domingo, 31 de agosto de 2025

LA PALMA Esencia y Tradición

 

Pocas veces nos sentimos atrapados en un escenario tan singular como La Palma, isla atlántica de historia y esencia que cautiva al visitante con su naturaleza indómita y espectacular. No en vano fue bautizada como la isla bonita: quien la descubre, siempre siente la necesidad de volver, de recorrerla de nuevo, de adentrarse en sus rincones, su arquitectura, sus bosques milenarios, sus montañas escarpadas y cubiertas de verde, sus dragos que se aferran a acantilados vertiginosos, y sus volcanes que aún respiran el latido interno de la tierra.

La Palma es mucho más que isla verde. Es la tierra de plataneras que, terraza a terraza, descienden hacia el mar; de laderas que se visten de verde para dibujar, en el horizonte, el azul romántico del Atlántico, ese mismo que rompe en espuma blanca contra la costa volcánica y milenaria.

El bosque mágico de sus montañas es manantial de vida. Juega con las nubes, protege la tierra, se envuelve en la penumbra donde apenas se filtra la luz entre ramas que se enlazan como brazos milenarios. Allí la naturaleza se revela como espejo íntimo, como una invitación a reencontrarse con la esencia propia.

El pueblo palmero, guardián de tradiciones, conserva en sus casitas pintadas y en sus fachadas coloniales un aire caribeño, un colorido sencillo y particular que resalta sobre el verde intenso de la foresta. Sus perfiles arquitectónicos, sus tejados y ventanas enmarcadas con gracia pintoresca, hablan de una idiosincrasia única que ha sabido abrazar el pasado sin perder la frescura del presente.

La Palma grita en silencio la grandeza de su bosque milenario, y con la misma fuerza se rebela contra los excesos de la tierra calcinada. Late con la furia y la gracia del volcán, que abre grietas en su piel para recordarnos la fragilidad y la grandeza de la vida.

Es una isla de cielo hecho tierra: poderosa, titánica, superviviente. En ella conviven el alisio eterno, la montaña gigante y el acantilado protector, el fuego latente bajo su piel y la ceniza que fertiliza la esperanza. La Palma es universo y corazón estelar; una visita a ella no solo enamora, sino que obliga a la humildad, a reconocer en sus paisajes y tradiciones la elegancia sencilla de la tierra que nunca deja de renacer.



sábado, 23 de agosto de 2025

LOS DESTELLOS DE FAMARA

Ella mira con una curiosidad golosa, como intentando identificar, lo que se mueve a su alrededor, responde a los estímulos de juego de sus progenitores y familia, a los arrumacos infantiles de los que bajan a comunicarse en un idioma que no está escrito, en comportamiento de adultos. Así creen conectar con su pequeña cabecilla de ideas en ebullición, en estado primario. Ella y sus días de descubrimiento en este mundo exterior; Ya manifiesta dos armas poderosas, de las que conoce su uso y poder: El llanto y la mirada reconocedora. Y es que esos pequeños ojillos melosos e intensos de matices sin definir, esconden una personalidad genética de gran calado; los estímulos a los que someten su enseñanza corresponden a que es ella quien marca la pauta: Comer, dormir, luchar contra su madurez intestinal, mirar con conexión de identificar a sus padres, y el olor corporal que desprende la química con ellos, que le hace sentir segura y dueño de la nave de su infancia, están conmigo por lo tanto mando yo.

Un pedacito de cielo, se encoge en su corazón y palpita con la necesidad de manifestar su vida, de aprender y descubrir, porque está aquí. ¿Por qué le tocó esta familia?: Este regalo, estas sonrisas… Su madurez, va escalando días con puntualidad y fortaleza, con avidez y desarrollo, ya no es la recién nacida de cristal, que parecía romperse con la mirada; va formando sus capas aislantes de crecimiento y piel; estira sus facciones, su pequeño cuerpo de bebé se mueve arqueando y girando su físico, ya descubre sus movimientos. Los de sus pies y manos son activos y constantes, los de su cuello, gira en acuerdo con el sonido que percibe, responde a la voz, buscando con el movimiento, el eco de las palabras o arrullos. Está erguida siempre, por que interpreta esa postura como la mejor para sus consultas y golizneos.

