Si supieras como está el campo que te vio nacer, es color de tierra agradecida y de aromas de retamas, aquella sensación que se quedó grabada en mi alma y sacaba la agitación de mi ser. Esta energía escondida casaba al vuelo mis ansias y evocaba un despertar del cuerpo y la mente que adivinaban presagios y emulaban actitudes juveniles.
Querida mama, no es porque sea tu día, que siempre lo fue todo el año, pero ese título primario ensancho mi alma de niño y lanzó mi libertad a la vida. Busco una imagen de aquel pasado y solo encuentro, un yo conmigo custodiado con la palabra haz lo que te apetezca, pero hazlo. Que rotundas palabras de aliento, ni una carantoña, ni un enfado agitado, tan solo; consejera del destino, del camino abreviado. Pasajera de la vida y en esos trazos casi como una hermana mayor vigilabas de cerca la verdad y el honor.
Querida mama, ayer me preguntaste por tu madre, otra vez, añorabas a la abuela, reclamabas su consuelo en un tiempo inmortal, por que la memoria es prisionera de incesantes pálpitos de amor grabado a fuego, es un regreso constante a una llamada de emergencia, tus ensoñaciones de esta vida te hacen vivir atrapada entre recuerdos de niñez y ese estado que navega en los mares del pensamiento, absorto, apenas con un murmullo de agua oteando un horizonte de cielo
Querida mama, son las flores de mayo la fragancia que unió tu alma de niña al atardecer de tu vida. Tu cuerpo vacío es ahora más frágil, va desapareciendo en el dibujo que esculpió el pasado, se vuelve etéreo agarrado a unas piernas de alambre que mantienen intacto la estructura de aquel edificio de bondad y energía. En tu mirada la mía, en tu pensamiento mil maneras de interpretar que está pasando a tu alrededor, aunque tu luz siempre brilla en ese pasillo ilustrado de sueños, buscas el túnel, la estación del último viaje, y el billete caduco en los laberintos del destino.
Cada día te veo más cerca de aquel cielo que me contaste, que te contaron tus padres. No dudo que con ellos charlas en tus sueños constantes, a través de esa corta distancia que separa tus anhelos del reencuentro, y allí están tus seres queridos, padres abuelos y hermanos. Todos los que se adelantaron en su brillo terrenal, no desesperan, solo sonríen, aconsejan, acompañan, sus cálidas miradas son el poema de una espera anunciada.
Querida mama, no temas a la muerte, por que sin ella no existiría la vida, no hay nada malo en morir, cuando el amor te guía, recuerdas la fe, esa fuerza misteriosa que nos inculcabas, la libertad para que tomara las decisiones de la vida con el sentido de la honestidad por bandera. Todos los tuyos están cerca, tu camino está adornado con piedras blancas, una escoba de palma avanza barriendo la senda por la que haz de pasar, y en ese recorrido que interpretas en sueño, está la bondad, el amor y el aroma de las flores que cultivaste en vida.
Somos la lucidez de tu alma, viajeros del tiempo, en la dirección del destino, sembrando la tierra de amor y belleza, justicia y esperanza. La misma semilla que tu sembraste y guardaste para las generaciones de tu raza.
Querida mamá un día más somos recuerdos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario