Suspendida
en su mirada ausente, repite el ciclo de su actividad, la angustia le supera.
el stress le hace actuar con la matraquilla de salir del bucle con una
insistencia de olvido y reactivación. Suspiro al aire, enfado por agarrar la
palabra que no concuerda con la coherencia del pensamiento, sufre y agita la
fuerza con la mirada por las controversias de la edad, del destino. Y sufre…
Vuelve insistente a un pensamiento sin respuestas o a una sola respuesta, que
se agarra a su fe, cuerda imposible de agarrar con confianza.
Lleva
en el sonido de su boca, el pensamiento que asistió siempre a la voz y tan solo
la palabra respuesta, niega su sabiduría y sale al encuentro la ansiedad, concilia
con la palabra paz y tranquilidad, con la voz pausada. con el tono suave donde
agarre el cariño, el filamento del amor. Ayuda a reubicar la mirada y ordenar
el concilio de una frase, a hilvanar un comentario, que no siempre acierta con
la precisión del pensamiento.
Así
lucha ella, su ausencia es sufrimiento, su pleito es incoherencia, su actividad
es moviola y repite la acción de buscar la hebra para salir al encuentro de su
estabilidad mental… Agarrarle una lucidez, es un destello de pasión y rabia,
por la naturaleza del desprecio a sus actuaciones, es una inmaculada virtud que
escapa y avergüenza el conocimiento con una precisión inteligente que bien
desconcierta al auditor.
Yo
le regalaba mirada y pensamiento a su actitud vulnerable, sacaba el afilador de
las palabras para enviar mensajes de clarividencia, sin machaques, ni reproches,
una actitud pasiva a un pensamiento activo desbocado. Sufre el cuerdo en su prudencia,
sufre el delirante en su actividad, sufre el pensamiento que escapa buscando el
eco de la cordura perdida, hasta que brota la línea que reconduce a la
tranquilidad de ensartar lo que quería decir poniéndose de acuerdo con su dualidad
y manifestando para lo que siempre sirvieron las palabras, para decir lo que se
quería decir con escucha. Para hablar de lo que el pensamiento enfilo con
coherencia.
Ella
está atrapada en su dualidad activa. Una secuencia constante de pleito con el “Pepito
Grillo”. Que no ayuda a darle virtud a la palabra para liberar al pensamiento.
Siempre pensamos para hablar, opinar o actuar, pero esa orden siniestra de la
coherencia que queremos transmitir está ilustrada y asistida por los valores
del conocimiento y no encuentra respuesta cuando falta el eco de la voz en lo
que sugiere.
No
solo es, una sombra inflamable y tenebrosa que asiste a la quema de neuronas,
es una realidad condicionada para lo que la vida no tiene respuestas, y la
ciencia, más que terapias milagrosas con afecto, el principio de un largo y
degradante fin, con amor eterno.
Estamos
contigo mamá.
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