En ese norte más húmedo y exquisito de Gran Canaria, siempre descubrimos lugares que nos impactan por su belleza y localización, el enorme tajo que a surcado la depresión del Barranco de la Virgen y el hermoso pueblo de su interior destaca con un encanto sobrenatural en los cortos días de invierno, que allí hace sus vacaciones estivales convirtiéndolo en un lugar agradable para retiro espiritual y natural. Volvemos a Valleseco, para iniciar una nueva ruta, en dirección al barranco la Virgen por Valsendero
Ruta
apta para todo tipo de motos
Desde
el centro de Valleseco, podemos partir hacia esta nueva aventura, rumbo a
Valsendero por la GC-305, vamos a recorrer la mayoría de los nacientes que mas
abajo desembocan en el gran barranco de la Virgen; Barranco el Caserón, Las Troyanas,
Carpinteras. Entre Sauces, Nogales y castañeros, vamos transitando una buena
carretera de cumbres, en perfecto estado de conservación y obra antigua
malecones que aun guardan la esencia de aquellas calzadas clásicas. Es
agradable este paseo en verano, por estas fechas, pues los árboles, están en su
mejor esplendor de hojas y las sombras hacen un tapiz que invita a las paradas y
disfrute.
Pronto
pasamos toda la zona del Lomo del Prado que nos lleva hasta el último paso por
las Carpinteras, para después de esa perfecta paella, avistar el enorme
barranco de la Virgen. Imponente, en invierno con una estampa digna de lugares recónditos
de cuentos alpinos. Avanzamos en descenso hacia el pueblo, que se abre después
del arco del agua, que hace de acueducto a los nacientes de la cumbre.
Valsendero
es un pueblo tranquilo con solo dos calles, un pueblo pasivo de dormitorio, de subsistencia
de cultivo autónomo para los lugareños y retiro y contemplación con ese
imponente circo montañoso alrededor, aunque sus fiestas de San Luis Gonzaga,
cambia la alegría por unos días en este corazón verde del barranco de la Virgen.
El lugar en invierno es uno de los más hermosos de Gran Canaria. Y a el acuden
infinidad de turismo rural, a dar paseos por sus rincones acantilados y
barrancos internos. Como el de los Andenes o Pajaritos.
Nos
dejamos llevar por el cauce que desciende como un tobogán encantado, mostrándonos
pequeñas fincas en las riberas, casitas canarias de bella estampa y arriba
siempre las cumbres arboladas, muchos pasajes que nos van brindando el
auténtico vergel que comparten varios municipios de Gran Canaria y que hace
lectura de los muchos encantos de la tierra. Cruzamos las puertas del acceso
antiguo al cauce y nos quedamos en pequeña visita a conocer el salpicado barrio
de Monagas bajo, a los pies del barranco, como uno de los grandes afluentes que
se descuelgan de valleseco.
Sin
duda el Barranco de la Virgen es un reducto sensacional con una estampa
imponente de majestuosidad, con muchísimos encantos y otras opciones de paseo y
descubrimiento, que desvelaremos en otros rincones de Gran Canaria. Podemos continuar
hasta Firgas, dejando la fuente del agua agria y la embotelladora, que tanto
prestigio y bondades a dado al municipio, y avanzamos al pueblo, para
recuperarnos de las emociones.
Disfruta,
conoce y sobre todo cuida tu tierra,
-hincapié en los rigores del verano-.
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