sombras, en murmullos de esquina; luego, en la recomposición de los viejos sistemas de defensa democrática. Todo comienza con el poder de la palabra: la iniciativa, la denuncia, los medios. La tertulia, suma de pensamiento y acción; la cultura, motor de diversidad y excelencia; el deporte, impulso de juventud, aspiraciones y retos.

Valsequillo tiene poder y deber. Tiene una tesis y una reflexión: la responsabilidad de generar el cambio. Desde la pluralidad gentilicia, desde la juventud emergente —preparada y digna de asumir los retos—, debe abrirse paso, un nuevo tiempo. Los viejos valores y formas de gestión han de ceder el paso a las virtudes frescas y las acciones honestas. Somos un pueblo de medianías, habituado a la generosidad y el talante. Pero hipotecar nuestro futuro en el juego del favoritismo y el compadreo es dilapidar las oportunidades de un pueblo más digno.

viernes, 3 de octubre de 2025

OTOÑO DE ARADO Y BARBECHO

Aún en la frontera con el alisio, las tierras respiran el otoño crepitante del final de otro ciclo. Son ocres las paletas que embadurnan el paisaje de Valsequillo, y en las frondosas vegas de frutales los pájaros, hartos de fruta madura, aborrecen los atracones, picoteando a destajo, sin provecho, aquí y allá. Revolotean entre ramas de perales e higueras, entre cirueleros mollares del país, cargados de minúsculas ciruelas amarillentas y resilientes, cuya pipa se suelta con facilidad en la boca azucarada de hebras de pulpa.

Los barranquillos guardan la densidad del aire fresco que corre entre las umbrías dormidas al amanecer. Aquí la naturaleza nos recuerda el pasado aborigen: la supervivencia en la frescura del naciente, entre la cueva y el pedregal del risco, donde el ingenio humano aprendió a aprovechar los recursos naturales.

Como en la subsistencia primera, fue la necesidad la que ordenó antes, y la sabiduría de la supervivencia la que sacudió la suspicacia, agudizando el ingenio para vencer a los elementos. Nuestros antepasados explotaron la tierra en armonía laboriosa, escrita en sus genes, adaptándose a las épocas y a las costumbres heredadas. Tradiciones cultivadas en los pasajes del tiempo, donde la mirada engloba los acontecimientos. Ahora, en las tertulias parroquianas, resuena la sentencia: El tiempo está cambiando… Los días se hacen más cortos, amanece antes y más al sur… Las noches refrescan… Observaciones del comportamiento natural: la primera universidad de la vida. Escudriñar el paisaje y sus movimientos, reconocer la sabiduría de la tierra en las expresiones de la luz y los elementos.

lunes, 29 de septiembre de 2025

MALDITO PERRO…


En estas latitudes de medianías, en Valsequillo, hablar del perro maldito forma parte del lenguaje popular. Desde aquel tiempo en que, al Miguelito venerado, se le cruzara en el camino de su santidad, se encumbró como defensor frente al mal y guardián perpetuo de la condición cristiana. Siempre atento a las escaramuzas del enemigo, San Miguel se levanta en la leyenda como figura de continuidad: nacimiento y muerte en un rito de resurrección permanente y de guardia.

San Miguel no busca otra cosa que alejar las tentaciones y acercar la armonía. Para ello, con su lanza ejerce el recuerdo vivo de un legado de discordias, aguijones y resistencias que nunca cesan.

Cuando llegan sus fiestas, el relevo cultural de sus hijos toma la lanza simbólica y escenifica, con acierto, la lucha mitológica. Colectivos del pueblo, jóvenes y creativos, ofrecen una exhibición de arte escénico donde la devoción se funde con la identidad.

Guion, coordinación, vestuarios, talleres artesanales, maquillaje, decoración, iluminación, sonido… todo un despliegue técnico y artístico que, año tras año, mejora cada edición. Así, el pueblo no solo honra a su patrono, sino que revive la leyenda en carne y gesto, renovando la victoria de San Miguel en el carrusel festivo de su memoria.

Este año fue el tiempo quien marcó la escena y el contenido. Un tiempo que se empeña en manipular y apagar, despojando de recursos la comunicación, las relaciones y hasta la esencia misma de la fiesta. Y, sin embargo, la actividad sigue naciendo de la iniciativa altruista de la juventud de Valsequillo, de su inagotable capacidad de superación y encuentro.

martes, 23 de septiembre de 2025

Tiempos de maldad

Mientras la maldad, sigue castigando la franja de Gaza, el mundo descubre aterrorizado la impotencia de las acciones de paz, tan solo las minorías y colectivos aportan la anarquía de la manifestación y el grito a un silencio que nos hace cómplices de nuestros miedos y hartazgo de indiferencia; esta crueldad retransmitida en directo, para los espectadores del mundo, revela las decadencias de los sistemas, incapaces de parar y  buscar soluciones a un exterminio espantoso y manipulado por mal nacidos, dejando sobre la mesa del horror, las caras de los culpables, que se escudan en la confusión y el terrorismo más atroz.

La inmensa mayoría del mundo desconoce, porque está ocurriendo este genocidio controlado; por qué los vaticinios y el destino de un pueblo, tiene que pagar una factura tan brutal por la existencia. Pavoroso e inexplicable como los designios de Dios, que mantiene el perdón para regocijo de los asesinos; esta naturaleza salvaje y confusa de credos y pasiones, no entiende de treguas, ni escatima en dolores. Es una calca del terror en las peores fronteras del ser humano, una pesadilla que contamina las conciencias del mundo, y su impotencia ante la actitud del poder corrupto e intransigente

