sábado, 16 de diciembre de 2023
domingo, 10 de diciembre de 2023
CUANDO EL ALISIO BAJA A LA COSTA
Extrañas
circunstancias se repiten y nos convertimos en agoreros del tiempo, leer el
paisaje que nos acompaña, día a día en la mirada, escuchar trinos y perros que
ladran, en el frío de la mañana, que a veces hace escarcha en noches claras. Todo
acontece y preconiza sobre un tablero natural, al que el gran jugador de la
partida es el tiempo.
A
través de la ventana he vuelto a contemplar que el alisio estuvo anoche de
visitas, que bajo de su cota natural, para irrumpir en el frescor ajeno que baja
a los valles o planicies esa lengua de nube que abraza puntualmente y tan solo
en el alba se mantiene dormitada como un edredón acolchado que cuelga por las
patas de la cama
Cuando
en sus andanzas nocturnas se pierde por los pueblos de medianías y costa, sabe
que no puede dormitar en esas cálidas orillas, salvo que su destino sea azucarillo
para el sol, algodón celestial que desaparece con los primeros rayos que lo
cazan y asesinan. Desintegrando sus acolchados moldes en vapor que se eleva
danzando rezagado su propio destino de victima ociosa
Y
en ese dormitar en la orilla dicen que susurra el sueño de las sirenas de otoño
que suben por los barrancos con las brisas marinas de la madrugada, se reúnen compartiendo
el camino para contarse los secretos del invierno que no va a venir, que se
volvió penco en su ciclo, ya la naturaleza, toma nota y actúa enfadada,
aprovechando el relente para ordeñar las mañanas. Otra vez la primavera se desespera
enviando señales a los guardianes del alisio; insectos y plagas. Que preparen
los cacharros para guardar el agua, que visiten los curanderos para las plantas
y las armas para la maleza que acecha y aprovecha, bancales sin esperanza
Fuerteventura
a lo lejos saca el periscopio del pico la Zarza, no es agua segura, no. Es
presagio de añoranzas.
sábado, 9 de diciembre de 2023
SANTOS E INOCENTES
Le
prometí al amigo Tony en el despertar de otra mañana de otoño, después de una
grata charla cinéfila y literaria, descubrir a mis santos inocentes. Consiguió
meterme en el amarillo de una memoria rancia, logró emocionarme y romper mis paradigmas,
atento al desarrollo de como el mismo Delibes ilustrara la sensibilidad de Camus,
para plasmar una realidad tan hiriente como desdeñable, quería enseñarle un
país del sur de Europa que nos doliera el alma, recordar el pellejo ibérico de
ignorancia y prepotencia, por sus diferencias ancestrales de señoritos e indignos.
El
siniestro que marco como un cuadro de Goya, la noche de los tiempos, las batallas
de un dolor arraigado entre los derechos y libertades. Entre la educación y la mesura.
Ahora recuerdo ese olor con el que el compañero, me describe muchos paisajes de
su memoria, marcado por las similitudes inconmensurables de las experiencias en
vidas o sueños paralelos. “Ese olor a orín, amarillento y pestilente, donde el
submundo sube a la capa olfateable de la sociedad” y acentúa un paisaje tenebroso
despoblado de aromas que anula la alegría colectiva de otros hasta el punto de
verla abajo e inalcanzable.
Este
drama temporal enmarca la proeza de transmitir su esencia ejemplar. Los
personajes de Azarías o la niña chica. Inocentes de las decadencias de una
triste sociedad de otros inalcanzables en la trama, la miseria de la felicidad
estremece en su seducción primaria, La bondad de Paco raya lo supremo de un
personaje que obedece con benevolencia y exhibición de artesano de voluntad y
soluciones hasta la saciedad, la imagen de perro olfateador es brutal, escalofriante
en la metáfora. Régula obediente y rebelde es ejemplar, donde sus ojos hablan y
denuncian con la mirada. El señorito Iván, borda su prepotencia con acritud y
posesión de sus incuestionables derechos sociales. El cortijo, ese tapiz blanco
que quiere destacar sobre la España trémula de las clases sociales, Miguel Delibes
exaltó sobre el tapiz tostado de la piel de Toro, la realidad hiriente del sur
en un país anclado en su vergüenza del que solo queda el recuerdo, envío un
guiño de honor al gran Rodriguez de la Fuente y su sensibilidad con el hombre y
la tierra.