Famara duerme y toda la legión de angelitos le susurran en sueño, ella boca abajo, y con la cabeza girada, a descubierto una posición excelente, para calmar sus digestiones y complacer sus pequeños músculos que ejercita, desde el minuto cero de su despertar. Ahora y en naturaleza de sus cansancios, va estirando sus sueños, más plácidos cada vez y menos oportunos, comienza a descubrir la naturaleza de la adaptación del exterior, encuentra en el intercambio en el placer de medir los tiempos de comer, llorar o dormir. Mientras todos la miran y quieren de esta bondad una hermosa niña que colme la felicidad de los suyos; los relevos generacionales se manifiestan en estos ciclos de creación, Abuelos padres, hijos, nietos y cambió de ciclo. Y así hasta el infinito de la cobertura en la tierra. El aprendizaje es ahora, la explosión del amor infantil, hay que prepararlos para la vida adulta, para fortalecer el pensamiento, la palabra y sus obras.

Famara llegó en la bonanza, en la tecnología, en la bondad y en el ciclo de las entendederas y derroches. Su tiempo -este que pasa tan rápido- ya tiene fecha de expedición, el crecimiento y el desarrollo lo va realizando con nota y etapas, su pronta conexión con los estímulos de la vida le auguran un aprendizaje rápido y tierno, resuelto en una cuna de amor potente y familiar. Famara es hoy dueña de sus destellos y estos flashes de su mirada le marcan el destino de su integridad.

Pedazo de flor encantadora en su expresión de vida. Jardín mimado con amor.

domingo, 17 de agosto de 2025

UN TROCITO DE TI

Hoy observé un trocito de ti

En tu pequeña estructura de carne y hueso, quedó impresa mi ternura de abuelo, ese olor entrañable que desprende tu piel de bebé, tus movimientos, activos, fuertes con la sintonía y viveza de emprendedora. Buscando libertad en una primera manifestación de controlar tus instintos, ejerces y pataleas a resolver los movimientos que te impulsan a descubrir esa sensación de pertenecer a una vida. Atrapas a los seres vivos que te rodean con la imantada energía de ternura que desprendes.

Dedos que enaltecen el andar del camino, jóvenes y aprendices de la escuela, entre manos compara la magia del amor concentrado, la inocencia tierna de la bondad, cuanto cariño despiertas en la mirada, en la intuición de tus genes. Y ahí brillas como llamada a vivir con la cofradía familiar de amor eterno

Hoy observé un trocito de ti

El amor que desprendes criatura, ese misterio que solo obedece al amor ancestral y que llena la tierra de vida en el ciclo de la renovación, eres naturaleza de madre, flor de crianza, sueños de cielos encantados, eres la libertad de la fantasía real, el escaparate de la obra del creador, el modelo a imagen y semejanza de tus congéneres, la tierna humildad del amor.

Hoy observé un trocito de ti

De tus lloros y amamantos, de tus exclamaciones y tentativas, devuelves al estimulo una sonrisa primaria que aprende a satisfacer las miradas, y te enredas en los movimientos en cadena, que te dan la escuela del aprendizaje, ya trepas por los cuerpos que te quieren, ya miras y ves la inmensidad del mundo aquí afuera, ya planeas conquistar ese espacio y entiendes la necesidad de aprender, de observar, de exigir con dolor, de amamantar con hambre, de saciar con esmero

Hoy aprendí un poquito de ti

Que un cuerpo tan pequeño, no puede existir más amor concentrado, que una mirada mas limpia no puede haber más miradas contaminadas, esa cristalina transparencia de bebé, de divinidad en miniatura. Cuanto amor pequeña Famara, cuando amor regalas a los tuyos.

