Deja que suelte la palabra, que labre el pensamiento en un caudal de lectura e inspiración, la suerte de tener el mecanismo que elabora el tejido literario para disfrute del pensamiento activo. Soñar y contar los sueños, vivir y contar la vida desde la observación y las perspectivas. Es la melodía de la lectura quien lleva en volandas la suerte del encuentro. la filosofía de una vida buscando la plenitud a través de jugar con las letras y los mensajes encriptados que desvelan belleza literaria

jueves, 22 de octubre de 2020

EL ALUNNO DE MACHADO



Llueve sobre mojado. Largo invierno de frío y ventisca,  placentero hogar

Nada más hermoso, que observar el agua a través del cristal, llora el cielo y atrae la humedad

La tierra agradece el gesto de tanta humildad

Allá a finales de los años setenta conocí a un matrimonio mayor en plena

senectud,  D. Francisco y la Señora Laura

Fueron gente de bienes. Gozaron en su juventud de buen status económico, él fue pionero en telefónica y ella era profesora de piano

Recuerdo cuando iba a su casa de campo que estaba en el Valle las nueve a

recoger las uvas de la parra

Uvas moscateles riquísimas, doradas y otoñales, La música del piano invadía la estancia grande, hasta el silencio se callaba para oír la dulce melodía

Ella sonreía poseída por su arte y empujaba las teclas con el cariño de sus manos arrugadas de felicidad

Recuerdo a D. Francisco sentado en el sofá, Leyendo, periódicos viejos.

Curioseando los recuerdos, que le dieron una vida tan plena y feliz

Me hablaba con orgullo que Fue alumno de D. Antonio Machado. El gran poeta

manchego que se cumple 90 aniversario de su muerte

Me hablaba de su poesía épica. pausada jugando con el tiempo y la memoria de los pueblos y sus leyendas, él era un enamorado de los campos de España.

Recitaba de memoria sus mejores poemas y yo me adormecía viajando en el tiempo de sus relatos, Oyendo la música de aquel piano de cola blanco

Un día tiempo después, encontré a Doña Laura sonriendo alegre como siempre le conocí,  me dijo que D. Francisco había muerto de viejo y de felicidad y que ya se encontrarán más adelante que el la esperaba. Tuvo una vida intensa vivió 96 años

Ella mataba su tiempo con las teclas de aquel piano. Porque la música le

amenizó la dulzura de la vida. Nunca tuvieron hijos, pero si una vida intensa, yo a veces la recuerdo. Como la Orquesta del Titanic, hasta el último segundo amenizando la vida.

 


 

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