Deja que suelte la palabra, que labre el pensamiento en un caudal de lectura e inspiración, la suerte de tener el mecanismo que elabora el tejido literario para disfrute del pensamiento activo. Soñar y contar los sueños, vivir y contar la vida desde la observación y las perspectivas. Es la melodía de la lectura quien lleva en volandas la suerte del encuentro. la filosofía de una vida buscando la plenitud a través de jugar con las letras y los mensajes encriptados que desvelan belleza literaria

domingo, 28 de julio de 2024

MIS LIBROS

Guardian de las palabras, jeroglíficos de la historia, leyendas del cuento y la experiencia.

Hemos comprado una biblioteca nueva, me hacía tanta ilusión, apartar mis mejores libros, no los más ilustres o de peso histórico, si no aquellos con los que e sentido una conexión espiritual, una clarividencia excepcional. Pretendía darle un lugar de prioridad y clasificación en ese armario de los recuerdos, siempre miraría la asistencia a mi pensamiento. A veces, he leído cosas tan hermosas que se me pierde el escritor, entonces me fijo en el titulo del libro, en el autor, la caratula y trato de ubicarlo en el estante de mi memoria reservado a las emociones del cuento.

Confieso que el estante se me queda pequeño, Todos tenemos autores a los que le dedicamos un estante especial, por que brilla su pensamiento en tu conexión, y el orden de estas prioridades, lo tenía claro desde el primer momento, el primer estante es para el gran Saramago -El mago de las palabras que más profundidad le ha dado al pensamiento- Su evangelio, sus dualidades, sus ensayos, sus intermitencias, sus levantados del suelo, su memorial, su Caín, son las páginas más hermosas que me han estremecido su lectura,  navegar en sus laberintos tan profundos es navegar en el océano en soledad, nunca sabes donde te llevan sus corrientes, pero te hace sentir vivo y en otra dimensión del yo y el mundo. El siguiente estante por que el primero se llenó de Don Jose, seleccioné autores especiales que brillan con la magia de los relatos y Gabo -Gabriel García Márquez- Me sacudió tanto su frescura antigua que ese monumento a los Cien años de Soledad es el alma de un continente que late, de magia, pasión, revolución, poesía. Que grande la belleza literaria de su obra. Macondo es un lugar tan nuestro. Cuando miré la caratula de Pablo Neruda, recordé mi juventud, mis latidos de amor apasionados, buscaba en sus palabras el brillo que adornara mis sentimientos. Seguí ordenando y encontré el laberinto de la vida, que me llevó en volandas sobre los pilares de la tierra, Ken Follett, había conseguido meter en mi mollera la historia de un país, de toda Europa a través de los ojos de las catedrales y las religiones.

El gran Cervantes y su ilustrado Quijote, era de una elegancia caballerosa, que sacudía la historia con palabras sencillas y familiares de los abuelos, Me atreví a disculparme con D. Benito, -por descubrirlo tarde- paisano, los millones de letras y palabras que a ordenado para explicar el mundo que le tocó vivir y las emociones que lo tocó transmitir. Y es que el tiempo de lectura solo rentabiliza al inversor de prioridades.

Confieso que viajar a Colama, a conocer a Pedro Páramo, descolocó mis entenderás y la tridimensión de sus conversaciones el primer libro en 3D, que vuelvo a leer páginas para cerrar su contenido o acabar de entender tan bello jeroglífico. J. Cortázar, A. Gala, M. Vincent, P. Baroja, P. Coelho, V. Figueroa, O. Paz, Benedetti, Cela. J. Navarro. Arias, Urbano, Dueñas, Reverte… Por Dios, si no empezado.

He vuelto a seleccionar y ordenar, la biblioteca se lleno de historias hermosas y autores brillantes y todavía no he leído ni la micronésima parte de mis deseos. Ahora con todo el dolor de mi alma, aparto libros que nunca podré leer, caratulas extrañas, sinopsis sin convicciones, descargo la estantería para llevar a la fundación y dejar que el tráfico de letras lo investiguen otros ratones de bibliotecas

Me quedé mirando con la misma cara de curiosidad que me producen todos a un autor que desconocía. Gerald Messadie y decidí leer una de sus obras, -El hombre que se convirtió en Dios- Me encantó. Una aproximación apasionante, desmitificadora y respetuosa hacia la figura de Jesús. Rodeando aspectos oscuros, y transportándonos a terrenos ignorados por los textos sagrados o manipulados por los intereses de las religiones.

Las chicas de la fundación siempre me guardan algún regalo, viendo mi voracidad lectora.

