Llora el cielo y sus lágrimas salpican la tierra reseca y dormida, y en la corteza de los almendreros el negro de sus corazas se humedece y mantienen inerte sus varas de alambre. Llora el cielo y la tierra es ahora un pañuelo de lágrimas que se empapa por zonas, todo es silencio manso, mientras las gotas mas alegres se deslizan por los toboganes de sus hojas y saltan al precipicio de la tierra, dejando engullir su melancolía
Llora la tierra y ahora fecunda en nuevos nacientes, los brotes verdes de la vida, resucita el milagro de los ciclos y crecen alborotados por la dicha. Atrás quedan los campos verdes sembrados por el esfuerzo, mientras la nostalgia avanza en el andén de la locomotora de la existencia.
Mucho amor para toda la familia y nuestro recuerdo para la mama grande. Teresita Muñoz
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