Ya pensaba esta niña, la suerte de vivir en una familia activa, donde la vida es un pulso de inercia constante; su llegada al lomo las Lajas, era esperada, desde mucho antes del engendro, la abuela Estrella soñaba con la nieta; la hija que nunca tuvo, ¡Tantos machos!, le ha condicionado el perfil, aunque su amor sigue intacto por ellos. Una nietilla venía a ser el regalo perfecto de alegría y continuidad. Más de una vez pidió en silencio este regalo, aunque las cosas del querer sean equivalentes en lo real a lo que el destino brinde, siempre creyó en el karma de la justicia y nunca fue tarde para saborear las rosas del camino, su perfume somnoliento era en el recuerdo, un regalo olvidado de juventud
Famara
era un juguete de cristal de bohemia; un jarrón chino tallado, la máxima
expresión de ternura reflejada en las miradas de los protectores; el reflejo de
tantos amores depositados en la unión de dos que se quieren y desean esa primicia
de bondad llegó en buenas manos, y consejeros, no faltaron en la tribu, su
reinado ya se erigía con aplomo en el condado de los Suárez y Santana. Suárez
fueron sus genes por las dos ramas procreadoras y ahora estaba aquí, con deseos
de aprender rápido y conocer su camino.
Aquella
mañana de Traída del agua, los tambores y cornetas de la banda, no la dejaron
descansar, ella intuía que la fiestas de la que había escuchado rumores,
suponía una alegría colectiva y venía a ser una especie de tributo al pueblo en
su llegada, entonces se uniría en complicidad con la abuela, para que le
mostrara sus ancestros y tradiciones, el tamboreo y la fanfarria anunciadora de
la marcha mañanera invadió el espacio acústico y sacó de la terraza del
barranquillo la regala, a toda la familia; el tío Gaby, tenía la manguera preparada
para el bautizo y auxilio del rigor del verano a la muchedumbre manifiesta. La
abuela Estrella portaba en manos el tributo de su familia a la comunidad, era
la presentación oficial en puerta, con toda la marcha abundante de alegrías compartidas
caminando en desfile cuesta abajo.
Famara
estaba contenta, con tanta buya; nunca intuyó tal manifestación de alegría, por
unos salpicados de manguera, comenzaba a entender el valor del líquido elemento
que refrescaba las pieles curtidas y azotadas del calor, y entendía las dos
vertientes; La de las tradiciones y el culto al líquido elemento y su traída de
la fuente o la acequia, en la necesidad del verano, y la curiosidad de festejar
salpicando el liquido elemento como rito de juerga y gratitud tradicional.
Ella
no paraba de reír y saludar a los vecinos que la miraban como a un nuevo vecino
en la comunidad del Lomo Magullo. Una nieta de gran obsequio familiar, una Simba
del futuro reinado de la selva del barrio.
Arriba en el Lomo, bajo la sombra de la buganvilla rosada, dos
personajes charlan distendidos -mientras miran en la distancia, el jolgorio y
la presentación de Famara- confirmando el pensamiento activo de la profecía de
la nueva heredera. Marley como un padre consejero, habla despacio mirando a los
ojos de Mate; ella ha venido para reinar, y nosotros pasamos a un segundo
lugar, a partir de ahora te debes comportar como un perro, y no como un bebé embrutecido,
nuestros protectores quieren que entendamos nuestras nuevas responsabilidades y
todo pasa por que madures, Mate. Cuando creo que ya he conseguido que lo
entiendas, te vuelves bipolar y actúas sin control, decepcionando a tus dueños,
acabaran llevándote a un psicólogo o a una perrera de internado. ¡Aprende
tolete! que eres un perro de clase…
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