Hoy agradecí a Dios tu existencia

 

FAMARA SE PRESENTA

 

Ya pensaba esta niña, la suerte de vivir en una familia activa, donde la vida es un pulso de inercia constante; su llegada al lomo las Lajas, era esperada, desde mucho antes del engendro, la abuela Estrella soñaba con la nieta; la hija que nunca tuvo, ¡Tantos machos!, le ha condicionado el perfil, aunque su amor sigue intacto por ellos. Una nietilla venía a ser el regalo perfecto de alegría y continuidad. Más de una vez pidió en silencio este regalo, aunque las cosas del querer sean equivalentes en lo real a lo que el destino brinde, siempre creyó en el karma de la justicia y nunca fue tarde para saborear las rosas del camino, su perfume somnoliento era en el recuerdo, un regalo olvidado de juventud

Famara era un juguete de cristal de bohemia; un jarrón chino tallado, la máxima expresión de ternura reflejada en las miradas de los protectores; el reflejo de tantos amores depositados en la unión de dos que se quieren y desean esa primicia de bondad llegó en buenas manos, y consejeros, no faltaron en la tribu, su reinado ya se erigía con aplomo en el condado de los Suárez y Santana. Suárez fueron sus genes por las dos ramas procreadoras y ahora estaba aquí, con deseos de aprender rápido y conocer su camino.

Aquella mañana de Traída del agua, los tambores y cornetas de la banda, no la dejaron descansar, ella intuía que la fiestas de la que había escuchado rumores, suponía una alegría colectiva y venía a ser una especie de tributo al pueblo en su llegada, entonces se uniría en complicidad con la abuela, para que le mostrara sus ancestros y tradiciones, el tamboreo y la fanfarria anunciadora de la marcha mañanera invadió el espacio acústico y sacó de la terraza del barranquillo la regala, a toda la familia; el tío Gaby, tenía la manguera preparada para el bautizo y auxilio del rigor del verano a la muchedumbre manifiesta. La abuela Estrella portaba en manos el tributo de su familia a la comunidad, era la presentación oficial en puerta, con toda la marcha abundante de alegrías compartidas caminando en desfile cuesta abajo.

Famara estaba contenta, con tanta buya; nunca intuyó tal manifestación de alegría, por unos salpicados de manguera, comenzaba a entender el valor del líquido elemento que refrescaba las pieles curtidas y azotadas del calor, y entendía las dos vertientes; La de las tradiciones y el culto al líquido elemento y su traída de la fuente o la acequia, en la necesidad del verano, y la curiosidad de festejar salpicando el liquido elemento como rito de juerga y gratitud tradicional.

Ella no paraba de reír y saludar a los vecinos que la miraban como a un nuevo vecino en la comunidad del Lomo Magullo. Una nieta de gran obsequio familiar, una Simba del futuro reinado de la selva del barrio.  Arriba en el Lomo, bajo la sombra de la buganvilla rosada, dos personajes charlan distendidos -mientras miran en la distancia, el jolgorio y la presentación de Famara- confirmando el pensamiento activo de la profecía de la nueva heredera. Marley como un padre consejero, habla despacio mirando a los ojos de Mate; ella ha venido para reinar, y nosotros pasamos a un segundo lugar, a partir de ahora te debes comportar como un perro, y no como un bebé embrutecido, nuestros protectores quieren que entendamos nuestras nuevas responsabilidades y todo pasa por que madures, Mate. Cuando creo que ya he conseguido que lo entiendas, te vuelves bipolar y actúas sin control, decepcionando a tus dueños, acabaran llevándote a un psicólogo o a una perrera de internado. ¡Aprende tolete! que eres un perro de clase…


sábado, 16 de agosto de 2025

El bosque de los pitones

Y el cielo rural se llenó de pitones amarillos, y mil abejas pulularon sobre sus ramas verdes, que colgaban como faroles encendidos en los días de verano. La imagen que tiñe andurriales y barrancos, es un frenesí de polen sin igual; un festín para las abejas, que ve recuperación laboral en los extras después de la primavera, el rito anual de agasajar al sol, la vida en la tierra canaria.