Cuando despedacen al enemigo inventado; cuando descuarticen la miseria por parcelas, sacaran los trofeos al sol, expondrán sus contribuciones de asesino a sueldo de su propios genes, sin remordimientos, ni culpas, asistirán al reparto de un botín de escombros, por la gloria de sus principios, una nueva profecía de gloria, que vuelven a tintar de sangre inocente los destinos de un mal nacido, los proscritos del planeta, que junto a otras resistencias de la tierra, siguen levantando la bandera de la paz y el atributo divino para su existencia

sábado, 6 de septiembre de 2025

Anoche la pasaste llorando


Anoche te sentí llorar Famara, un llanto de dolor incomodo, algo molestaba tu tranquilidad, cuando lloras los adultos intentamos analizar el dolor; las causas de las molestias, analizar los patrones de reacción; Era la inmadurez intestinal, que a buen analista se manifiesta siempre después de las comidas; cólicos o reflujos ya manejamos el vocabulario técnico de tus maldades. La tragedia es como calmarla, pasearte, sacudirte, darte golpecitos, todas estas mañas comienzan a ser el consuelo de tus lamentos, y los papis se pasan muchas horas caminando y porteando tus dolencias para aliviar y meterte en el reino del sueño, que adormece el dolor y lo desplaza a su función regeneradora.

Te sentí llorar Famara, y las abuelas lloran adentro, tambien… Quiere aliviar tu angustia de bebé; aunque ya tuvieron hijos, su naturaleza materna le araña la sensibilidad. Y aplica los remedios antiguos de las abuelas. La de Valsequillo, te pone sabanitas calientes en la barriguilla; la del Lomo Magullo, te aplica unos rezos para el maldeojos; remedios de abuelas, a veces consiguen aliviarte algo. Un algo que calma el sosiego y alivia el desespero. Mama y Papá, se van curtiendo en tu crianza, convierten su templanza en tranquilidad, permitiendo que la naturaleza humana realice el trabajo de la madurez; te llevan a las revisiones periódicas de pediatría, toman nota de cualquier anomalía o circunstancia; elaboran una hoja de ruta de pronóstico, que ayude a la pediatra analizar síntomas; a descartar patologías asociadas.

Cuando lloras Famara, los que están pendientes de ti, analizan si es dolor o habilidad para llamar la atención de otros bienestares; deducidos por tus manifestaciones activas de bebe maduro y flexible, de mirada “Quiqua” y curiosa, tu pequeño mundo está lleno de motivación y estímulo; muchas de tus actuaciones, giros, movimientos, miradas, son de una graciosa actividad y madurez, por ello todos te observan para entender tus manifestaciones de amor o dolor, de hambre o sueño; una ternura solo al alcance del amor de tus padres y familia cercana.

Como has crecido Famara; tus movimientos agitados a veces, tu mirada con chispa que aun no define el color de tus ojos; entre grises y azul eléctrico, entre océano profundo y universo sin estrellas infinito, la cabecilla la giras con una destreza digna del reflejo activo, le das a tu musculatura infantil el trabajo de fortalecer los pies, en los que ya te irgues; tan solo una semana y media, y algunos ya consideran que te vas a echar a correr, entre macetas y gatos. Otros, que pronto te subirás a cabalgar a lomos de “Marley” ese perro grande que te mira con ternura y que te envía mensajes de responsabilidad

Como aprender a quererte Famara, si ya nos tienes cogidos por tus alegrías y movimientos, ese amor que destilas de la fuente del amor de tus padres; que, a la vez, son el reflejo de la fuente del amor de tu familia; una comunidad sumida en valores y hazañas de historias y continuidad, regalas tantas emociones que solo tu crianza, merece el amor de los tuyos y en eso te aplicas, con naturaleza divina, como una especialista pequeña Famara.

domingo, 31 de agosto de 2025

LA PALMA Esencia y Tradición

 

Pocas veces nos sentimos atrapados en un escenario tan singular como La Palma, isla atlántica de historia y esencia que cautiva al visitante con su naturaleza indómita y espectacular. No en vano fue bautizada como la isla bonita: quien la descubre, siempre siente la necesidad de volver, de recorrerla de nuevo, de adentrarse en sus rincones, su arquitectura, sus bosques milenarios, sus montañas escarpadas y cubiertas de verde, sus dragos que se aferran a acantilados vertiginosos, y sus volcanes que aún respiran el latido interno de la tierra.

La Palma es mucho más que isla verde. Es la tierra de plataneras que, terraza a terraza, descienden hacia el mar; de laderas que se visten de verde para dibujar, en el horizonte, el azul romántico del Atlántico, ese mismo que rompe en espuma blanca contra la costa volcánica y milenaria.

El bosque mágico de sus montañas es manantial de vida. Juega con las nubes, protege la tierra, se envuelve en la penumbra donde apenas se filtra la luz entre ramas que se enlazan como brazos milenarios. Allí la naturaleza se revela como espejo íntimo, como una invitación a reencontrarse con la esencia propia.

El pueblo palmero, guardián de tradiciones, conserva en sus casitas pintadas y en sus fachadas coloniales un aire caribeño, un colorido sencillo y particular que resalta sobre el verde intenso de la foresta. Sus perfiles arquitectónicos, sus tejados y ventanas enmarcadas con gracia pintoresca, hablan de una idiosincrasia única que ha sabido abrazar el pasado sin perder la frescura del presente.

La Palma grita en silencio la grandeza de su bosque milenario, y con la misma fuerza se rebela contra los excesos de la tierra calcinada. Late con la furia y la gracia del volcán, que abre grietas en su piel para recordarnos la fragilidad y la grandeza de la vida.

