Medjool
significa de origen desconocido en el norte de África y oriente. La cultura de
los dátiles tan cerca de nosotros tiene su encanto en los valles de palmeras de
Israel, Cisjordania, Túnez o Marruecos. Que delicia la textura y los sabores de
la melodía frutícola de los desiertos.
Julia
cuando viene a casa, trae un bote de cristal transparente ovalado, donde
duermen los sabores de aquellas tierras, melodía soleada de los oasis, el silbo
de las ramas al zarandear sus piñas doradas. En un silencio acompasado por aves
y luz, sombras y auroras, por polvo de arenas secas y pieles agrietadas que
toman té como rito mentolado de pasiones, las miradas ausentes arenadas de
tormentas y supervivencia. Como quien espera el paso de esta tierra y harto de
mirar y esperar se le endurece la luz de su visión con la metralla de la arena invisible
del desierto que le lima las pupilas.
Los
dátiles ocres como la vieja madera de cedro sin abrillantar, con esa azúcar blanquecina
que decora sus hoyuelos arrugados, son esponjosos y mollares, con una pipa delgada
y alargada que se suelta en cuanto la mueves y las hebras de texturas fibrosas
doradas se mezclan con la esponjosidad de la pulpa tierna y suculenta. Pocos manjares,
envuelven mejor la historia de las civilizaciones a través del tiempo, la
gracia infinita de los dátiles de Medjool -desconocidos- viene a la mesa como
un recuerdo de otros continentes.
A
mi madre, le encantan los dátiles y fue tal vez esta razón desde mi niñez, por la
que comencé a concebir mi amor por esta fruta tan rica y antigua, Cuando iba al
mercado compraba dátiles y racionaba como un postre de sobremesa o como una
infinita y suculenta golosina. Los dátiles, el gofio, las aceitunas o el queso,
entre otras primicias de la tierra ayudaban a cubrir las necesidades
alimenticias primarias y equilibradas de los años duros
Cuantos
recuerdos dulces duermen bajo las estrellas, cuanta nostalgia perenne esconden
sus arrugas, cuantos milenios colgaron tus racimos, cuantos vendavales sacudieron
tus palmeras, antes de saborear tu inmenso placer seleccionado de aromas.
Gracias
Julia por tan dulce sabor a la antigüedad llegado de oriente.
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