Tantos
mensajes encriptados en una cinta, remueve conciencias aun cuarenta años
después de su estreno. Que sirve de evolución comparativa y denuncia impuesta constante,
con una magistral obra de realismo servil y rural. Cuidado porque, en muchos
rincones del olvido de la memoria, aún sigue oliendo a orín putrefacto, es verdad
que, ventilado por los aires del cambio climático, otra barbarie de los señoritos
del capitalismo
Ahora
entiendo ese olor… Y le pongo memoria.
viernes, 8 de diciembre de 2023
PLAYA DE OTOÑO
Los
días lánguidos de otoño llegan a la isla con la nostalgia de una belleza serena
y luminosa, la acuarela del cielo pinta nubarrones que se dispersan en tonalidades
sin definir formas concretas, el frío no es invitado aun, nunca lo fue, es una aflicción
que la tarde revela meter en la cabeza y no consigue en los paseos, quitar los
calcetines a las sandalias de los guiris. Esa estampa montañosa mirando al
oeste, de una tierra de calimas, de trazos y sombras. El polvo de luz, contrasta
formando geometrías y halos paralelos que destellan en el horizonte realzando una
grandeza pictórica. Al fondo un Faro genuino con alma de auditorio se acuesta
sobre la playa para cantar la luz, al atlántico ese mar que nos separa y protege.
La
avenida de las canteras, es un paseo octogenario, un desfile de naciones, donde
África y Europa se dan la mano de la tolerancia, la mirada de lo exótico, Negros
sobre blancos con en el tapiz de un mar del norte sereno, que baña la barra para
sacar su espuma florecida como un largo huerto de rosas blancas efervescentes.
En el ajedrez de la avenida, entre el tumulto de bares, restaurantes, hoteles,
sombrillas y Palmeras asustadas y heridas, se cocina el tiempo de los sabores.
Olores especiados de la india, picantes de Marruecos, Masa parlanchina de Italia,
senectud ilustrada del norte de Europa, a chulería imperfecta de godo trasnochado,
a chinos silenciosos que invaden y mercadean la ruta de la chuchería oriental.
Nadie puede con ellos -su paciencia infinita- su andar peregrino por el mundo
calla su lengua y fragua su espacio. En este zaguán antesala del nuevo mundo, donde
las corrientes culturales mediterráneas son suspiros del continente africano con
congruencias y sueños, los que bajan buscando sol y paraíso. Los que suben
buscando consuelo y oportunidades de dignidad, con el pasaporte de un viejo
continente que estira las patas en hamacas celestiales
La
playa de la revolución, de los surfistas, de los pescaderos, del cambullón, de
las colonias, la playa del sol perenne, de las naciones, la playa del folklore,
del puerto efervescencia de un mar amable, Las palmas de Gran Canaria es al Atlántico
un buque insignia varado en su playa. Un parque temático de nacionalidades, un
tendido hispano gritando fiesta, un crisol de culturas antiguas que se mezclan
con la revolución del nuevo mundo. Es una enorme estación de viaje, donde comprar
chucherías, tomar café, sol y mascar los chicles de la admiración y abandonarte
al victimismo de tu aventura.
En
la tarde, el mar sigue ahí, inmenso pensativo y generoso, lavando los pies de
sus discípulos con la marisma otoñal, apenas olorosa, con el rumor de unas panchas
olas apenas estruendosas, la arena pisoteada vuelve a renacer cada día, prepara
el mantel de una melancolía que atrapa al visitante y embobece a las palomas.