Ya tengo los estantes llenos y mi espacio de curiosidad ha abierto una brecha insaciable, al menos escribiendo puedo amortiguar la dependencia y gratificar al pensamiento que me asiste con la inspiración, un mal menor, reconvertido.

sábado, 27 de julio de 2024

LA MUERTE EN EL PASILLO

La tarde languidece de sol que se aleja, de luz que se apaga convirtiendo en sombra la jornada, vuelvo al hospital acompañar a mi madre, ella está en fase de descuento, aunque en sus flashes de lucidez, pronuncia palabras entrecortadas con lamentos; No me quiero morir, Mamá, Papá, sus llamadas tienen un eco insonoro y no pasan más allá de sus deseos de comunicarse con sus muertos. Se queja con la única arma que le acompaña, el sonido de su voz apagada, mientras otros protestan, por los lamentos, a veces parece un hospital de guerra, cuando se ponen en contagio de tríos o coral de ensayos

Más allá en el pasillo se oyen gritos de angustia, la muerte esta vez, se apoyado en el umbral de la puerta de la habitación 271 y su presencia implacable es un misterio que ni ella sabe explicar, habla al oído a los enfermos, a veces consuela con silencio y relaja, otras cansada de oír lamentos y llantos de miedos, corta por lo sano, aplica un atraganto, se convierte en una de las mil maneras de morir en una cama. Me fui por el pasillo buscando el baño y me miró e hizo señas. Ven acércate –me dijo, convencido que le iba atender- con reparo acudí y a una cierta distancia, observé como sacaba un enorme catálogo y sin amenazas, con la firmeza de su destino. Pasaba páginas y decía. Hoy estoy aburrido, este listado de formas de morir lo e inventado para no tener que aplicar improvisaciones, en esta parte, hago lectura resumida de la vida de los individuos, y en esta casilla hay una valoración que va del uno al diez, Si su vida ha sido una mierda, la valoración es baja y hay que dejarles purgarse de culpas y desdichas, no pienso llevarme a nadie cuya existencia no le de consuelo, si no es capaz de dejar atrás sus miserias.

Observa, se acercó a la cama de una señora consumida en su pellejo con un espíritu atrapado en un esqueleto de huesos. Maúlla, le ordenó y de su cuerpo encorvado salió el sonido de un gato maltratado, un frío recorrió mi cuerpo, le miré condescendiente. No chico, no… Dijo firme, mi trabajo es un asco, estoy solo, nadie me oye, todos me llaman, nadie me responde, se alejan de mí, produzco miedo, tu me ves como un monstruo. Pues yo no lo percibo así, me paso el día poniendo trampas, tengo un ejército de inútiles que no siguen el patrón de mi padre, la muerte, que me enseñó mis antepasados. La muerte tiene que ser digna, es una obligación en nuestros estatutos y debemos proporcionarla, Pues no. Los imberbes y novatos que me asisten en este ingrato trabajo, se pasan el día matando a placer, no siguen el protocolo. Al final del pasillo. Se oyó un golpe en una habitación, que sirvió en un segundo para percatarme de su ausencia y regreso… Escuchaste, -me dijo, para confirmar su ejemplo- tuve que tirar de la cama a uno que me estaba sacando de quicio, le había advertido, que se me agotaba la paciencia, con sus agonías. Este desgraciado, se ha pasado la vida abusando de su autoridad, no ha tenido nunca nadie que le rece, ni el cura de la planta a pasado a verle, en tres meses que lleva ahí. Que asco de vida… Ahora le recogerán, pero así lo voy debilitando hasta que pague sus culpas en vida

Me quedé con el pensamiento atrapado en la secuencia actual del tiempo de meditación, sabía que todo aquello que pasaba alrededor era una comedia escrita por un custodiado destino y que la realidad superaba cualquier ficción, si podía interpretarla con mi imaginación, tal vez pudiera ayudar en la comunicación del desenlace. Las miradas de espera, se cruzaban en el pasillo, en algunas horas del día era el corredor de la muerte cuando se le sentía avanzar firme, con los zapatos betunados de negro brillante, golpeando el suelo, al compás de un sonido letal, Si portaba la carpeta bajo el brazo, venía a comunicar una muerte digna y el paciente, esperaba su visita, estaba en paz, preparado para cruzar al otro lado…

Mirando al final del pasillo, con la vista aturdida de espacio y confinamiento. Constaté como una enfermera tropezaba con la esquina de un carro y se lamentaba de su torpeza, miré al suelo y vi la muerte sentada con los pies estirados, le había puesto una zancadilla de maldad, en la distancia le reproché su actuación. Percatada de su actuación, se limitó a decirme que a veces tambien se aburría, no usaba la guadaña y solo podía hacer trastadas con los diablillos que le hacían apuestas, cuando se despistaba la guardia de la bondad.

En ese mundo de imaginación y pasillos tambien acudían duendes inapropiados, y había seres extraordinarios que ayudaban a pacificar los sufrimientos, que daban agua y consuelo. Que acompañaban en la dura soledad del pensamiento, que usaban la palabra, para el alivio, la energía para la paz, los hospitales están llenos de ángeles buenos, que dulcifican las despedidas, los abandonos, que limpian las heridas, que dan de comer con sus manos, con el respeto y la dignidad de una humanidad que sigue luchando por su equilibrio, en esos espacios terminales, uno se encuentra con el uno que conoce a si mismo y advierte la frontera de la vida sin poder mirar más allá, con el deterioro inevitable del colapso.

domingo, 7 de julio de 2024

EL PASILLO DEL PENSAMIENTO


Ella agarra el libro entre sus manos, siente que atrapa el latido de su memoria, los relatos de los hechos que le marcaron la vida, ya quemó sus recuerdos, dejó enterrado todas sus penas y ahora camina por el pasillo del pensamiento, errante, perdida en un mar sin tiempo, flotando en perspectivas, maltratando los bucles repetitivos con existencia. Apenas si le da el destino para tranquilizar su vacío, su identidad calla y deja la conexión en el silencio de los duendes, que la visitan y la mantienen en vilo.

