Los primeros días del
incidente, fueron de aprendizaje y tanteo, a sobrellevar el acontecimiento encauzándolo
en un nuevo juego de supervivencia, evidentemente faltaba el manual del aprendizaje
y a ello acudió la famosa improvisación con la que todos nos llevamos también
en las secuelas de la vida.
Llevar muletas tiene su jiribilla.
Pero había que encontrarla sopesando al individuo que habría que zarandear como
un canguro con bolsa grande. A dios gracias los brazos de luchador -retirado- y
la corpulencia abundante de hombría cubrió el expediente de valentía para
calzar el reto que se presentaba. Primera experiencia, entrar el callejón y bajar
las escaleras de casa, agotado acabé, pero lo hice, sin remedio, prueba superada.
Acomodarte y ensayar los movimientos dentro de casa los siguientes días al
accidente. Mientras espero la llamada del hospital, que por fin se produjo el miércoles.
Mañana a las 7.30 h en el Perpetuo Socorro. Que deduje luego con sus iniciales
HPS. Es verdad que han actualizado las plantas superiores y ahora parece todo
muy práctico y renovado. Un chico llamado Roque me trato muy profesional con la
bienvenída y me llevo a la habitación para las primeras pruebas, me despedí de
Maria -mi hija e Inma- y me entregué al destino.
El chico me iba explicando todos los detalles. Y me sorprendió la cantidad de veces y documentos que tuve que firmar, madre de Dios, una sentencia y hasta mi propia condena, seguro, tanta letra pequeña, solo exime las triquiñuelas de la burocracia, pero no tenía elección hacía el destino, en tus manos dejo la profesionalidad. Tienes que relajarte, descansa, -pensé- mientras llega la operación, -y ahí me veo de nuevo con el goteo, mirando a la cristalera ensimismado- Me percaté con cierto reparo luego que tenía el Box -habitación- número 13, joder mal número para las supersticiones. A calmarse y pronto me bajaron al quirófano.
Muy amables allá abajo, tumbado
y mirando el techo, solo veía correr pasillos y luces embutidas circulares en
diferentes tamaños y destellos, puertas que se abren y cierran y llegamos, -cola
de espera- veo varios en camillados en el box de entrada al garaje de las
reparaciones. Enfermeras hablando diferentes comentarios y mucho ajetreo,
escucho mi nombre por allá que me iban a meter primero con respecto al resto, se
repartieron los equipos y vino varios doctores a saludarme. Al segundo le conté
el chiste de la vasectomía, con la “anastasia” y muy simpático me dijo que
nadie le tocaba los “guevos” Anda, si era mi anestesista y tenía pánico a ciertas
operaciones, seguramente que dudaba de otros profesionales- Luego ya sentado en
la camilla me entró un sudor frío cuando me dice que me va a poner la epidural
y lo veo tanteando mi columna buscando el hueco entre las vértebras para
pincharme… Fue un momento de pánico, me acordé del 13, de la mala pata, de la
vasectomía y de que sea lo que dios quiera. Eso si sentí, como entro la aguja y
el calor de haber tocado algo sagrado en el cuerpo. Pronto se fueron durmiendo
los pies del tronco hacia abajo, a joderse, tocan me pusieron la pantalla azul –
de carta de ajuste delante- para que no viera nada y estaba medio atontado y pronto
me vi subiendo de nuevo por los pasillos a la habitación. Escuché decir al
médico que luego pasaba a verme y poco más.
Desperté con hormigueo y
sensibilidad en los dedos de los pies, se acercó otro enfermero -Alberto- muy
simpático y activo, un sol de niño, atento, empático y profesional. Me trato
resuelto, con la gracia de esos canariones de algún pueblo del norte, que
pronto adiviné, en cuanto se le escapó el “Bichillo”. Me situó en el horario
correcto las 15.30 h. Guau¡¡ había estado dormido unas cuantas horas, por lo
menos cuatro o cinco. El ya me preparaba todo para echarme, le pedí que
localizara a mi hija, que estaría por allí fuera. Llamó a María e Inma y vinieron
a buscarme. El médico ante la duda de no haberle visto - -estaba dormido,
cuando vino- dejo los informes allí que me explicaron luego. Y andando en silla
de ruedas, para Valsequillo Bichillo. Como dice Alberto que hace una “calufa” del
coñísimo…
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