Ahora
solo pido tiempo, si me regalaran ese tiempo, me daría por satisfecho.
Para
leer, estar con la familia, sentir el abrazo de los míos.
Él
no quería escribir más, su inspiración divina, le llevo a dejar en la antesala
de su última obra, una reflexión a la humanidad, era tan sugerente el hilo que
tiro de la fortuita madeja del pensamiento
Cuando
leyendo noticias de la guerra civil española encontró una perla que describía
Cómo
habían encontrado una bomba caída en Teruel que, abierta en dos aparecía un
mensaje escrito en portugués
Por
el hombre que la construyó y que tuvo la osadía. De decir a quien la encontró.
Tirada en la calle.
En
un papel escrito un mensaje.
"Esta
bomba, no va a estallar" que extraordinaria osadía.
Qué
sutil manera de salvar conciencias desde la cocina de una vieja fábrica de
armamento
Blimunda
en su generosa entrega a los demás, recorrió todos los mercados de la ciudad,
buscando tiempo, quería comprar un poco más de tiempo para José Saramago, deseaba
que alguien le pudiera vender algo de tiempo, para regalárselo a su escritor,
necesitaba que siguiera escribiendo para inspirar esa energía inteligente que les
transmitía a tantos adictos a sus pensamientos. Pero nadie tenía este preciado tesoro. No pensó
que este artículo de vida es tan preciado que no se vende.
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