Es una isla de cielo hecho tierra: poderosa, titánica, superviviente. En ella conviven el alisio eterno, la montaña gigante y el acantilado protector, el fuego latente bajo su piel y la ceniza que fertiliza la esperanza. La Palma es universo y corazón estelar; una visita a ella no solo enamora, sino que obliga a la humildad, a reconocer en sus paisajes y tradiciones la elegancia sencilla de la tierra que nunca deja de renacer.



sábado, 23 de agosto de 2025

LOS DESTELLOS DE FAMARA

Ella mira con una curiosidad golosa, como intentando identificar, lo que se mueve a su alrededor, responde a los estímulos de juego de sus progenitores y familia, a los arrumacos infantiles de los que bajan a comunicarse en un idioma que no está escrito, en comportamiento de adultos. Así creen conectar con su pequeña cabecilla de ideas en ebullición, en estado primario. Ella y sus días de descubrimiento en este mundo exterior; Ya manifiesta dos armas poderosas, de las que conoce su uso y poder: El llanto y la mirada reconocedora. Y es que esos pequeños ojillos melosos e intensos de matices sin definir, esconden una personalidad genética de gran calado; los estímulos a los que someten su enseñanza corresponden a que es ella quien marca la pauta: Comer, dormir, luchar contra su madurez intestinal, mirar con conexión de identificar a sus padres, y el olor corporal que desprende la química con ellos, que le hace sentir segura y dueño de la nave de su infancia, están conmigo por lo tanto mando yo.

Un pedacito de cielo, se encoge en su corazón y palpita con la necesidad de manifestar su vida, de aprender y descubrir, porque está aquí. ¿Por qué le tocó esta familia?: Este regalo, estas sonrisas… Su madurez, va escalando días con puntualidad y fortaleza, con avidez y desarrollo, ya no es la recién nacida de cristal, que parecía romperse con la mirada; va formando sus capas aislantes de crecimiento y piel; estira sus facciones, su pequeño cuerpo de bebé se mueve arqueando y girando su físico, ya descubre sus movimientos. Los de sus pies y manos son activos y constantes, los de su cuello, gira en acuerdo con el sonido que percibe, responde a la voz, buscando con el movimiento, el eco de las palabras o arrullos. Está erguida siempre, por que interpreta esa postura como la mejor para sus consultas y golizneos.

Famara duerme y toda la legión de angelitos le susurran en sueño, ella boca abajo, y con la cabeza girada, a descubierto una posición excelente, para calmar sus digestiones y complacer sus pequeños músculos que ejercita, desde el minuto cero de su despertar. Ahora y en naturaleza de sus cansancios, va estirando sus sueños, más plácidos cada vez y menos oportunos, comienza a descubrir la naturaleza de la adaptación del exterior, encuentra en el intercambio en el placer de medir los tiempos de comer, llorar o dormir. Mientras todos la miran y quieren de esta bondad una hermosa niña que colme la felicidad de los suyos; los relevos generacionales se manifiestan en estos ciclos de creación, Abuelos padres, hijos, nietos y cambió de ciclo. Y así hasta el infinito de la cobertura en la tierra. El aprendizaje es ahora, la explosión del amor infantil, hay que prepararlos para la vida adulta, para fortalecer el pensamiento, la palabra y sus obras.

Famara llegó en la bonanza, en la tecnología, en la bondad y en el ciclo de las entendederas y derroches. Su tiempo -este que pasa tan rápido- ya tiene fecha de expedición, el crecimiento y el desarrollo lo va realizando con nota y etapas, su pronta conexión con los estímulos de la vida le auguran un aprendizaje rápido y tierno, resuelto en una cuna de amor potente y familiar. Famara es hoy dueña de sus destellos y estos flashes de su mirada le marcan el destino de su integridad.

Pedazo de flor encantadora en su expresión de vida. Jardín mimado con amor.

domingo, 17 de agosto de 2025

UN TROCITO DE TI

Hoy observé un trocito de ti

En tu pequeña estructura de carne y hueso, quedó impresa mi ternura de abuelo, ese olor entrañable que desprende tu piel de bebé, tus movimientos, activos, fuertes con la sintonía y viveza de emprendedora. Buscando libertad en una primera manifestación de controlar tus instintos, ejerces y pataleas a resolver los movimientos que te impulsan a descubrir esa sensación de pertenecer a una vida. Atrapas a los seres vivos que te rodean con la imantada energía de ternura que desprendes.

Dedos que enaltecen el andar del camino, jóvenes y aprendices de la escuela, entre manos compara la magia del amor concentrado, la inocencia tierna de la bondad, cuanto cariño despiertas en la mirada, en la intuición de tus genes. Y ahí brillas como llamada a vivir con la cofradía familiar de amor eterno

Hoy observé un trocito de ti

El amor que desprendes criatura, ese misterio que solo obedece al amor ancestral y que llena la tierra de vida en el ciclo de la renovación, eres naturaleza de madre, flor de crianza, sueños de cielos encantados, eres la libertad de la fantasía real, el escaparate de la obra del creador, el modelo a imagen y semejanza de tus congéneres, la tierna humildad del amor.

Hoy observé un trocito de ti

De tus lloros y amamantos, de tus exclamaciones y tentativas, devuelves al estimulo una sonrisa primaria que aprende a satisfacer las miradas, y te enredas en los movimientos en cadena, que te dan la escuela del aprendizaje, ya trepas por los cuerpos que te quieren, ya miras y ves la inmensidad del mundo aquí afuera, ya planeas conquistar ese espacio y entiendes la necesidad de aprender, de observar, de exigir con dolor, de amamantar con hambre, de saciar con esmero

Hoy aprendí un poquito de ti

Que un cuerpo tan pequeño, no puede existir más amor concentrado, que una mirada mas limpia no puede haber más miradas contaminadas, esa cristalina transparencia de bebé, de divinidad en miniatura. Cuanto amor pequeña Famara, cuando amor regalas a los tuyos.