Las cortinas del paisaje playero -con la tierra adentro-, de ese inmenso teatro
del mundo va cambiando el decorado constantemente para evitar el tedio y
sorprende magistralmente cuando la calima produce la magia de su desfile bajando
a bañarse en su playa.
miércoles, 6 de diciembre de 2023
DUALIDAD DE LA VIDA
El
rumor del mar que siempre estuvo en su corazón, como suspiros de pensamiento profundos,
ahora es un murmullo ininteligible que traspasa los muros del viejo hospital de
San José, pero ella no escucha, más que voces lejanas, trapisondas que se
mezclan con pasos y ecos, paredes blancas que confunden la luz divina de un
hogar en el recuerdo, con una celda carcelaria en la que se siente atrapada. El
salitre trepa las paredes y va formando costras de escamas en los muros, la
arena dorada de la playa, con el azote del viento suave, vuela y revolotea los
viejos ventanales, se va incrustando en las rendijas para formar conchas de caliche,
que atascan invadiendo los espacios que miran al mar. Carmen mira el techo y
sueña como siempre con la orquesta de la vida, una melodía que se escucha
alejar lentamente y solo van quedando pasillos de enfermos y quejas de ancianos
que se van apagando en sus gritos del silencio, su lucidez es a veces pura
clarividencia, es como una vieja consejera que resalta la belleza de las cosas,
con el dogma de la generosidad, su amable corazón esta en paz consigo, aunque
late a disgustos en el pensamiento de quien quiere y no puede, ese dualidad de
pensamiento, movilidad que se obstruye en su realidad, un cuerpo del que deja
de sentirse dueño, -un compañero que abandona, lentamente el combate- no acata
sus órdenes. Y llama a la vigilia de resignación del ocaso, toma el rosario
entre sus dedos y reza. Enhebra los ringletes de la cadena uno a uno. Eslabón a
eslabón, como un suspiro al eco de sus propias palabras, hablar con Dios es un
permiso que se concede para su bienestar, le pide tiempo y no angustia, le pide
tranquilidad y no desespero, le pide su voluntad; Esa, que debe ser tan grande
que consuela a pobres y ricos. Dios le da tiempo, para que armado de amor, analice
su vida, su filosofía: A veces se le oye reprochar su condición, para que vino
al mundo, y añade -para sufrir- dejando que el silencio le conteste con un tu
sabrás la respuesta, ¿Por qué estoy aquí? Yo no estoy bien de la cabeza. Dudas,
le asaltan dudas y entonces guiada por esos mimbres de luz interpreta su melodía,
la de su tiempo y espera, que la tristeza no se refugie en su vida, espera que el
júbilo del consuelo, supere a la angustia de la ansiedad, dormita y va inventando
de nuevo otro texto de película de sueños, es una artista creativa del
pensamiento. Añade todos los elementos de una tragicomedia real, donde lo malo
se asoma como sombras tenebrosas, que le quieren robar su tranquilidad, que le
asustan en el duermevela de su resistencia, y hasta despierta trae el sueño,
para someterlo a la interrogación de sus preguntas y a la tenacidad de su
inventiva, enjuiciándolo con rigor y perplejidades.
Su
mirada busca en puntos fijos reflexión y paz, aunque su pensamiento sigue
trabajando en la reconstrucción de un pasado borroso y cavilando un futuro cierto,
que no sacia su inquietud, tantos temores que se confunden con los dolores del
alma y del cuerpo definen su existencia, siempre en el amor de los suyos
domingo, 3 de diciembre de 2023
RANCHO DE ANIMAS. EL CULTO DE UNA TRADICIÓN
Y en estas plegarias enhebradas
a golpe de espada y canto, nos traslada a la noche de los tiempos. Cantar a los
muertos a sus ánimas benditas, aliviando desde esta dimensión un purgatorio
transitorio, generoso ante lo que nada sustenta la vida, se convierte en el romancero
de las cofradías de cantos del siglo de oro y el barroco, algo tan antiguo que se
pierde en el costumbrismo de las fechas y que solo se explica como la muerte
misma y su agonía en el despido de este mundo. Los Ranchos de ánimas en canarias
formaban parte del tejido social de la cristiandad con el carácter improvisado
de una prosa de rosario que retroalimentaba las letanías, nombrando a los
muertos y a la limosna de los vivos para que, con su consuelo de trovadores de
ánimas, los muertos y los vivos encontraran la conexión y la iglesia un nuevo
sustento con el ejercicio de la despedida.
