Con
la llegada estival del descanso, la familia vuelve a Lanzarote, isla que
dejo atrapados en el relax y los sueños de verano, a toda la prole. Tanto que,
desde la cimentación inicial de exploración de una luna de miel encantada,
entre camellos y cenizas. La vuelta ha sido continua. Desde la infancia de la
chiquillería y el abuelo en Famara, hasta el paso, por Costa Teguise, Guime y
Matagorda
Aquí
en esta cabecera de aeropuerto hemos visto aterrizar y despegar los sueños de
medio mundo y en los paseos diarios costeros hemos sobrevolado el vuelo rasante
de las grandes aerolíneas. Descubrir las pequeñas calas de puerto del Carmen y
bañarse en sus cristalinas aguas, descubrir el encanto blanco del contraste de
sus pueblos en silencio, la belleza resplandeciente de la luz con la lava negra
solidificada del volcán, pasear en la tarde por la inmensa bahía de Famara,
donde el viento milenario sale de las corrientes marinas para subir los
escarpados riscos, tallando los perfiles de la montaña y su curvatura hacia el
abismo de gaviotas y pardelas planeadoras. Las tardes de sol que mueren
lentamente en el Oeste, detrás de un horizonte dibujado con acuarelas de
artista de luz.
Y mientras descubrimos los placeres de la tierra, el mar y el cielo. Seguimos anclados en sacar la espontaneidad del tiempo libre para compartir entre ratos con la familia. El master Chef Lanzarote, fue una idea genial que nos llevó a juntar imaginación, creatividad y competición en tres días de Master, sacando lo mejor de la juventud y la experiencia, creando una escuela de referencia. Esta edición se presentaban tres equipos nuevamente. A B y C con tres baluartes en cada uno. Además, aparecían nuevos ítems de puntuación para distinguir un reglamento a medias, con poca definición y mucho misterio. Gracias a cuatro bases establecidas, se abrió el apetito, más competitivo que real, de una situación que luego lamentaron algunos, cuando el nivel, no se ajustaba al equilibrio de objetividad.
Pero
entremos en la sutileza de los detalles, que fueron los que marcaron el placer
culinario y del concurso. De sabido y de buen maestro es, que estos eslabones
no pueden andar perdidos con la esperanza de enriquecer una apasionante
competición casera.
En
las entradillas de cada comensal, el equipo A. apostaba por distender el
contenido y con una cata a ciegas, que no puedo cumplir por falta de tiempo e
intimidad, optó con la improvisación que les caracteriza, de simplificar los
platos y renombrar con una entrada taurina los caprichos de España. Pasodoble
español abarcaba una selección de ibéricos y tacos de tortilla española con
rulos de cabra. El equipo B sacaba un excelente Gazpacho de mangos con Gambas,
que hizo las delicias del respetable. Mientras el equipo C aportaba un Tartar
de fuet con hebras de algas y sabrosa marisma. En el riego inicial de cada
equipo, aparecía en el equipo A, después de una recepción de Champan, aparecía
con Bodega 35 con una afrutado seco bien frío.
El equipo B con un blanco seco “De muerte” y el equipo C, con un Iniesta
seco “Corazón loco” entrada triunfal y equilibrada para todos, con dos claros
lideres en el primer plato. El Equipo B y C, ya se adivinaban reñidos en
imaginación y apuesta.
El segundo plato, el equipo A optaba por cazar placeres continuos. Tacos de aguacate con bonito, almendras, alcaparras y Salsa rosa, mientras los sabores se mezclaban aparecía el segundo plato del equipo B con unos estupendos tacos de carrillera y cebolla encurtida en sabores. El equipo C. Nos volvía a meter con unas Gambas con abrigo de Beicon y retales de mar. En el plato principal, los vinos marcarían la sabiduría de la buena mesa. Mientras el equipo A. Sacaban el cacho carne sin ojos, con unas acertadas hebras empanadas de calabacín y Batata con salsa picante de champiñones, exquisitez rematada con un excelente Ribera Mágnum Figuero 4 El equipo B, sacaba la esencia del mar mediterráneo con un arroz caldoso de gambones y mejillones rellenos muy equilibrado en sabores y textura. El riego de tan excelente plato, se marcó con una Geria Rosado seco, de pocos amigos. El equipo C sacaba adelante en entrante bocado de tres corazones con lengua de papas y tierra del infierno, bocado Burger excelente en mini hamburguesa. Carne a la fábrica, secreto ibérico con cebolla caramelizada y crema de queso de cabra. Muchos pequeños entrantes trabajados y rotundos que definió la cortesía y excelencia de tales muestras. El riego excelente en Roble con un Celeste mágnum. Hay que reconocer que la competición llegaba pletórica de exhibición al final, con sus excelentes muestras de creatividad y servicio.
Y
llegaron los postres y la dulzura, la fórmula de rematar la jugada para algunos
y la de acabar el sofoco del servicio para otros.
El
equipo A sacaba unas bolitas de Sandía y melón bañadas en chocolate caliente.
El equipo B. sacaba unas delicias de Biscoff con toque agrio. Y el equipo C
pinchitos nominales de melón con Jamón… Uff, cuantos manjares regados antes con
champán o Cava, después con Gin-tonic o amarettos. Cafés y piscinas para el
refresco de esta tarde de verano y mastercheff.
El
análisis más crítico, viene a la necesidad imperativa de un reglamento que
acaten y elaboren todos con disciplina. A la selección por sorteo de los
equipos, y a la naturaleza simple de los presupuestos añadiendo imaginación y
descontando simplezas. Y a unos premios representativos de una competición que
ya ha hecho escuela familiar.
Feliz
verano para todos. Hasta el mastercheff ACE 2025
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