Hoy agradecí a Dios tu existencia

 

FAMARA SE PRESENTA

 

Ya pensaba esta niña, la suerte de vivir en una familia activa, donde la vida es un pulso de inercia constante; su llegada al lomo las Lajas, era esperada, desde mucho antes del engendro, la abuela Estrella soñaba con la nieta; la hija que nunca tuvo, ¡Tantos machos!, le ha condicionado el perfil, aunque su amor sigue intacto por ellos. Una nietilla venía a ser el regalo perfecto de alegría y continuidad. Más de una vez pidió en silencio este regalo, aunque las cosas del querer sean equivalentes en lo real a lo que el destino brinde, siempre creyó en el karma de la justicia y nunca fue tarde para saborear las rosas del camino, su perfume somnoliento era en el recuerdo, un regalo olvidado de juventud

Famara era un juguete de cristal de bohemia; un jarrón chino tallado, la máxima expresión de ternura reflejada en las miradas de los protectores; el reflejo de tantos amores depositados en la unión de dos que se quieren y desean esa primicia de bondad llegó en buenas manos, y consejeros, no faltaron en la tribu, su reinado ya se erigía con aplomo en el condado de los Suárez y Santana. Suárez fueron sus genes por las dos ramas procreadoras y ahora estaba aquí, con deseos de aprender rápido y conocer su camino.

Aquella mañana de Traída del agua, los tambores y cornetas de la banda, no la dejaron descansar, ella intuía que la fiestas de la que había escuchado rumores, suponía una alegría colectiva y venía a ser una especie de tributo al pueblo en su llegada, entonces se uniría en complicidad con la abuela, para que le mostrara sus ancestros y tradiciones, el tamboreo y la fanfarria anunciadora de la marcha mañanera invadió el espacio acústico y sacó de la terraza del barranquillo la regala, a toda la familia; el tío Gaby, tenía la manguera preparada para el bautizo y auxilio del rigor del verano a la muchedumbre manifiesta. La abuela Estrella portaba en manos el tributo de su familia a la comunidad, era la presentación oficial en puerta, con toda la marcha abundante de alegrías compartidas caminando en desfile cuesta abajo.

Famara estaba contenta, con tanta buya; nunca intuyó tal manifestación de alegría, por unos salpicados de manguera, comenzaba a entender el valor del líquido elemento que refrescaba las pieles curtidas y azotadas del calor, y entendía las dos vertientes; La de las tradiciones y el culto al líquido elemento y su traída de la fuente o la acequia, en la necesidad del verano, y la curiosidad de festejar salpicando el liquido elemento como rito de juerga y gratitud tradicional.

Ella no paraba de reír y saludar a los vecinos que la miraban como a un nuevo vecino en la comunidad del Lomo Magullo. Una nieta de gran obsequio familiar, una Simba del futuro reinado de la selva del barrio.  Arriba en el Lomo, bajo la sombra de la buganvilla rosada, dos personajes charlan distendidos -mientras miran en la distancia, el jolgorio y la presentación de Famara- confirmando el pensamiento activo de la profecía de la nueva heredera. Marley como un padre consejero, habla despacio mirando a los ojos de Mate; ella ha venido para reinar, y nosotros pasamos a un segundo lugar, a partir de ahora te debes comportar como un perro, y no como un bebé embrutecido, nuestros protectores quieren que entendamos nuestras nuevas responsabilidades y todo pasa por que madures, Mate. Cuando creo que ya he conseguido que lo entiendas, te vuelves bipolar y actúas sin control, decepcionando a tus dueños, acabaran llevándote a un psicólogo o a una perrera de internado. ¡Aprende tolete! que eres un perro de clase…


sábado, 16 de agosto de 2025

El bosque de los pitones

Y el cielo rural se llenó de pitones amarillos, y mil abejas pulularon sobre sus ramas verdes, que colgaban como faroles encendidos en los días de verano. La imagen que tiñe andurriales y barrancos, es un frenesí de polen sin igual; un festín para las abejas, que ve recuperación laboral en los extras después de la primavera, el rito anual de agasajar al sol, la vida en la tierra canaria.

Ahora los campos son libres de acción y albedrío, la nula actividad sobre las pitas, han hecho reverdecer los bosques de pitones, tras la muerte de la pitera, los nuevos semilleros de pitas jóvenes, complacen la voluntad de su anarquía procreadora, y se reproducen año tras año, como una plaga de color que mantiene los mástiles erguidos de pitones enramando el cielo de las laderas

Ante el desuso de sus cualidades culinarias para los animales domésticos, de hebras de hilo para la artesanía, los menjunjes sanitarios de propiedades curativas. Ya nadie coge las pitas, las desnuca con las piteras de hierro, aquel trabajo artesano, que consistía en arrancarlas desde la base desnucando su tronco y pelando las pencas, para hacerlas comestibles picándolas troceadas como melones, al ganado vacuno. Era una fuente de alimentación constante, que dejó de usarse en detrimento de la naturaleza invasora.

De niños, nos enviaban a localizar los pocos pitones que crecían libres, ya que estaban controlados sus lugares, para usar los palos, rectos de sus troncos, como vigas para techos de chozas, como marcos de madera para las puertas de los alpendes, -estos, después de secarse se mantenían tiesos, aguantando muchos embates del tiempo-, no eran fáciles de destruir, incluso ocuparon nuestras primeras porterías para los campos de futbol del barrio.

Hoy los pueblos y barrios de medianías sureñas, sobre todo en los núcleos rurales donde hubo explotaciones ganaderas, las pitas se han propagado invadiendo todos los espacios antes controlados por el factor humano de su cultivo y explotación. Podemos encontrar núcleos como las riveras de los barrancos de valsequillo, Los mocanes, zona de las chozas, San Roque, Los lomitos, helechal, el Moreno, Montañón o abejera alta, donde su desplaye visual es de auténtica exhibición de bosque de pitones amarillos.

Una belleza que enaltece los veranos isleños y nos recuerdan nuestro pasado agrícola y ganadero, donde la alimentación de las reses, iba más allá de pastos y las pitas eran una golosina complementaria, sin olvidarnos de la naturaleza invasora de su ocupación, al crecer el pitón, muere la pita y deja hijos que continúan el ciclo, como las plataneras. Con la diferencia que la primera apenas necesita agua para su reproducción.

