Los almendreros están dormidos,
que alguien los despierte, que ya febrero está aquí, que la verdadera tradición
es verte y para ello no hay remedio, que hacer bulla en la plaza y soltar más
tradiciones aunque hipotequen hasta la casa
La fiesta del almendrero a los
ojos de Valsequillo, se ha convertido en un pozo donde enterrar los ahorrillos.
Sensatez y diversión sin que nos cueste un riñón, es que no hay limites para
detener la ruleta del fuego de artificio, sin quemar nuestra decepción ni
meternos en un juicio.
No hay flores para la fiesta,
que alguien haga algo, que contraten floresteros y nos pasen el embargo. No es
buena lección identificar la tradición con monumentales conciertos que nos han
dado, y no creo que regalado sea la mejor atención, mientras el pueblo es un desierto
la gente no ha despierto ni espera redención.
Y mientras otros esperan cobrar
las flores de mayo, que se le cortaron los tallos, para que su esplendor no brillara,
y el olor naufragara con la fragancia del perfume que a la gente los une cuando
el olor es aroma y ni por la aurora asoma, las cosas del destino, ojalá y me empecino,
sea un pesar momentáneo, pero mientras los otros no restringen, dar la cara
ante extraños de los compromisos adquiridos, para liquidar lo debido y pasar
página del año.
Despierten flores despierten que
valsequillo es un pueblo hermoso, que suban a las fiesta los gozos, y se llenen
las calles de aromas del pueblo y de alegría colectiva que para eso nunca
faltaran deseos y tradiciones populares
Valsequillo es un almendrero
lo sabe el mundo entero…
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