Mamá
me comentó aquella mañana mientras me daba la teta, que visitábamos la casa de
los abuelos, que conocería un poquito mejor su hogar de Valsequillo, aquella
casa le hizo muy feliz en su infancia y guardaba un recuerdo tan especial de
ello, que volvía siempre alegre de conectar con su pasado y su gente. Allí
creció, jugó con la tía carla, y el tío Pablo, con el hermano Miguel, aunque eran
primos; siempre habían sido hermanos, pues en la infancia que se criaron y los juegos
que compartieron los hermanaron. Aquella felicidad conexa, fue lo que sentí yo.
Si yo. -tan pequeñita y poca cosa- pero mis pensamientos siempre activos
descubrían, enlazaban y maduraban a una velocidad increíble, -Es verdad, que
los mayores no se dan cuenta de esta situación, tan anómala en los bebes-
nuestro problema es que no podemos hablar todavía, por que tenemos que madurar
la escucha, y fortalecer la garganta y los pulmones, por que yo tengo vocabulario
y una inteligencia para comunicarme, aunque no me escuchen más que llorar. Sé
lo que quiero, lo que me gusta, lo que me molesta…
La
casa de los abuelos es muy bonita, y está llena de ruidos, y música y se escuchan
pájaros, que cantan descocidos; como si estuvieran muy alegres, luego la
familia se priva toda de verme; todos me quieren achuchar, a veces me siento
agobiada, con tanto cariño, pero yo los quiero igual. Me zarandean con
palmaditas en la espalda, me hacen muecas y dicen frases raras, “Como anda mi
tesoro”, “Que niña más linda” y las frases están bien; pero cuando ponen muecas
y cara de tontos para hacerme gracia, me pongo indiferente; se que son mayores
y quieren hacerme roncerías, carantoñas y payasadas, pero a mi me da igual; es
una comunicación de mayores que no acabo de comprender, espero que en la vida
real no se comporten así, haciéndole arrumacos a todo el mundo, es como si quisieran
ser tan pequeños como yo. ¿no habrán pasado bien su infancia?
Me
encanta la casa de los abuelos, es luminosa y tan acogedora, se siente uno en
un lugar especial, llena de elementos que la hacen amable y el patio de la
fuente con su melodía del chorro de agua, es muy hermoso, allí dice la familia
que se pasan los mejores momentos de su vida. Compartiendo experiencias; charla
y sonrisas, todos los que llegan a casa tienen piropos para el patio; algo que
advertí tan pequeña, es que cuando todos hablan y ríen en alta voz; los pájaros
quieren imitarlos y se ponen a cantar descocidos con unos gorgoritos que parece
que se van asfixiar, son tremendos cantores; desconozco si lo que les incita,
es el sonido del agua de la fuente golpeando en cascada la piedra, o es el tono
de voz con el que todos se quieren comunicar a la vez, pisándose a veces las
conversaciones. Si es verdad que tengo dos familias tremendas; Abuelos maternos
y abuelos paternos dice mi mama, que se llaman así, cuando me quiero referir a los
padres de mama o papá.
Abuela
me cogió en brazos y con su simpática sonrisa me llevó en volandas a visitar la
casa de carla, que era la casa antigua del bisabuelo. Está al lado, justo; allí
en Valsequillo viven todos en comunidad, y vas pasando de un patio a otro, de
una estancia a otra, y todo está conectado por pasillos, plazoletas y plantas
florales muy bonitas, hay muchos más espacios que desconozco y ya iré descubriendo
en futuras visitas. De momento me encanta este lugar, es como la casa de los
otros abuelos paternos, todo tiene una armonía para disfrutar con la familia.
Que bueno, que orgulloso estoy de mi familia.
Es
verdad que ahora que pienso; en una escucho ladrar perros y en otros trinos de pájaro,
Que curioso los animales forman parte importante de nuestras vidas.
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