Hoy queda desierto el acto del control de la naturaleza reproductora e invasora y tanto, las tuneras, como pitas suelen ejercer esa naturaleza desbocada en una tierra tan madre como nuestras islas, acariciadas de sol y alisio todo el año. Y con el cartel de no tocar, por su excelente belleza y surtida variedad

 

FIESTAS DE SAN ROQUE - RECUERDOS

 

Hace algunos años que ando desconectado de las fiestas de San Roque, y estos días, que he vuelto por su hermoso valle de palmeras y recuerdos, he podido constatar, que las fiestas de San Roque, no son, ni la sombra de lo que eran, aquellas fiestas de verano y de verbenas extraordinarias, de chiringuitos y cantinas, eran un hervidero de juventudes buscando diversión y amoríos. Al valle de San Roque no faltaba nadie de los núcleos colindantes, Telde y barrios, solana, Higuera canaria, Palmital, La Gavia, Atalaya, y al otro lado todos los barrios de valsequillo que encontraban en esta fiesta un caudal de alegría y festividad sabrosa y veraniega.

Aún recuerdo -en la pubertad- que bajamos andando desde la Gavia, a vivir las fiestas, incluso de niños, nos íbamos caminando al Lomo de la Gavia, a las cuevas de los Picos, con la comida y andando con la familia, para vivir una jornada festiva en la distancia de su plaza y el colorido de sus casetas y las carreras de caballos, Los fuegos artificiales y las verbenas consagraron un escaparate inolvidable de este rincón de valsequillo, que siempre se distinguió como ejemplo de actividad y localización veraniega ineludible.

Recuerdo a D. José Ojeda, -maestro nacional de la escuela de la Gavia- que nos llevaba de visita turística a la embotelladora en los años setenta, para que descubriéramos la fábrica del agua, y luego congregaba al colegio del Valle y jugábamos un partido de futbol en los cercados del palmeral entre ambos colegios; los actos religiosos de primeras comuniones –en las que me incluyo- o las misas de gallo.

Recuerdo montar las cantinas de explotación de tapas y botellines en las noches de verano y estar hasta la amanecida en una fiesta entrañable y activa, Las fiestas de San Roque siempre fueron el reclamo del verano, de los calores de la nostalgia de las verbenas; su excelente plaza que fue creciendo con la ilusión del pueblo trabajador y entusiasta, acabó enmarcada con los testigos mudos que hoy lucen la bendición del santo, el párroco vasco, D. Martín Lopetegui Artola, mandó a plantar los cuatro Laureles de Indias en 1975 y convenció al pueblo, para ampliar y mejorar la plaza, que ha sufrido tres modificaciones, hoy se mantienen erguidos alimentando el pasado de aquellos años de actividad incesante.

Pero recuerdo a mis abuelos contarnos, -primero- moverse en las fiestas y luego ir tras la postguerra Civíl a montar los ventorrillos de tortillas y garapiñadas, la gran afluencia de público que acudía a las fiestas, la hacían ineludibles en las fechas del verano, desde todos los rincones estaba la visita programada. Mi tía, la primera hija de mis abuelos de la Gavia, aparece registrada hace 85 años en la sacristía de la Iglesia, como la primera niña que se bautizó en la parroquia. Rosa Ramirez Suárez.

Hoy estuve en las fiestas y todos son recuerdos, volví a encontrar en los laureles el sopor refrescado del verano, y la nostalgia de otros tiempos mejores, donde San Roque, imperaba sobre el valle la condición de las fiestas más importantes de Valsequillo, una fachada anclada y sola bajo un cielo de banderines tristes de lo que, en otro tiempo, fue un semillero de alegría incomparable.

Hoy San Roque vive la jubilación de su recuerdo y todos los símbolos que la mantuvieron como coloso festivo de verano, se mantienen en la memoria, de los que hemos cumplido años.


jueves, 7 de agosto de 2025

VERANO AGITA

La luz se acerca a la tierra en su dimensión más próxima al ecuador, la temperatura sube sacudiendo la corteza y su vida; desde tiempos inmemoriales estos ciclos veraniegos, cumplían el requisito del tiempo en la traslación, y ejercía el termómetro de las estaciones para la vida en el planeta. Estas vueltas largas que da el mundo y nos lleva acumular tiempo vivido, nos hace más filósofos de la observación y de las partituras del tiempo.

El ser humano tiene la tendencia a vivir con prisas o arraigo, y en esa vocación sin notario, el recuerdo, graba las imágenes de una felicidad etérea, que transita a la velocidad de su emergencia por la vida. Estas prisas desencadenan la inestabilidad de saberse vulnerable a los cambios. Inestable a los acontecimientos provocados; No andamos rápidos por naturaleza, andamos muchas veces sin rumbo, por la inercia que nos generan otros y en estos pensamientos que analizamos desde la templanza o la observación cotidiana; interpretamos lo que, de verdad, importa, lo que de verdad nos protege de lo errante. Y el valor más cotizado de este estoicismo, es la familia: La paz del hogar, y la burbuja de tus sueños programados, la charla, la constancia, la libertad, el análisis y las vivencias de los recuerdos como cultivo excepcional de la vida.

Ni los cálculos más cercanos a mis pensamientos, podían susurrarme que sesenta y dos años después de mi aterrizaje en este planeta, se convirtieran en el día a día de las celebraciones por la vida. Una cascada de sensaciones como cosechas de sensaciones por el aprendizaje, que de alguna manera avalan, esa inversión de lo existido acorde al pensamiento labrado; todo comienza con el existencialismo y transcurre en un estado de objetivos a resolver; canalizar toda esa explosión de vida y juventud inexperta, es un trabajo agotador que enfoca el orden de las prioridades en la vida, -ese vestirse despacio, que tengo prisa- avanzar en los estadios del crecimiento personal e intelectual; experimentar, proteger y luchar por el bienestar de los nuestros. Los tiempos existenciales, lo llaman la tesis de la vida; la filosofía de cada uno de vivir en relación a sus conocimientos y actuaciones, bajo la premisa de su control. Habrá un nombre para todo, una expresión o corriente. Mejor una reflexión autodidacta, del querer y el poder del goce equilibrado.

