Sus pies cansados, sus días contados de trabajar, su alma rota en su mirada brota, sus sueños pobres, su aliento cuerdo, su tristeza manifiesta en el andar. El día acabó y la siega lleva la recolecta al desván. El pensamiento avanza entre el silencio y la huida del pedestal, sosiego coloreado remesa de bienestar, sutilezas de un pincel educado, cuerpos con delantal, el pañuelo delata la costumbre del tocado medieval, la piel morena, de los soleados días de trabajar, Y allá vuelven las segadoras al regreso de la cosecha, ellas traen la vida en los pajumes y en la belleza del paseo manifiestan serenidad, en los colores que las destacan, es el silencio quien las conducen por el prado del pastizal, que el verano avanza y el tiempo hace andar.
Julien Dupré 1815-1910 pintor
francés. Óleo sobre lienzo
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