El sobrino pequeño de la hermana Carmen, -Juan Morales- fue el más que se alegró de volver a ver los tíos, después de aquella visita aventurera a Las Palmas en su búsqueda, con tan corta edad el año anterior, le había perdido la pista y llevaba tiempo preguntando por ellos. Apareció aquella mañana por la Cueva de Pepe el cubano con dos conejos que había cazado, para la tía ya instalada en la Pepina. Además, venía con una receta culinaria mental que fue enhebrando por el camino en voz baja, Tomillo, romero salvaje, ajos, cebolla… Pizco sal. Este Juanillo era todo improvisación, era un ser libre capaz de viajar al más allá y sobrevivir en las más duras condiciones. Un aventurero de los que buscan y encuentran, Juanillo era alegre y tenía una risa escandalosa que regalaba con entusiasmo, siempre estaba activo y resolutivo. Sus tíos eran una referencia y todos los hermanos acabaron idolatrando a los tíos como referencia de vida por el cariño de la cercanía y los buenos consejos.
Aquella
tarde, la primogénita nació fuerte y hermosa, Miguel Ramirez, estaba atento y
recibió la noticia a mitad de camino lomo del Palmital arriba, cuando regresaba
de Las Palmas. Juanillo fue a su encuentro a decirle que ya tenía una prima
hermana, Que la tía Benita estaba bien y que en el parto lo asistió la madre María
y La tía Jesús -hermana de Benita- y que era una niña espabilada de cara
redonda y ojos saltones. El tío Miguel aligero el paso y la sonrisa, pues aquella
noticia la llevaba en la mente hacía meses, mi primera Rosita, recordaba haberlo
comentado con Benita y el orgullo de un padre primerizo lleno de felicidad el
andar del camino
No
hizo falta más razones, ni mas ternura que escuchar los llantos del bebé en la
cueva, Miguel se apresuró a besarla en la frente y a levantar con las dos manos
del regazo de su madre, era un momento luminoso, la plenitud del amor con Benita
que esta vez dibujó la sonrisa orgullosa y materna de aquel momento histórico.
Añadió oficialmente se llamará Rosa, Rosita como tu madre Miguel, ella estará
presente con amor en nuestras vidas, por ello Miguel lloró de felicidad, de
ternura, de emoción. La vida regala momentos inolvidables y los abuelos siempre
tuvieron tiempo para disfrutarlo como un regalo de dios. Rosita amador murió
cuando Miguel tenía 12 años y su vida fue una búsqueda de amor y consuelo, tan
solo el amor de dar a los demás. tubo la generosa recompensa de recibir de Dios.
Y
Las casas se llenaron de nietos. Los de la familia de Manuel Suarez Guerra y
María Pérez, que ya andaba bastante ida de la cabeza, su Hija Carmen, ya había
parido después de Juan y Carmen, a Miguel, María, Manuel, y Ana la más pequeña.
La familia de los abuelos Miguel y Benita, habían hecho una nueva casa cavando
las cuevas, cerca de la carretera vieja, donde actualmente aún existen, y había
nacido después de Rosa, mi madre Carmen, Fela, Nieves, Antonio, Ramón y
Servando el más pequeño de mis tíos
La
Pepina se fue llenando de actividad social, Domingo Perez hermano de la abuela
se casó con Claudina Gonzalez y tuvieron a Domingo, Filomena, Benita, Herminia,
Yeya. Benedicto Reina se casó con Dorita Zamora Echevarría, la hija adoptiva de
Miguel Suarez hermano de Manuel y tuvieron otro montón de chiquillos. La historia
se congrega y manifiesta en un desfile de acontecimientos temporales que llenan
los espacios, las semanas, los días, los recuerdos, los santorales, las
escuelas, la sociedad avanzaba a un ritmo imparable. Que tan solo la muerte va
deteniendo y memorizando por fechas.
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