Anoche bajo el consuelo
lacrimoso de la lluvia otoñal entrañable del rincón de Tenteniguada. Entre los grandes
farallones que los sostienen, el eco de sus lamentos se mezclaba con la cortina
de niebla formando un paisaje celestial en la memoria. Agustin Calderin, el
ranchero mayor de Valsequillo con su porte de patriarca de ese rancho tan consolidado,
nos comentaba que tan solo la tradición alimenta una esencia tan antigua de la
que se siente orgulloso, que se sigue sorprendiendo como las nuevas
generaciones no conocen su existencia y que solo su lealtad con la vida y la
tradición le honra llevar las riendas del Rancho de Valsequillo. Agustin se
muestra firme en su convicción del futuro de este fenómeno de herencia y usanza,
noche como las de ayer en la que el pueblo es un rancho más, que quiere
escuchar la letanía de conectar con sus muertos, se acercan con el respeto de
lo antiguo y el llanto de los cantos casi ininteligibles de este milagro cultural
de supervivencia.
Paquito Sánchez es la sonrisa
amable y el orgullo de honor de los rancheros, toda una familia conectada al
canto y la improvisación, sus hijos y nietos forman la espina dorsal del futuro
de este colectivo, chavales jóvenes educados en el valor de la tradición como
fenómeno de cultivo, con los mayores arropando la continuidad con las voces
desgarradas, silenciadas, entonadas de sus rimas, a veces rotundas a veces
salvadas por el murmullo de sus silabas y consonantes. Sus nietos entienden de
la estructura de la prosa y añaden intensidad y lamento para romper la
monotonía del rosario a golpe de triangulo, rasgueo de timple y templanza de
guitarra, con la hoja de espada brillando al compás de la lucha por la conexión
entre la muerte y la vida, duelos y cruzadas antiguas de caballeros luchas y
batallas que se mezclan con el careo de enfrentar a la muerte en su último
lamento de despedida, En su recuerdo perenne queda la sencillez de una lumbre:
la lágrima de una vela cobijada en un farol en las andanzas, una llama que guía
a los espíritus errantes que no descansan o una señal que mantiene iluminada el
pasillo del cielo
El Rancho de ánimas
sorprende, asusta por la tangible realidad con la que se conecta con la muerte
a la vieja usanza, con la ringlera del canto, con la nobleza de ser los custodios
de las fronteras de este mundo. Antonio Sánchez es otro de los pilares que
añaden fortaleza y antigüedad al rancho en sus golpes de tambor la melodía se
encaja formando el eco que repite la estrofa que adorna la plegaria.
El Rancho de ánimas de
Valsequillo y su gloria de supervivencia es un bien de interés cultura y
patrimonial, una realidad palpable de la que la sociedad canaria se siente
orgullosa de su existencia y en sus rangos de rancheros guiados por el ranchero
mayor está la nostalgia de lo antiguo. La realidad de un pasado que nos
conectaba sin móviles al más allá, con la ternura del respeto, con el cariño de
la familia y sus desamparos.
Alivio y consuelo en la fortaleza
de sus actos, honor y orgullo en su manifestación.
Mientras la lluvia seguía
llorando la noche del Rincón de Tenteniguada, el rancho seguía rezando con
canto las peticiones, de los presentes que atrapados por el misterio del mantra
antiguo aprovechaban ese honor de conexión del siglo XXI
El rancho de ánimas se ha
convertido en el tesoro cultural del nuevo siglo, en un circo de trovadores del
pasado, que danzan como una tribu primaria su conexión con la muerte y lo
desconocido. Ellos solo quieren respeto por la tradición y la limosna de la
contribución heredada, para aliviar a los necesitados de espiritu o penuria cristiana.
Larga vida a este fenómeno de
la cultura canaria que ha sobrevivido a la conquista como el grito de silencio
que se escucha en las catedrales.
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