Es tiempo de guardarse de los extraños, de investigar los sucesos a cierta distancia. Estoy convencido que nadie notará nuestra presencia, un gato no va más allá de una minina compañía juguetona y complacida. Sin embargo, yo no estoy seguro de mi relativa experiencia en esto de la retaguardia y jugar al espía, quiero saber que va a suceder al fin, parece que los mayores deben actuar con sus impulsos destructivos, son competitivos para todo, quieren que en su espacio nadie les intimide y se vuelven jerarquía. Por eso mi amigo don gato y yo hemos elegido esta trinchera abandonada desde donde tenemos una amplia vigilia y controlamos un abanico de posibilidades en el desenlace. Espero poder controlar el miedo y los deseos de huir. Porque la vida es bella y nos apetece vivir. Mejor bajamos la voz y no se te ocurra maullar.
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