Ahora los campos son libres de acción y albedrío, la nula actividad sobre las pitas, han hecho reverdecer los bosques de pitones, tras la muerte de la pitera, los nuevos semilleros de pitas jóvenes, complacen la voluntad de su anarquía procreadora, y se reproducen año tras año, como una plaga de color que mantiene los mástiles erguidos de pitones enramando el cielo de las laderas

Ante el desuso de sus cualidades culinarias para los animales domésticos, de hebras de hilo para la artesanía, los menjunjes sanitarios de propiedades curativas. Ya nadie coge las pitas, las desnuca con las piteras de hierro, aquel trabajo artesano, que consistía en arrancarlas desde la base desnucando su tronco y pelando las pencas, para hacerlas comestibles picándolas troceadas como melones, al ganado vacuno. Era una fuente de alimentación constante, que dejó de usarse en detrimento de la naturaleza invasora.

De niños, nos enviaban a localizar los pocos pitones que crecían libres, ya que estaban controlados sus lugares, para usar los palos, rectos de sus troncos, como vigas para techos de chozas, como marcos de madera para las puertas de los alpendes, -estos, después de secarse se mantenían tiesos, aguantando muchos embates del tiempo-, no eran fáciles de destruir, incluso ocuparon nuestras primeras porterías para los campos de futbol del barrio.

Hoy los pueblos y barrios de medianías sureñas, sobre todo en los núcleos rurales donde hubo explotaciones ganaderas, las pitas se han propagado invadiendo todos los espacios antes controlados por el factor humano de su cultivo y explotación. Podemos encontrar núcleos como las riveras de los barrancos de valsequillo, Los mocanes, zona de las chozas, San Roque, Los lomitos, helechal, el Moreno, Montañón o abejera alta, donde su desplaye visual es de auténtica exhibición de bosque de pitones amarillos.

Una belleza que enaltece los veranos isleños y nos recuerdan nuestro pasado agrícola y ganadero, donde la alimentación de las reses, iba más allá de pastos y las pitas eran una golosina complementaria, sin olvidarnos de la naturaleza invasora de su ocupación, al crecer el pitón, muere la pita y deja hijos que continúan el ciclo, como las plataneras. Con la diferencia que la primera apenas necesita agua para su reproducción.

Hoy queda desierto el acto del control de la naturaleza reproductora e invasora y tanto, las tuneras, como pitas suelen ejercer esa naturaleza desbocada en una tierra tan madre como nuestras islas, acariciadas de sol y alisio todo el año. Y con el cartel de no tocar, por su excelente belleza y surtida variedad

 

FIESTAS DE SAN ROQUE - RECUERDOS

 

Hace algunos años que ando desconectado de las fiestas de San Roque, y estos días, que he vuelto por su hermoso valle de palmeras y recuerdos, he podido constatar, que las fiestas de San Roque, no son, ni la sombra de lo que eran, aquellas fiestas de verano y de verbenas extraordinarias, de chiringuitos y cantinas, eran un hervidero de juventudes buscando diversión y amoríos. Al valle de San Roque no faltaba nadie de los núcleos colindantes, Telde y barrios, solana, Higuera canaria, Palmital, La Gavia, Atalaya, y al otro lado todos los barrios de valsequillo que encontraban en esta fiesta un caudal de alegría y festividad sabrosa y veraniega.

Aún recuerdo -en la pubertad- que bajamos andando desde la Gavia, a vivir las fiestas, incluso de niños, nos íbamos caminando al Lomo de la Gavia, a las cuevas de los Picos, con la comida y andando con la familia, para vivir una jornada festiva en la distancia de su plaza y el colorido de sus casetas y las carreras de caballos, Los fuegos artificiales y las verbenas consagraron un escaparate inolvidable de este rincón de valsequillo, que siempre se distinguió como ejemplo de actividad y localización veraniega ineludible.

Recuerdo a D. José Ojeda, -maestro nacional de la escuela de la Gavia- que nos llevaba de visita turística a la embotelladora en los años setenta, para que descubriéramos la fábrica del agua, y luego congregaba al colegio del Valle y jugábamos un partido de futbol en los cercados del palmeral entre ambos colegios; los actos religiosos de primeras comuniones –en las que me incluyo- o las misas de gallo.

