La
evidencia que los tiempos cambian el paisaje cuando comienza a tocarse el
verano, se manifiesta visualmente, además en la vida de los insectos y sobre
todo en los movimientos de los animales más pequeños, con exaltación de las legiones
de hormigas, mosquitos, avisperos, que comienzan sus zafras veraniegas con el anhelo
de hambruna y supervivencia. A estas colecciones de insectos del amplio abanico
de la naturaleza, se van envalentonando las nuevas plagas que ya avanzan en el
territorio como castigo bíblico. Las serpientes, que si bien a la chita
callando, van creciendo en tamaño y reproducciones, comienzan a ocupar un territorio
a una velocidad preocupante, desestabilizando el equilibrio medioambiental y
generando una nueva versión de incomprensión.
Recordemos
que un problema simple se puede convertir en una calamidad incontrolable, para
cuando aplicaremos otros parches, ya el inconveniente a superado las
previsiones, y esto viene a colación de la información sobre el control de la
naturaleza tan frágil y susceptible de las islas. –Recuerden la ardilla en
Fuerteventura, el rabo gato, etc.- Sabemos que el tema puede ser delicado por
el trato erróneo que se pueda producir, pero debe haber un escaparate permanente,
no solo en las webs oficiales, si no en los bandos o pasquines antiguos que
llegaban a los pueblos o barrios, en los colegios, solicitando la colaboración ciudadana
y cómo actuar. La naturaleza está siendo custodiada y observada, pero también
violada y castigada por impropios y las decadencias humanas, que creen que todo
el campo es orégano, recuerda la frase popular.
Si
de repente nos empeñamos en exaltar las maravillas naturales y no seguimos el
procedimiento de respeto y control. Acabamos prostituyendo y machacando zonas,
tan solo por la simplonería de las masas. El proceso de alarma post verano debe
ser de conciencia hacia el invasor, el novelero que no ha descubierto sus
alrededores y de repente le entra sed tras el postureo y el foto shop subir al Roque
Nublo a descubrir sus vistas como si aquello, fuera una nueva panacea del descubrimiento.
Desde luego las previsiones del control sobre el territorio, necesitan salir
del armario y concienciar desde los colegios y lugares públicos sobre una línea
directa constante ante las épocas veraniegas. Si a esto se le añaden las sequías
y a una permisividad en el derroche turístico. Iremos de mal en peor.
La
nueva campaña anti incendio del gobierno del gobierno de Canarias de limpieza en
los alrededores de nuestras casas de campo, está muy bien, pero eso no exime el
resto de procedimientos del sentido común, que deben tenerse en cuenta según
las épocas y necesidades y durante todo el año. Las patrullas de control sobre el
territorio y de información sobre la población debe ser reflexivo y activo y
poner los medios al alcance de los ciudadanos, no la duda en sus actuaciones. La
acción pasa por el canal de información de los municipios a través de sus ayuntamientos
y concejalías. No como una perreta más de la programación de cada verano, si no
como conciencia ciudadana de una urgente necesidad de cuidados y sentido común.
Que ya están tardando en aplicar ante el que viene rotando a granel.