Deja que suelte la palabra, que labre el pensamiento en un caudal de lectura e inspiración, la suerte de tener el mecanismo que elabora el tejido literario para disfrute del pensamiento activo. Soñar y contar los sueños, vivir y contar la vida desde la observación y las perspectivas. Es la melodía de la lectura quien lleva en volandas la suerte del encuentro. la filosofía de una vida buscando la plenitud a través de jugar con las letras y los mensajes encriptados que desvelan belleza literaria

domingo, 21 de mayo de 2023

NUESTRO ANGELITO

 


Altozano - San Francisco

La pita -claxon- de la camioneta Ford Transit, tocaba con breves intervalos, como una llamada al corral de los regalos para la chiquillería de la casa de Altozano 15. Angelito Santana, nuestro Angelito hombre bueno, sencillo y noble, -padre de Angel, Guillermo e Inma- Tío político de Tavo, Feli, y padrino de Rosa Marina esperaba, que saliéramos corriendo para subir al volteo de la pequeña camioneta de reparto de alfalfa. Antes de entrar en la cochera de San Francisco. El mientras subíamos entusiasmados, por la experiencia de colgarnos a la barandilla, iba abriendo los portones viejos de la antigua sociedad recreativa del barrio de los artesanos, convertida años después en cochera mayor, para los propietarios del barrio de San francisco. Aquel lugar era tan grande para nuestros pequeños ojos que cuando entrabamos, el eco del ruido de la camioneta despertaba a los duendes del garaje, y aventaban el olor aceite quemado y a madera envejecida como para echarnos de aquel lugar misterioso lleno de latas de aceite viejo y gomas lisas. Trapos tiznados y alguna botella de mil usos. El polvo de la carcoma del suelo, dibujaba las huellas de los neumáticos de la camioneta. Angelito entraba hasta el fondo, mientras nosotros cantábamos atrás mirando los perfiles en la altura -como si de una carroza andante se tratara- y avisando del retroceso en las labores de aparcamiento. Aquella maniobra duraba 5 minutos escasos, pero para nosotros era todo un mundo de diversión, una alegría contenida de experiencia infantil en los carros del futuro. Y angelito nos sacaba del garaje, con la expresión de habernos regalado tales alegrías paternales.

Angelito nos dijo adiós desde un silencio que siempre interpretó con elegancia humana. Nos llevaba a la playa en aquel Renault 8 invencible, donde cabíamos dos familias y 8 personas amontonadas. El coche doblaba las ruedas traseras, que se escondían debajo del guardabarros y de la playa Melenara a Telde por su barrio natal del calero, pasábamos como el coche escarranchado con la familia santana a bordo.

Angelito me regaló, responsabilidad, ejemplo de trabajo y respeto. Un hombre sencillo de una gran personalidad, que siempre brindó a los suyos amor paternal de entonces. Nos exigió responsabilidades juveniles y sosiego con la comunidad familiar. Hoy San Francisco debió echar de menos al angel que le acompaño durante años repartiendo la alfalfa a las cabras de las azoteas de la gente rica de Telde. Al portero del colegio de San Juan que controlaba los niños y sus acciones, y aconsejaba su educación y respeto. Al hombre que cada tarde miraba en la azotea el tejado uniforme, el paso del tiempo sobre el cielo eterno de los faycanes.

Angelito dijo adiós con el mismo silencio que le acompañó en su vida, con el mismo amor que compartió con los suyos. Un abrazo eterno querido Angelito.


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