Recuerdo montar las cantinas de explotación de tapas y botellines en las noches de verano y estar hasta la amanecida en una fiesta entrañable y activa, Las fiestas de San Roque siempre fueron el reclamo del verano, de los calores de la nostalgia de las verbenas; su excelente plaza que fue creciendo con la ilusión del pueblo trabajador y entusiasta, acabó enmarcada con los testigos mudos que hoy lucen la bendición del santo, el párroco vasco, D. Martín Lopetegui Artola, mandó a plantar los cuatro Laureles de Indias en 1975 y convenció al pueblo, para ampliar y mejorar la plaza, que ha sufrido tres modificaciones, hoy se mantienen erguidos alimentando el pasado de aquellos años de actividad incesante.

Pero recuerdo a mis abuelos contarnos, -primero- moverse en las fiestas y luego ir tras la postguerra Civíl a montar los ventorrillos de tortillas y garapiñadas, la gran afluencia de público que acudía a las fiestas, la hacían ineludibles en las fechas del verano, desde todos los rincones estaba la visita programada. Mi tía, la primera hija de mis abuelos de la Gavia, aparece registrada hace 85 años en la sacristía de la Iglesia, como la primera niña que se bautizó en la parroquia. Rosa Ramirez Suárez.

Hoy estuve en las fiestas y todos son recuerdos, volví a encontrar en los laureles el sopor refrescado del verano, y la nostalgia de otros tiempos mejores, donde San Roque, imperaba sobre el valle la condición de las fiestas más importantes de Valsequillo, una fachada anclada y sola bajo un cielo de banderines tristes de lo que, en otro tiempo, fue un semillero de alegría incomparable.

Hoy San Roque vive la jubilación de su recuerdo y todos los símbolos que la mantuvieron como coloso festivo de verano, se mantienen en la memoria, de los que hemos cumplido años.


jueves, 7 de agosto de 2025

VERANO AGITA

La luz se acerca a la tierra en su dimensión más próxima al ecuador, la temperatura sube sacudiendo la corteza y su vida; desde tiempos inmemoriales estos ciclos veraniegos, cumplían el requisito del tiempo en la traslación, y ejercía el termómetro de las estaciones para la vida en el planeta. Estas vueltas largas que da el mundo y nos lleva acumular tiempo vivido, nos hace más filósofos de la observación y de las partituras del tiempo.

El ser humano tiene la tendencia a vivir con prisas o arraigo, y en esa vocación sin notario, el recuerdo, graba las imágenes de una felicidad etérea, que transita a la velocidad de su emergencia por la vida. Estas prisas desencadenan la inestabilidad de saberse vulnerable a los cambios. Inestable a los acontecimientos provocados; No andamos rápidos por naturaleza, andamos muchas veces sin rumbo, por la inercia que nos generan otros y en estos pensamientos que analizamos desde la templanza o la observación cotidiana; interpretamos lo que, de verdad, importa, lo que de verdad nos protege de lo errante. Y el valor más cotizado de este estoicismo, es la familia: La paz del hogar, y la burbuja de tus sueños programados, la charla, la constancia, la libertad, el análisis y las vivencias de los recuerdos como cultivo excepcional de la vida.

Ni los cálculos más cercanos a mis pensamientos, podían susurrarme que sesenta y dos años después de mi aterrizaje en este planeta, se convirtieran en el día a día de las celebraciones por la vida. Una cascada de sensaciones como cosechas de sensaciones por el aprendizaje, que de alguna manera avalan, esa inversión de lo existido acorde al pensamiento labrado; todo comienza con el existencialismo y transcurre en un estado de objetivos a resolver; canalizar toda esa explosión de vida y juventud inexperta, es un trabajo agotador que enfoca el orden de las prioridades en la vida, -ese vestirse despacio, que tengo prisa- avanzar en los estadios del crecimiento personal e intelectual; experimentar, proteger y luchar por el bienestar de los nuestros. Los tiempos existenciales, lo llaman la tesis de la vida; la filosofía de cada uno de vivir en relación a sus conocimientos y actuaciones, bajo la premisa de su control. Habrá un nombre para todo, una expresión o corriente. Mejor una reflexión autodidacta, del querer y el poder del goce equilibrado.

