Valsequillo como tantos otros municipios de Gran Canaria, tiene muchos rincones por mostrarnos, todos llenos de un encanto especial de medianías, donde el alisio acaricia de verde, suavemente la inmensa caldera de hundimiento que circunvala todo el perímetro montañoso, hasta bien entrada la primavera.
Ahí dos
rincones que cotejan el puente de San Miguel y su viejo Molino de agua.
Colmenar de arriba y Colmenar de abajo. Separados por el Barranco y los sueños
de un molinero se han anclado en un activo pasado postcolonial. Siendo el de
abajo el último acuartelamiento militar de medianías. Conjunto histórico con el
aval de infancias de un nombre ilustre como D. Benito Perez Galdós, cuyo abuelo
fue subteniente de caballería de ese acuartelamiento. D. Antonio Pérez
Gutiérrez.
Este lugar tiene un acceso saliendo del pueblo de Valsequillo hacia el barranco de un descenso de unos doscientos metros. Que se puede ver, solicitando el interés turístico en el área de cultura del ayuntamiento
Pincelada literaria sobre foto del colmenar bajo de Valsequillo Foto: Juani Vega
Junto al barranco San Miguel, Molinos de agua. Y recostado en sus riberas, duermen los inviernos el Colmenar Bajo, entrañable y peculiar, antiguo y estacionado, mira a las cumbres desde ese rincón enconado, cuando la tarde se acaba y la luz desaparece en la cumbre del ocaso, duerme la estación verde del frio, alumbrada por farolas de paso, que destacan siluetas entrañables entre tejados y huertos. Allí el viejo cuartel del colmenar, punto de osadía, destacamento que sirvió como el viejo poder militar en las medianías, Hoy guarda su recuerdo y memoria el edificio conservado con verodes adornados y entre los almendreros y acebuches eucaliptos centenarios, que ondean el viento en el silencio de las cuevas y terrazas del barranco. Valsequillo lleno de rincones y suspiros.
Hemos de
aportar para esta nueva ruta que es totalmente apta para todo tipo de motos,
pistas de asfalto estrechas y poco o nada de tráfico más que el vecinal.
Pendientes y algunos tramos de cemento.
Ahora
descendemos por la misma unos kilómetros, pasando la urbanización del Pedregal
y el patronato. Y el salpicado de relieves que acompañan el paisaje, para
internarnos en el siguiente cruce en la doble curva a la derecha, señalizado
como la Agujerada, donde las vistas de la ruralidad y la montaña de los
alfaques en lo alto, nos sorprende de nuevo. ascendemos por entre almendreros y
fincas y dirigiéndonos a la zona alta, que podemos visitar acabando, justo al
final del asfalto donde continúa la tierra, laderas de Tinasia, Cañada Marrero,
el ferrú, debemos volver y entrar por el siguiente cruce de la derecha
asfaltado, en dirección al barrio de la Era de Mota, en su asociación de
vecinos, bajo la plaza pública podemos degustar buena comida de la zona, en
casa Guillermo. Para volver a la GC- 41, solo tenemos que dejarnos llevar por
el descenso, habiendo dos opciones una que se interna hacia el barrio de las
Vegas, y otra que baja a la entrada principal del barrio de la Era de Mota.
Desde donde reubicaremos nuestros descubrimientos y ganas de continuar hacia
San Mateo o a Valsequillo.
Descubre la
isla, conoce sus rincones y cuida tu tierra...
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