Ancor es un divino tesoro, un
chico iluminado de carisma, pensamiento y actitud. Es a toda la familia el
punto y aparte de la lealtad el aprendizaje y las virtudes. La mano derecha del
abuelo, del padre, la madre, la abuela, la tía, el tío, el hermano, los primos.
Una especie de personaje peculiar gratitud constante, valiente y entendido en
materias agrícolas, ganaderas. Todo un aval para un prometedor futuro. Su perrito
Gaviota es la solución al tiempo de aprendizaje, la compañía animal con la que
surte los efectos de la amistad y el control de la compañía.
El día que la gallina puso un
huevo y lo encontró, descubrió el poder de la gallina y el milagro del huevo. Fue
dando clases de reproducción y cuidados de las aves de puesta. Y consiguió que
todos le concedieran la virtud del maestro, que observa, aprende y alimenta sus
sueños de conocimientos. Le pide a la abuela que no le tire las pipas de los
aguacates, ni de las semillas, para replantarlas y cuidarlas, regándolas cuando
viene del cole, se regocija de los milagros de la naturaleza y consigue que nos
cuestionemos su categoría humana infantil.
Es ávido y capta con una
inteligencia especial los acontecimientos a su alrededor, está siempre
cavilando y perfeccionando todo lo cuestionable con un entusiasmo increíble para
su edad. El día que la profesora lo presentó en clase como un niño comprometido
con los animales y la naturaleza. Y le preguntaron que si las cabras que
cuidaba, daban mucha leche. El con la sabiduría de un viejo experimentado les
soltó con increíble entusiasmo de maestro. Que no… Que las cabras estaban “ajorrás”.
Vamos que se secaron. Y hasta tubo que
explicar el concepto.
En el último cumpleaños ideo
un plan con la tía él quería una tarta especial, pero quería que fuera una sorpresa,
entonces le pidió acompañarla a la pastelería que el personalmente le pediría
al pastelero que le hiciera algo creativo. Y Así fue. Le llevó una cabra de
play móvil pequeña para decorar la tarta, y le pidió que se la colocara allí en
un punto de la circunferencia, la cabra tenía que asistir a su cumpleaños en
forma de ritual infantil de juguete.
Estos días atrás le pedí, que
el día que cogiera limones me consiguiera unos cuantos para zumo. Y dejó la
conversación a medio, sin decir nada desapareció. A los cinco minutos apareció
con un kilo limones en los bolsillos, recién cogidos del árbol. Toma Feli. Aquí
tienes los limones. Increíble, como soluciona todos los retos que se le cruzan.
Y la abuela lo tiene siempre en la lista de los encargos, pues adquirido una habilidad
especial para ser útil.
El mensaje antiguo de la abuela
Benita con respecto a esta naturaleza tan genial de Ancor rezaba: La ayuda de
un niño parece poco, pero el que la pierde se vuelve loco.
Grandes estos dos personajes
tan familiares como Ancor y Gaviota. Dos duendes de virtud y energía.
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