Estos derroteros a los que me lleva el pensamiento es el acumulado de las actuaciones: La literatura, la experiencia y el conocimiento; la curiosidad siempre fue el arma más poderosa de la iniciativa, el desarrollo; la emoción contenida en compartir las vivencias y currarse los objetivos. Sin embargo, con lo que no contaba en las empresas de actuación era con las pasiones encontradas, una especie de abono al cultivo y el sentimiento de expresar con libertad el pensamiento, siempre con el criterio justificado de no renunciar a lo que importa y apetece.

Esta mañana mi pensamiento viaja encapsulado, al pensamiento de mis genes a través del futuro inminente; ese viaje misterioso que comienza hace mas de sesenta años con mi nacimiento y que continúa a través de mi hija María y mi nieta Famara, el último retoño de este árbol de vida y cuidados. Esta vez, mi mirada hacia adelante no olvida el pasado analizado de mis genes, que me trajeron hasta aquí, en ese movimiento de traslación y evolución temporal constante, que nos hace participes de la vida como una luz que habita en el espacio tiempo de las constelaciones. Somos ese polvo de estrellas con identidad capaz de imaginar el colapso del universo en relación a nuestra exactitud

 

miércoles, 6 de agosto de 2025

LA ROMERIA DEL PUEBLO

Estos días de agosto soleados, hay mucha algarabía por el pueblo, cuando viajo en el coche de los papas, ver el cielo lleno de banderas de colores y ornamentos festivos de actividad en el pueblo, escuchó a papá hablar de una romería y una traída del agua; todo tiene una sintonía alegre y festiva, deber ser que los vecinos se ponen de acuerdo para celebrar algo especial, porque todas las calles están llenas de banderas que se agitan al viento, creando una alegría visual muy bonita.

Yo escuché a los abuelos, que estaban preparando una exhibición ornamental en el balcón de la terraza de la casa, que es como un escaparate al visitante; de culto a las fiestas y a las tradiciones. Mi abuela Estrella tiene buen gusto, tiene una terraza que parece un escenario de pueblo, muy bien decorada con Tinajas de barro, banderas, traperas, y elementos tradicionales que no conozco bien, pero que adivino que tienen relación con la celebración. Adivino que mi padre quiere participar más activamente con las fiestas, pero debo ser yo, quien le condiciona en el cuidado y ayuda a mamá. Creo que él cuando era pequeño, vivió muchos momentos felices en este pueblo; lo digo, porque tiene muchos amigos que lo llaman y aprecian. Papá es un tipo activo y siempre valiente con la vida con una percepción extraordinaria de la realidad, tiene un amor especial con mamá, algún día me contará esa historia de amor.

Este pueblo debe ser muy añejo, pues detecto muchas casas viejas; edificios antiguos que están en ruinas, y la naturaleza a invadido sus espacios laborosos de otros tiempos. Llenando todo de malezas y vegetación invasora; muchos techos se han caído derruidos por la falta de cuidados. Adivino que sus antepasados han desaparecido y probablemente los herederos de su legado no han querido recuperarlo, aunque en los pueblos, se habla mucho de no ponerse de acuerdo en las herencias y pleitos familiares por esos legados materiales. Espero que, en mi familia, no haya esa falta de empatías y protectorados. Mi casa, de la que todavía tengo poca visión de situación se encuentra en lo alto de un lomo, llamado Lomo las lajas, por que las rocas son minerales duros y planos que se usan mucho en la construcción o decorados de fachadas o calles; esto hace que excavar la roca sea complicado por su dureza, entonces los habitantes que han hecho en esta zona sus viviendas se han ido adaptando al terreno.