Estos derroteros a los que me lleva el pensamiento es el acumulado de las actuaciones: La literatura, la experiencia y el conocimiento; la curiosidad siempre fue el arma más poderosa de la iniciativa, el desarrollo; la emoción contenida en compartir las vivencias y currarse los objetivos. Sin embargo, con lo que no contaba en las empresas de actuación era con las pasiones encontradas, una especie de abono al cultivo y el sentimiento de expresar con libertad el pensamiento, siempre con el criterio justificado de no renunciar a lo que importa y apetece.

Esta mañana mi pensamiento viaja encapsulado, al pensamiento de mis genes a través del futuro inminente; ese viaje misterioso que comienza hace mas de sesenta años con mi nacimiento y que continúa a través de mi hija María y mi nieta Famara, el último retoño de este árbol de vida y cuidados. Esta vez, mi mirada hacia adelante no olvida el pasado analizado de mis genes, que me trajeron hasta aquí, en ese movimiento de traslación y evolución temporal constante, que nos hace participes de la vida como una luz que habita en el espacio tiempo de las constelaciones. Somos ese polvo de estrellas con identidad capaz de imaginar el colapso del universo en relación a nuestra exactitud

 

miércoles, 6 de agosto de 2025

LA ROMERIA DEL PUEBLO

Estos días de agosto soleados, hay mucha algarabía por el pueblo, cuando viajo en el coche de los papas, ver el cielo lleno de banderas de colores y ornamentos festivos de actividad en el pueblo, escuchó a papá hablar de una romería y una traída del agua; todo tiene una sintonía alegre y festiva, deber ser que los vecinos se ponen de acuerdo para celebrar algo especial, porque todas las calles están llenas de banderas que se agitan al viento, creando una alegría visual muy bonita.

Yo escuché a los abuelos, que estaban preparando una exhibición ornamental en el balcón de la terraza de la casa, que es como un escaparate al visitante; de culto a las fiestas y a las tradiciones. Mi abuela Estrella tiene buen gusto, tiene una terraza que parece un escenario de pueblo, muy bien decorada con Tinajas de barro, banderas, traperas, y elementos tradicionales que no conozco bien, pero que adivino que tienen relación con la celebración. Adivino que mi padre quiere participar más activamente con las fiestas, pero debo ser yo, quien le condiciona en el cuidado y ayuda a mamá. Creo que él cuando era pequeño, vivió muchos momentos felices en este pueblo; lo digo, porque tiene muchos amigos que lo llaman y aprecian. Papá es un tipo activo y siempre valiente con la vida con una percepción extraordinaria de la realidad, tiene un amor especial con mamá, algún día me contará esa historia de amor.

Este pueblo debe ser muy añejo, pues detecto muchas casas viejas; edificios antiguos que están en ruinas, y la naturaleza a invadido sus espacios laborosos de otros tiempos. Llenando todo de malezas y vegetación invasora; muchos techos se han caído derruidos por la falta de cuidados. Adivino que sus antepasados han desaparecido y probablemente los herederos de su legado no han querido recuperarlo, aunque en los pueblos, se habla mucho de no ponerse de acuerdo en las herencias y pleitos familiares por esos legados materiales. Espero que, en mi familia, no haya esa falta de empatías y protectorados. Mi casa, de la que todavía tengo poca visión de situación se encuentra en lo alto de un lomo, llamado Lomo las lajas, por que las rocas son minerales duros y planos que se usan mucho en la construcción o decorados de fachadas o calles; esto hace que excavar la roca sea complicado por su dureza, entonces los habitantes que han hecho en esta zona sus viviendas se han ido adaptando al terreno.

Esta casa que habito era de los bisabuelos paternos, según papa, fue comprada en el pasado por capricho de los “bisa” que se habían enamorado de un lugar tan entrañable y vistoso como esta zona; vistoso por el balcón natural que da a dos vertientes, hacia el sur al barranco de la Palma o del Tundidor y a los picos, Y al norte al amplio valle  que se rodea de montañas y planicies, y que sube hacia las cumbres o valsequillo; la verdad que es un lugar increíble de belleza descriptiva que cuando crezca, descifraré al detalle, pues acabaré preguntando todo lo que veo como un deber de vecindad.

Pronto aprenderé a esta nueva vida que me aplican, de momento solo quiero comer y dormir y analizar lo que capto, hasta saber si me puedo soltar hablar y preguntar todas las dudas que me asaltan con tantas cosas alrededor. Hay que ver…

 

A CASA DE LOS ABUELOS VALSEQUILLO

 

Mamá me comentó aquella mañana mientras me daba la teta, que visitábamos la casa de los abuelos, que conocería un poquito mejor su hogar de Valsequillo, aquella casa le hizo muy feliz en su infancia y guardaba un recuerdo tan especial de ello, que volvía siempre alegre de conectar con su pasado y su gente. Allí creció, jugó con la tía carla, y el tío Pablo, con el hermano Miguel, aunque eran primos; siempre habían sido hermanos, pues en la infancia que se criaron y los juegos que compartieron los hermanaron. Aquella felicidad conexa, fue lo que sentí yo. Si yo. -tan pequeñita y poca cosa- pero mis pensamientos siempre activos descubrían, enlazaban y maduraban a una velocidad increíble, -Es verdad, que los mayores no se dan cuenta de esta situación, tan anómala en los bebes- nuestro problema es que no podemos hablar todavía, por que tenemos que madurar la escucha, y fortalecer la garganta y los pulmones, por que yo tengo vocabulario y una inteligencia para comunicarme, aunque no me escuchen más que llorar. Sé lo que quiero, lo que me gusta, lo que me molesta…

La casa de los abuelos es muy bonita, y está llena de ruidos, y música y se escuchan pájaros, que cantan descocidos; como si estuvieran muy alegres, luego la familia se priva toda de verme; todos me quieren achuchar, a veces me siento agobiada, con tanto cariño, pero yo los quiero igual. Me zarandean con palmaditas en la espalda, me hacen muecas y dicen frases raras, “Como anda mi tesoro”, “Que niña más linda” y las frases están bien; pero cuando ponen muecas y cara de tontos para hacerme gracia, me pongo indiferente; se que son mayores y quieren hacerme roncerías, carantoñas y payasadas, pero a mi me da igual; es una comunicación de mayores que no acabo de comprender, espero que en la vida real no se comporten así, haciéndole arrumacos a todo el mundo, es como si quisieran ser tan pequeños como yo. ¿no habrán pasado bien su infancia?

