Estos hechos reales y curiosos. Me lo contó, hace una semana, Juan Rocha en el entierro de su mujer. Otilia Monzón. Madrina mía de Bautizo, por la gracia y afecto de la amistad de dos personajes. A ellos se les homenajeó en el II Cuéntame Historias sobre ruedas, un evento clásico del motor, en cuyo cartel aparecen los dos amigos apoyados en el camión de los plátanos: Juan Rocha y Felipe Torres; mi padre. ¡Un gran tipo!
El los años 40, la juventud de estas benditas islas vivía bajo el sopor de los ecos de la Guerra. Había que sobrevivir al 36. A la hambruna del desabastecimiento y a la autotarquia implícita. Era años de transición y pronto la vida se ordenaba lentamente en la recuperación social y la rápida industrialización de los 50/60.
Juan Rocha era un chaval de 19 años de los caserones bajos. Cerca de Sendro. En las riveras del Real de Telde, donde hizo amistad infinita con el amigo Felipe Torres, del Altozano. Barrio de San Francisco, allí frente la sociedad de bailes, en plena efervescencia de barrio artesano.