Esta casa que habito era de los bisabuelos paternos, según papa, fue comprada en el pasado por capricho de los “bisa” que se habían enamorado de un lugar tan entrañable y vistoso como esta zona; vistoso por el balcón natural que da a dos vertientes, hacia el sur al barranco de la Palma o del Tundidor y a los picos, Y al norte al amplio valle  que se rodea de montañas y planicies, y que sube hacia las cumbres o valsequillo; la verdad que es un lugar increíble de belleza descriptiva que cuando crezca, descifraré al detalle, pues acabaré preguntando todo lo que veo como un deber de vecindad.

Pronto aprenderé a esta nueva vida que me aplican, de momento solo quiero comer y dormir y analizar lo que capto, hasta saber si me puedo soltar hablar y preguntar todas las dudas que me asaltan con tantas cosas alrededor. Hay que ver…

 

A CASA DE LOS ABUELOS VALSEQUILLO

 

Mamá me comentó aquella mañana mientras me daba la teta, que visitábamos la casa de los abuelos, que conocería un poquito mejor su hogar de Valsequillo, aquella casa le hizo muy feliz en su infancia y guardaba un recuerdo tan especial de ello, que volvía siempre alegre de conectar con su pasado y su gente. Allí creció, jugó con la tía carla, y el tío Pablo, con el hermano Miguel, aunque eran primos; siempre habían sido hermanos, pues en la infancia que se criaron y los juegos que compartieron los hermanaron. Aquella felicidad conexa, fue lo que sentí yo. Si yo. -tan pequeñita y poca cosa- pero mis pensamientos siempre activos descubrían, enlazaban y maduraban a una velocidad increíble, -Es verdad, que los mayores no se dan cuenta de esta situación, tan anómala en los bebes- nuestro problema es que no podemos hablar todavía, por que tenemos que madurar la escucha, y fortalecer la garganta y los pulmones, por que yo tengo vocabulario y una inteligencia para comunicarme, aunque no me escuchen más que llorar. Sé lo que quiero, lo que me gusta, lo que me molesta…

La casa de los abuelos es muy bonita, y está llena de ruidos, y música y se escuchan pájaros, que cantan descocidos; como si estuvieran muy alegres, luego la familia se priva toda de verme; todos me quieren achuchar, a veces me siento agobiada, con tanto cariño, pero yo los quiero igual. Me zarandean con palmaditas en la espalda, me hacen muecas y dicen frases raras, “Como anda mi tesoro”, “Que niña más linda” y las frases están bien; pero cuando ponen muecas y cara de tontos para hacerme gracia, me pongo indiferente; se que son mayores y quieren hacerme roncerías, carantoñas y payasadas, pero a mi me da igual; es una comunicación de mayores que no acabo de comprender, espero que en la vida real no se comporten así, haciéndole arrumacos a todo el mundo, es como si quisieran ser tan pequeños como yo. ¿no habrán pasado bien su infancia?

Me encanta la casa de los abuelos, es luminosa y tan acogedora, se siente uno en un lugar especial, llena de elementos que la hacen amable y el patio de la fuente con su melodía del chorro de agua, es muy hermoso, allí dice la familia que se pasan los mejores momentos de su vida. Compartiendo experiencias; charla y sonrisas, todos los que llegan a casa tienen piropos para el patio; algo que advertí tan pequeña, es que cuando todos hablan y ríen en alta voz; los pájaros quieren imitarlos y se ponen a cantar descocidos con unos gorgoritos que parece que se van asfixiar, son tremendos cantores; desconozco si lo que les incita, es el sonido del agua de la fuente golpeando en cascada la piedra, o es el tono de voz con el que todos se quieren comunicar a la vez, pisándose a veces las conversaciones. Si es verdad que tengo dos familias tremendas; Abuelos maternos y abuelos paternos dice mi mama, que se llaman así, cuando me quiero referir a los padres de mama o papá.