En otro tiempo de evolución corría por los caminos, soñadora, inspiradora, activa con aquel don especial para la precognición, de saber y callar, de consultar a través de los sueños sus escapadas y miedos, de un talante elegante y materno sublime, con aquel fundamento que le inspiraba la abuela, siempre recuerdo aquellos secretos de madres a hijas en mensajes encriptados de sutileza. “Un pizco de jango mi niña”. Expresiones coloquiales de rotunda clarividencia.

Y en aquellos paños de tela que bordaba kilométricos se encerraba y acudían al pensamiento todos los sueños, hilvanaba uno a uno sus puntadas y cada doscientas, extendía el paño para ver la rosa que dibujaba en el pespunte y suspiraba, por la miseria de un trabajo artesano impagable. Una voz hablaba en secuencias y programación y entretenía las radionovelas los conciertos del tedio y los amoríos. Simplemente María o Lucecita. Aquellos amores castos llenos de una pasión turca desbordada de sufrimiento y angustia

En los días intensos de verano organizaba con fecha, el bajar a la playa con la cuñada, eran una o dos veces al año, pero caminábamos por la carretera vieja de la Gavia bajando hasta el Palmital, para pillar la triste guagua que nos llevaría a Telde. Y luego de conectar con los primos, recorrer medio Telde, pillar en los picachos, la de Melenara para llegar a la playa, Pero éramos tan felices que la orquesta de los sueños se transformaba en cuento, para vivir una emocionante realidad

Y el tiempo te rifaba la suerte, pero había que dar tiempo al tiempo, solo servía para esperarlo, para que los sueños se acercaran a su definición, aunque en el camino del guion perdieran su reparto principal y se tornaran en otras imprevisiones, el destino y sus caprichos sin más comentarios, que las resoluciones del pensamiento.

Una tarde de domingo, Carlos Martel por fin estrenó su Lambretta Servetta de mini Cross, era una moto preciosa dorada con un tanque semi redondo y unas líneas verdes pintadas al más puro arte italiano, tenía seis velocidades, antes de estrenarla ya le colocó un cilindro grande y un tubarro que emitía un sonido metálico muy sugerente, quedamos para bajar al cine y flirtear con las chicas en el parque. -Año 76/77- Los tiempos estaban cambiando, ya teníamos carretera recién asfaltada. Yo compré uno de aquellos pullovers con decoración americana, que llegaban al mercadillo a través de los gitanos. Mi madre me dió las doscientas pesetas del cine y la seguridad, con el amor de su alma, que venía a ser, una semana intensa bordando aquellos paños y nos lanzó el mensaje tengan cuidado.

Con la privación de probar la carretera nueva y la moto nueva, bajamos por la Asomadilla a San Roque, en la alegría del estreno iba también la imprudencia de la ignorancia, y aquella máquina corría un montón, más el plus del piloto. Hasta que en una de aquellas curvas cerradas se nos atragantó la velocidad y el espacio, y subimos por la pared del radio, más de dos metros.

Caímos a la carretera, lleno de rasguños, heridas y pulidas, la moto seriamente dañada, en la pared, unos yerros sujetaban una tubería aérea y entre sus puntas de lanza aparecían colgadas las juntas del retrovisor sin cristal. Pasamos cerca de ensartarnos, Mi pullover quedó rasgado por el costado y nuestros sueños, en una lección inolvidable de orgullo herido. Volvimos después de los remiendos a casa, tocados por un destino que nos enseño las otras cartas, mi madre me vio entrar cabizbajo y herido psíquicamente. Tras las clásicas regañas sacó el costurero y mientras le contaba los detalles se puso a zurcirme el costado de aquel suéter precioso. Quiso borrar el pasado inmediatamente, sacudir la mala suerte de la ocasión, ella no quiere nada de sus malos recuerdos, solo el amor de los suyos.

Ahora la veo de pie en un rincón de la casa, con el libro en una bolsa, al que mete y saca con cariño y orden, dobla la bolsa y la agarra con firmeza. Mira el envoltorio y vuelve abrir la bolsa para sacar el libro ver su portada, pensar en algún recuerdo que borró de su memoria y vuelve a meter el libro en la bolsa. Y así horas…  Sabe que todas las secuencias de su historia están allí escritas, con detalles y dolor, con amor y pasión con la poesía de una vida de aprendizaje y espera. Una espera interminable a la que solo añade borrar su pasado, por que ya no le quedan hilos para bordar.

 

 


Entrada destacada

PASAJES AL MACHU PICCHU

Amaneció en el Valle Sagrado. Los Incas, establecieron aquí su imperio fundaron sus credenciales y adoraciones en toda su cultura se ad...

SIEMPRE ES MOMENTO PARA EL RECUERDO