Me encanta la casa de los abuelos, es luminosa y tan acogedora, se siente uno en un lugar especial, llena de elementos que la hacen amable y el patio de la fuente con su melodía del chorro de agua, es muy hermoso, allí dice la familia que se pasan los mejores momentos de su vida. Compartiendo experiencias; charla y sonrisas, todos los que llegan a casa tienen piropos para el patio; algo que advertí tan pequeña, es que cuando todos hablan y ríen en alta voz; los pájaros quieren imitarlos y se ponen a cantar descocidos con unos gorgoritos que parece que se van asfixiar, son tremendos cantores; desconozco si lo que les incita, es el sonido del agua de la fuente golpeando en cascada la piedra, o es el tono de voz con el que todos se quieren comunicar a la vez, pisándose a veces las conversaciones. Si es verdad que tengo dos familias tremendas; Abuelos maternos y abuelos paternos dice mi mama, que se llaman así, cuando me quiero referir a los padres de mama o papá.

Abuela me cogió en brazos y con su simpática sonrisa me llevó en volandas a visitar la casa de carla, que era la casa antigua del bisabuelo. Está al lado, justo; allí en Valsequillo viven todos en comunidad, y vas pasando de un patio a otro, de una estancia a otra, y todo está conectado por pasillos, plazoletas y plantas florales muy bonitas, hay muchos más espacios que desconozco y ya iré descubriendo en futuras visitas. De momento me encanta este lugar, es como la casa de los otros abuelos paternos, todo tiene una armonía para disfrutar con la familia. Que bueno, que orgulloso estoy de mi familia.

Es verdad que ahora que pienso; en una escucho ladrar perros y en otros trinos de pájaro, Que curioso los animales forman parte importante de nuestras vidas.


viernes, 1 de agosto de 2025

LA CASA ES ENORME


La luz que entraba a través de unos ventanales que dejaban ver el cielo azul, era muy potente, la estancia estaba decorada con un techo alto y una pantalla enorme, en el pretil lateral, se mostraba una fila unida de jarrones de barro, que  lucían como trofeos, habían unas escaleras antiguas que subían a un pequeño corredor dando a la entrada de la habitación alta de la casa, el resto era patio y luz, aquel lugar daba la sensación de ser otro salón abierto a la distribución del resto de la casa, pues se advertía al fondo la cocina, en un lateral el baño y otra habitación; que mis padres me mostraron pausadamente, mientras me hablaban del lugar que habían acondicionado para mí llegada. Afuera tras el cristal, pude ver dos gatos; como dos mascotas animales, que se ponían en dos patas apoyados en el cristal de la puerta reclamando la atención de mis padres, y más allá en la terraza exterior había una jaula de pajarillos que sentía piar como si nos estuvieran saludando o dando la bienvenida a la nueva inquilina.

A mi aquel salón abierto de luz, me encantó, daba la sensación de estar al aire libre de la calle, por la altura del techo y la luminosidad que dejaba pasar las cristaleras. Mis padres se sentían muy bien después de los días en el hospital tan incomodos y ausentes, de esto que escuche llamar “dulce hogar” volvía a llorar, sin causa, era como si aliviara mi alegría de haber llegado a casa, claro no podía hablar, porque no me salía la voz, solo el pensamiento, - comprendía muchas cosas y divagaba- ensayaré con el llanto, me escucho y emito ese ruido, que no se parece en nada a lo bien que hablan mis padres, espero me enseñen pronto. Aunque las señoras mayores que me vienen a ver de vez en cuando dicen que el aprendizaje dura toda la vida hasta desaparecer, luego te comunicas en otra dimensión, pero solo cuando seas sabio, y yo todavía no se ni como estoy aquí y todas las cosas que necesito aprender.

LA TIERRA PRIMIGENIA

La llegada al pueblo fue el sinónimo emocionante del dulce hogar, escapar después del tormento del parto y las primeras adaptaciones y alegrías de la bienvenída, y refugiarte en el castillo, sentir su poder protector, recibir el arropo de nuestros antepasados con la ternura de la buena nueva; aquel lugar encantado de obras recientes, era un fuerte medieval, de paredes gruesas y cal blanca; Entrabas a través de una enorme nave donde el sonido del viento y la temperatura del aire, acompasaban el espacio inmenso, que se abría a unos ventanales que miraban al mar sobre los árboles y el horizonte. patio de luz enorme, años después, comprendí que era un garaje para meter los carros de dos y cuatro ruedas de mis padres. En la primera experiencia -fue genial- apenas si me dejaban ver a través de la mantilla calada y aquella enorme cesta de seguridad en la que me llevaban en volandas por los pasillos, las luces se cruzaban encima de mi cabeza como las rayas discontinuas debajo de los coches por la autopista, cada equis segundos, que no podía calcular por el factor espacio tiempo inmadurez, se asomaban a mirarme caras y ojos conocidos,- mis padres, por supuesto, deduje- sonrisas alegres de satisfacción, sentía su felicidad, como si me hubieran rescatado de algún lugar incomodo, -como si me recogieran de algún lugar donde se regalaban niños, a padres deseosos de amor y complicaciones.

sábado, 26 de julio de 2025

LA CONEXION DE DOS MUNDOS

La abuela Carmen descansaba hacía más de un mes de su marcha, en vida regaló armonía y paz a los suyos y en esa tesis de cariño y sentir materno, transmitió ese misticismo de Sajorín a su nieta. Un día este buen samaritano con sensibilidad especial, le llevó encapsulado en una grabadora el único regalo en vida de su biznieta.