Abuela me cogió en brazos y con su simpática sonrisa me llevó en volandas a visitar la casa de carla, que era la casa antigua del bisabuelo. Está al lado, justo; allí en Valsequillo viven todos en comunidad, y vas pasando de un patio a otro, de una estancia a otra, y todo está conectado por pasillos, plazoletas y plantas florales muy bonitas, hay muchos más espacios que desconozco y ya iré descubriendo en futuras visitas. De momento me encanta este lugar, es como la casa de los otros abuelos paternos, todo tiene una armonía para disfrutar con la familia. Que bueno, que orgulloso estoy de mi familia.

Es verdad que ahora que pienso; en una escucho ladrar perros y en otros trinos de pájaro, Que curioso los animales forman parte importante de nuestras vidas.


viernes, 1 de agosto de 2025

LA CASA ES ENORME


La luz que entraba a través de unos ventanales que dejaban ver el cielo azul, era muy potente, la estancia estaba decorada con un techo alto y una pantalla enorme, en el pretil lateral, se mostraba una fila unida de jarrones de barro, que  lucían como trofeos, habían unas escaleras antiguas que subían a un pequeño corredor dando a la entrada de la habitación alta de la casa, el resto era patio y luz, aquel lugar daba la sensación de ser otro salón abierto a la distribución del resto de la casa, pues se advertía al fondo la cocina, en un lateral el baño y otra habitación; que mis padres me mostraron pausadamente, mientras me hablaban del lugar que habían acondicionado para mí llegada. Afuera tras el cristal, pude ver dos gatos; como dos mascotas animales, que se ponían en dos patas apoyados en el cristal de la puerta reclamando la atención de mis padres, y más allá en la terraza exterior había una jaula de pajarillos que sentía piar como si nos estuvieran saludando o dando la bienvenida a la nueva inquilina.

A mi aquel salón abierto de luz, me encantó, daba la sensación de estar al aire libre de la calle, por la altura del techo y la luminosidad que dejaba pasar las cristaleras. Mis padres se sentían muy bien después de los días en el hospital tan incomodos y ausentes, de esto que escuche llamar “dulce hogar” volvía a llorar, sin causa, era como si aliviara mi alegría de haber llegado a casa, claro no podía hablar, porque no me salía la voz, solo el pensamiento, - comprendía muchas cosas y divagaba- ensayaré con el llanto, me escucho y emito ese ruido, que no se parece en nada a lo bien que hablan mis padres, espero me enseñen pronto. Aunque las señoras mayores que me vienen a ver de vez en cuando dicen que el aprendizaje dura toda la vida hasta desaparecer, luego te comunicas en otra dimensión, pero solo cuando seas sabio, y yo todavía no se ni como estoy aquí y todas las cosas que necesito aprender.

LA TIERRA PRIMIGENIA

La llegada al pueblo fue el sinónimo emocionante del dulce hogar, escapar después del tormento del parto y las primeras adaptaciones y alegrías de la bienvenída, y refugiarte en el castillo, sentir su poder protector, recibir el arropo de nuestros antepasados con la ternura de la buena nueva; aquel lugar encantado de obras recientes, era un fuerte medieval, de paredes gruesas y cal blanca; Entrabas a través de una enorme nave donde el sonido del viento y la temperatura del aire, acompasaban el espacio inmenso, que se abría a unos ventanales que miraban al mar sobre los árboles y el horizonte. patio de luz enorme, años después, comprendí que era un garaje para meter los carros de dos y cuatro ruedas de mis padres. En la primera experiencia -fue genial- apenas si me dejaban ver a través de la mantilla calada y aquella enorme cesta de seguridad en la que me llevaban en volandas por los pasillos, las luces se cruzaban encima de mi cabeza como las rayas discontinuas debajo de los coches por la autopista, cada equis segundos, que no podía calcular por el factor espacio tiempo inmadurez, se asomaban a mirarme caras y ojos conocidos,- mis padres, por supuesto, deduje- sonrisas alegres de satisfacción, sentía su felicidad, como si me hubieran rescatado de algún lugar incomodo, -como si me recogieran de algún lugar donde se regalaban niños, a padres deseosos de amor y complicaciones.

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