Probablemente
se puedan sorprender de los rincones escondidos de Gran Canaria, algunos
pasajes, lomos o barrancos, permanecen intactos a la civilización, tan solo
conocidos por los lugareños, al no ser paso de caminos actuales son al tiempo
tierras olvidadas y reductos vecinales de los antiguos pobladores y sus descendencias
que se niega abandonar sus campos.
Ruta
apta para todo tipo de motos.
Hoy viajamos en nuestros rincones de Gran Canaria al municipio de Moya, y a ese
estrecho tablero de tierra, que asoma a la franja costera del pagador y San
Andrés.
Vamos
a partir del Lance, GC-75 barrio alto, que se asienta entre la Montañeta
aborigen de Trujillo el naciente del barranco del pagador y el gran tajo de Azuaje
en su recta final al mar, dando la Bienvenída a la gente que sube de la costa o
viene del interior de medianías de Firgas. Partimos del restaurante las Raíces,
a escasos metros del cruce, después de un café o refrigerio. Comenzamos el
descenso a la costa, llegamos al cruce del pagador y tiramos a la derecha por
la GC-350 que se dirige al barranco de Azuaje. A escasos 100 metros -atención-
cruce de izquierda por el Lomo blanco, algo invisible pero señalizado. Vamos a
iniciar el descenso con la vista del barranco del Pagador a la izquierda Lomo
abajo, entre las casas de la vecindad que apiñadas de blanco le dan nombre al
pueblo del Lomo.
La virgen de la inmaculada es la patrona de este lugar, que mira al mar del norte de San Andrés desde la distancia, observamos como las tierras de cultivo permanecen ahora abandonadas, por falta de agua o mano de obra de explotación pero si advertimos el tremendo asentamiento agrícola del pasado, con el acueducto de las Canales, como recuerdo del milagro artesanal de llevar las aguas a las tierras bajas con maestría romana
Avanzamos
unos cuantos kilómetros hasta el final del asfalto, para descubrir al otro lado
el barranco de Azuaje en su recta final a la costa de San Andrés, deducimos viejas
haciendas que aun se mantienen intactas y abandonadas de un pasado de
terratenientes y explotaciones plataneras. Un paisaje ahora selvático de
cañaverales enciende el barranco que en su recta final a la costa se abre con
la visión romántica de un pasaje del norte isleño.
Podemos
avanzar hasta el final del gran tablero del Lomo Blanco -por pista de tierra- para
descubrir, que asoma en un balcón encantado sobre la costa norte salpicada de
casas y espuma de rompeolas. Es un lugar maravilloso que transmite
descubrimiento y nuevas miradas de nuestra increíble isla de Gran Canaria. Volvemos
a desandar Lomo arriba e inmortalizamos encantados la obra fluvial de antaño,
el acueducto de las Canales.
Moya
esconde muchos rincones de culto y tradiciones agrícolas en el pasado y echamos
de menos que estos parajes, no tengan mayores atenciones de visita y
localización. Para ello tenemos que seguir descubriendo la otra Gran Canaria,
la que se esconde olvidada.
Conoce,
descubre y cuida tu tierra canaria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario