Atrevida propuesta que quiero
definir en una apuesta personal, como reto de redacción y pensamiento activo, casi
etérea por el concepto. Por que la percepción divina de este milagro de bienestar,
es poco perceptible a la gran humanidad. Que la percibe, la conoce de palabra,
pero pocas veces sopesa las sensaciones que produce, las emociones que manifiesta,
el poder que convoca. Es un milagro pasajero tan sensible al comportamiento, a
las formas, a las secuencias, a los momentos, a la convocatoria, un aurea de
forma que no se manifiesta igual para todos, por todas las razones pactas, pero
a la vez, por las mismas percepciones condescendientes de naturaleza divina y
personal. Cuantos momentos vivimos y no sopesamos por que la felicidad no se
agarra y se exhibe. No se demuestra y se codea. No se manifiesta en las osadías
o las pretensiones. La felicidad es tan etérea que se ciñe al milagro de
manifestar su condición por las circunstancias y paz que la habita. He aquí el
milagro de su puesta en escena; desapercibida, inherente, espontánea,
milagrosa, feliz. Su aliado principal es la sonrisa manifiesta y saludable. Su amiga
infalible es la lealtad y el conocimiento. Su virtud es la sinceridad y
nobleza. Cuantos placeres produce esta emoción que no podemos enmarcar y que
advertimos siempre y a veces tarde. Tal vez
sus presagios sean las formas en que se manifiesta; La sorpresa, el milagro, la
emoción, la fe, el cariño, el amor, la amistad. La sinceridad. Cuantas verdades
pronuncia este sentimiento y nos cuesta tanto reconocer, por el capricho de
seres invulnerables de nuestros genes. Por el lastre de una evolución equilibrada,
en pensamiento, palabra y obra. Pero está ahí. Forma parte directa de nuestra
vida y una tabla de apuesta a nuestra filosofía de vida. En ella invertimos
tiempo y facultades. Apostamos precogniciones y cercanías. Educación y
principios. Son tantos elementos los que mueven nuestra naturaleza humana. Que
vivir es una cuestión infalible. Que ser feliz es un objetivo simple. Que vivir
en paz es una apuesta concisa. ¿Y dónde está el milagro? Te lo diré. En el
primer objetivo, que no para todos es el mismo. Tremenda tesis.
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