Mamá aún tenía momentos de lucidez que aproveché para manifestarle aquel detalle, le dije; quiero hacerte un regalo especial mamá. Solo quiero que escuches el futuro, tu futuro en esta tierra… la continuidad de tus genes. Pon atención, subí el volumen del sonido y en el silencio del viejo hospital San José, comenzó una orquesta especial a bombear sonidos del cuerpo, a martillar a latir, tumplump… tumplump. Tumplump… Una secuencia constante y fija, una vida en la placenta, latiendo. La cara de la bisabuela, cuando le comentaba que su nieta le había grabado el sonido del corazón de Famara. Era una cara de niño mirando un fenómeno astrológico de dimensiones extraordinarias. Aquella mujer antigua recibió el más bello regalo del cielo. Escuchar a su biznieta viva. Famara sin saberlo, se había comunicado con su bisabuela viva.

LA NOTICIA LLEGA A VALSEQUILLO

Los ecos que viajan en la noche, avanzan más por el silencio y la oscuridad, eso debió pensar los receptores de las noticias del nacimiento de Famara, que nadie se explica, ni como, ni cuando, volaron las noticias. Cuando la noticia llegó a Valsequillo, los duendes en la noche ya habían hecho el trabajo del recado, el tío Miguel tumbado en la cama, a medio dormir entre el sueño y la película miraba al techo en ese momento, cuanto un Shuppp. ¡Entró por el móvil, iluminándolo, era un sonido diferente el que había seleccionado días antes, para el grupo de Papis; el teléfono rojo del directo! Observó el mensaje que había mandado su madre, y sonrió esplendido, por fin tenía una sobrina: Famara, de carne y hueso, esto aceleraba su pensamiento, que enviaba señales a su tiempo, y se alegraba del destino de los suyos.

LA NOTICIA CORRE

La noticia de que Famara nació, la trajo el panadero moderno del Whatsap, primero. La inmortalizó en unas fotos maravillosas la tía Carla, en la sala de parto, captó las tres miradas de reconocimiento, la primera expresión de la criatura; con la madre y el padre sobrecogidos y emocionados de tanta dicha. Un regalo envuelto en sonrisas y humanidad. Luego la noticia corrió por los pasillos del hospital, tropezó en las puertas y abrió los corazones ávidos de los que afuera; tíos y abuelos esperaban saber si en la madrugada del apóstol Santiago -hermano de Jesús- había sucedido el milagro. Y la luz que irrumpió en sus corazones peregrinos fue de alegría inmensa y de amor.

HOLA FAMARA

 

María cogió con las dos manos a su bebe y acabo de alumbrarlo, lo levanto y llevó a su pecho con infinito cuidado y ternura. Aquel ser maravilloso había salido de sus entrañas y miraba a mamá emocionada de ponerle cara a los susurros que escuchaba en su placenta, ese cruce de miradas es el mayor regalo del mundo, dar vida es el milagro que se repite cada día en la humanidad y siempre será la máxima expresión de belleza de la grandeza de Dios: Amor y vida. Bienvenída Famara. Todos miraban a Famara como si fuera un ser venido de otra galaxia, su pequeña figura bien esculpida solo tenía ojos y curiosidad, por reconocer el exterior de su nave nodriza; el primer símbolo de libertad se acaba de desatar, el mundo es tuyo deja que te guie, -pensaba su padre-; cuanto amor concentrado en una personita tan diminuta.

Este momento emocionante que marca la vida de cualquier agraciado; es una exaltación indescriptible, tanto a la muerte, como la vida, son ciclos tan rotundos como absolutos en los que la voluntad humana cuestiona su existencia y la grandeza del Dios supremo de amor. Recibir en la comunidad a un nuevo miembro es una exaltación de ese valor de la existencia y el ciclo que arranca destilando el proceso de crecer, aprender y vivir con la plenitud y la educación que recibas y percibas, harán de ese camino la experiencia de todo ser humano en su gloria; estas aquí y tienes un destino, encuéntralo; le susurraba el abuelo, mientras la ternura de las abuelas, le trasladaban a su pasado en la experiencia de haber dado fe a quien ahora repite la magnitud del milagro: Vida de mi vida, amor de mi amor.

viernes, 25 de julio de 2025

UNA NOCHE ESPECIAL

Una tarde ventosa; afuera en el patio del Garaje los sonidos del viento juegan hacer música de chelos, en cuanto abran las puertas; el eco despeja al silencio y se deja invadir por los susurros del viento, de primeras corren aires de fiesta por el Lomo las lajas, hay banderas de colores que se agitan en liñas colgadas, casas viejas de las que tienden aun tejados antiguos y que denota un pasado esplendoroso de vecindad, una vegetación desigual, sin control de espacios; una anarquía natural de explosión donde todos intentar ganar terreno, en barranquillos, laderas y llanos; es una lucha por la ocupación completa, sin orden, ni concierto.

CUATRO ABUELOS EN PREPARTO

Aquellos dias que todo se aceleraba por unas circunstancias obvias: Las contracciones de mama, la obra de la casa; el Garage que se convirtió en nave, y que ya sus nuevas puertas con hueco gigante, - acabó bautizado, como la nave- le dio otra nueva dimensión a la recepción del castillo encantado de Famara. Papa nunca había corrido tanto y su energía constructora era directriz y animador de los acontecimientos, Los perros y sus travesuras, los gatos y sus caprichos, la ampliación de la terraza trasera; levantamiento del muro de contención y límites de la construcción; los vecinos tormentos y benevolentes, un caos medio ordenado, a los que no faltaba el humor de unos y los gritos de otros, mientras tú Famara, buscabas el hueco donde apresurar tus prisas, Mama, se portó maravillosa, con un sufrimiento controlado, sabes que tenía una de aquellas antiguas apps, para llevar el control de tus contracciones y dilatación.

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