miércoles, 12 de julio de 2023

LA MALA PATA

 

Cuantas veces nos preguntamos casi por instinto -sobre todo cuando ocurre algún acontecimiento que cambia nuestro ritmo de vida-, los significados de tales clarividencias, el ser humano es capaz de preconizar su destino, con ciertas intuiciones y reafirma luego tales pensamientos con las suposiciones que el destino le confiere.

Aquellas zapatillas deportivas antiguas cuyo uso puntual, se fue más allá de su resistencia, -para las pistas de motocross, o enduro de campo a través- tuvieron la desgracia de facilitar el caos temporal de mi vida. Ahora me río y reconozco que ellas mismas – las playeras, aunque estaban enteras- me advirtieron de sus defectos de agarre al terreno –algunos resbalones controlados, fueron el aviso-. Creo que la Zuela de plástico u otro material parecido, con los años se va caducando como todo, y pierde la adherencia. Y así fue, como se lo pusimos en bandeja al destino para gastarnos la broma, que hoy les relato.

Hacía algunos días que he ido observando amigos con muletas, unos por operación, otros por accidentes fortuitos, el caso es que la relación de estos pasajes espontáneos me llamaba la atención a la precognición, sin mayores reparos que el pensamiento de las casualidades. Será que les toco el lance, será que la mala suerte le favoreció, que el destino tenía en sus notas tales incidencias de vida. Bueno, forma parte de la naturaleza y sus fuerzas de equilibrio llegue a pensar.

Obviamente, quiso todo lo anterior que se traspasara la broma a mi persona, y lamentar estos lances, con un no hay otra cosa que hacer que tener paciencia y estirar la virtud de la reconversión, -pensamientos, actitud y hasta sarcasmo- Que tragedia más cómica. Verme sentado en el suelo, con el pie derecho a las doce y veinticinco. Y cuando decido levantarme, uff¡¡ esto es serio. Me entró un sudor frío y un rápido orden de la situación, con la mano izquierda seguía señalizando con la bandera amarilla mi propio accidente tumbado en el suelo, - mientras la carrera de enduro entraba en su meta final- y los cercanos se daban cuenta de correr en mi auxilio, mientras llegaba cambiaban de color al ver mi pie destrozado de forma. Les indicaba que el que estaba jodido era yo, no ellos, así coordinaran con los servicios médicos.

Como experiencia, te sirve para ver donde están los fallos de la sociedad, y de las torpezas humanas. En la ambulancia, con el doctor presencié las dudas de la actuación correcta y las torpezas de los amarres, que tuvieron que parar la ambulancia par quitarme, la camilla que me transportó hasta la medicalizada, pues a punto estuve de caerme otra vez dentro del vehículo. Entonces comencé a sacar el humor sarcástico de vivir una experiencia en ambulancia, con las sirenas y la caravana para entrar en las palmas. Me di cuenta de lo mal asfaltadas que están las autopistas, -insultando al chofer, cada vez que descuidaba- reconocí la copa de las palmeras de la avenida marítima y jugaba a indicarle a los enfermeros exactamente por donde iba, solo mirando al techo y controlando el movimiento. Fue entre divertido y consolador, - no había mucho más que hacer- que seguir el rumbo del destino. Por fin, hospital perpetuo socorro y pasillos estrechos y puertas desajustadas que no se mantienen y son golpeadas constantemente por las prácticas de camilleros y sillas de ruedas. Tomaron nota de la gravedad, miran la mala pata, llaman al traumatólogo para que se ponga las pilas y me llevan hacerme la radiografía. Otro rallye de golpes por los pasillos, madre mía, Como se nota que el que eligió este lugar para una clínica y hospital, nunca viajó en camilla de urgencias. Cinco recortes para poder entrar en rayos. Y seis para acoplarme a las fotos. Sin contar los desniveles, los taponazos, las curvas, las puertas y los pasillos estrechos, -una madriguera- Solo me quedaba burlarme cariñosamente del enfermero encargado de tales exposiciones. Dándole ánimos y echándole piropos por cada actuación que realizaba, eso mejoro la tensión y el ambiente se gratificó con el entusiasmo, de un enfermo indoloro, que se guarda su propia resistencia.

Ahora al quirófano. Y ahí la experiencia de una buena traumatóloga se nota en la actuación, conversación, todo muy técnico y yo pensando que enderezar aquel “boomerang” era complicado. Entonces espero que la “santa anastasia” hiciera su santo oficio. –Todavía recordaba cuando me hicieron la vasectomía, el corte de escalofrío a cuchilla afilada del testículo y el sudor de la muerte, que no esperaron que la anestesia les diera luz verde- Ogg… Y dijo bueno chicos a por ello, yo notaba que tiraban del pie hacia abajo para girarlo a su posición. No me dolía, pero era evidente la ingratitud de la operación, al tercer intento, sentí el clok del encaje. Y el suspiro de alegría de haberlo conseguido. -esta vez fue divertido- Yo rompí en aplauso y piropos a su esfuerzo, y agradecieron mi estoicismo, a partir de ahí fue muy gratificante encontrar de nuevo el pie donde estaba antes de resbalar. Lo siguiente a todo el procedimiento médico, fue, la valoración y postoperatorio, para el miércoles.

Ahora llego a casa, con María y Allende y dibujo un hogar para mi nueva vida. Soy muy afortunado, Inma está de vacaciones, Miguel ha vuelto de Portugal del Erasmus, Loly, Diego, Pablo y toda la familia cercana se desviven por el bienestar de todos. María y Carla son enfermeras de lujo. Y organizar todo, en cualquier circunstancia se nos da bien, por ello me tomo un relax de reconversión y análisis, de mi nueva vida, un tiempo para llevarme bien con las muletas y su práctica, con el descanso y la actividad ilustrada.

Ahora sueño con aquel tiempo que no tenía para leer, escribir, pensar, ordenar mis pensamientos y prioridades. Descansar y cansarme del mimo de tanta gente que apreciamos. Por supuesto en la lista de deberes la de las obligaciones, bajar kilos, dejar el alcohol mientras duré la reconversión y pensar en el próximo Viejas Glorias de noviembre, organizando a través de los medios las prioridades.

Solo acepto libros y buenas recomendaciones de series y advertimos con prudencia el cuidado que anda una “Mala pata” por ahí, haciendo de las suyas.

-De ahí la foto del titular, y la reunión de patas mochas- No se lo pongan fácil. Vigilen la caducidad de sus zapatillas entre otras cosas.


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