Deja que suelte la palabra, que labre el pensamiento en un caudal de lectura e inspiración, la suerte de tener el mecanismo que elabora el tejido literario para disfrute del pensamiento activo. Soñar y contar los sueños, vivir y contar la vida desde la observación y las perspectivas. Es la melodía de la lectura quien lleva en volandas la suerte del encuentro. la filosofía de una vida buscando la plenitud a través de jugar con las letras y los mensajes encriptados que desvelan belleza literaria

martes, 16 de mayo de 2023

A MI QUERIDA MARINA

 


“Alta como un pino y redonda como un molino”

Así nos hacía sentir la familiaridad cariñosa con una sonrisa eterna de sosiego, de diversión y alegría, por identificarnos en sus cabales como sobrinos del corazón. El tío Pepe Torres, fue ese sentimiento errante de que la familia viene y va, existe y desaparece y la continuidad se prolonga en el recuerdo perenne, en los consejos y en las bendiciones.

Aquella mañana el tío estaba más alegre que nunca pues su cuñada Carmencita casada con su hermano Felipe, se había puesto de parto de nuevo y la comadrona Doña Carmen, asistente en todos los partos de la familia, andaba en camino a la casa de la calle altozano de San Francisco. El número 15 era una bonita cifra, pues allí en menos de 3 años ya iban por el quinto parto y es que las hijas y nuera de Norita comenzaban con la retahíla de partos, chiquillos y llantos de bebe, la crianza de las generaciones futuras se estaba gestando entre los tejados del barrio de los artesanos. Pero esta vez, el llanto que venía de la habitación del medio del pasillo de la vieja casona. era especial, era angelical, pues no era de varón. A la tercera va la vencida y se comparte la baraja, pues cuatro chiquillos seguidos era señal de preocupación, esta vez una hermosa niña vino al mundo y fue zarandeada el 17 de mayo de 1964, tan lejano y tan real. Felipe llegó corriendo de cargar plátanos, le había llevado la noticia Pepe, que aún era joven y trasmisor de buenas nuevas. Felipe tira para San Francisco que va a nacer tu hijo, Le dijo con una sonrisa que delataba alegría a raudales. Y felipe salió corriendo por el Bailadero desde la finca del Cubillo donde cargaba el viejo Ford T, de los Calderines.  El preconizó que esta vez había llegado su Rosita Marina, una flor de mar, que por encargo le rezó a la virgen María, para que le asistiera en el pedido espiritual. Felipe fue fiel creyente y los milagros de la fe mueven tantas verdades que solo el pensamiento prevalece en el don de esa creencia tan poderosa. Rosa Marina mi niña, pequeño tesoro, por fin has llegado a nuestras vidas, eres la elegida de nuestros sueños, tu madre estará tan orgullosa de ti, que sentiré que el tiempo mueve el mundo para dar brillo de nuevo a la esperanza de la gran familia.

Felipe emocionado miró con ojos azules a su hija Rosa Marina y descubrió con cierto reproche paternalista que Carmen, su hermosa mujer le robó los ojos de su color. Dejando el castaño de su mirada en la profundidad de las pupilas infantiles, tan profundas y encantadas que el caoba anaranjada volvió a brillar como un zafiro de gracia. Y exclamó privado de emoción y ternura. Gracias cielo por regalarme una estrella, dijo mientras Carmensa sonreía complacida de felicidad por el regalo de amor a su familia. La casa se empezaba a llenar de chiquillos gateando y la vida seguía girando en el destino de los tiempos venideros, pero fue aquel día, en aquel momento, donde la fusión del amor se manifestó con una inmensa alegría en el regalo de niña que le hizo su mujer. Rosa Marina que maravilla.

Para mi querida hermana, tesoro de sensibilidad, responsabilidad y amor. Feliz cumpleaños cielo.


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