Pocas veces la imaginación de la literatura, se puede plasmar en una serie de Netflix, con tanto acierto y cercanía. Conocer los sueños de Jose Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán, dejarse atrapar por la belleza oculta de la selva colombiana, de la noche de los tiempos, para perseguir el sueño de su dorado. Perderse -después de muchos días de avanzar, buscando el mar- en la gran ciénaga dando vueltas en bucle para encontrarse de nuevo. Macondo era apenas una aldea de veinte casas, de barro y cañabrava construidas a orillas de un río de aguas diáfanas, que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas blancas y enormes, como huevos prehistóricos. Los sueños de los Buendía, comenzaban a fraguarse en un cuento que te lleva en volandas por una emoción en construcción constante. El mundo era tan reciente, que había que nombrar a las cosas señalándolas con el dedo, todo comenzaba a tener sentido de una supervivencia mágica en un lugar encantado. Y luego en marzo aparecían los gitanos. Conocer a Melquiades y al maestro protector de las maravillas de la alquimia, la intensa amistad que selló con José Arcadio, que cayó atrapado en la curiosidad de la ciencia y el descubrimiento. El ritmo trepidante de la obra, nos va embadurnando en un realismo mágico sin comparativa -donde los efectos especiales, no matan el espectáculo del cuento- Desde la exhibición del gran Imán que conseguía arrastrar todos los metales a su paso y en palabras de Melquiades comentaba que las cosas tienen vida propia, que tan solo hay que despertarles el ánima.
La plataforma de Netflix a hecho una gran apuesta de escenificación, personajes, escenarios y contenido. complementando algunos pasajes con la lectura para mejor entendimiento de la obra maestra de Gabriel García Márquez. -Gabo, lo soñó, lo creó, lo expandió entre la selva y la cultura indígena con el arraigo castellano, añadió los sueños de los personajes y del cuento, el misticismo de lo desconocido y el amparo de la verdad. Los tormentos y las pasiones humanas a través del deseo, la locura, la precognición, La felicidad contenida y en esta trepidante y descomunal ensalada de pasiones y sentimientos de supervivencia. La arrogancia, la tiranía, la anarquía, la política, la religión. Todo con la curiosidad del descubrimiento constante en un edén terrenal.