Amaneció mudo y frío en el edén del almendrero. Desperezaban las flores dormidas
en los andurriales de Valsequillo, poco a poco el cosquilleo mañanero dio paso a
un inusual peregrinaje tempranero. Burros con serones cargados, mulas con
faldigeras, carromatos con bueyes tirados. Sacos y sacos de almendras
entongados, todos recorrían un camino: Del Helechal a Mirabala, del Rincón a
Las Casillas, del Ferrú a los Frailes, de Las Haciendas al Aromero. Todas las
rutas llevaban el festejo decorados por almendreros reventados de flores al
andar, un decorado inusual, una tradición a festejar.
Las Vegas,Tenteniguada, Valsequillo, La Barrera, todas las urbes de paso vivieron con intensidad la más colorida fiesta invernal, el tiempo puso la tregua de un invierno que no llueve, pero apetece tirar al campo.
El ciclo se repite, y en contra pronóstico se adelantó a enero la fiesta. Faltó algo de color, de alegría, de ritual. A favor la tendencia y devoción del combinado. La oferta en gastronomía puso nuevamente los tintes al visitante, que por la nueva fórmula del euro degustaban a bajo coste los placeres culinarios de las medianías.
Y el sol espantó la amenaza de lluvia y las flores reventaron de alegría. El paisaje logró teñirse de nuevo para regalo de las miradas. Y el desfile se convirtió en tormento de caravanas que arriban al pueblo del queso, miel, fresas y almendras
Las Vegas,Tenteniguada, Valsequillo, La Barrera, todas las urbes de paso vivieron con intensidad la más colorida fiesta invernal, el tiempo puso la tregua de un invierno que no llueve, pero apetece tirar al campo.
El ciclo se repite, y en contra pronóstico se adelantó a enero la fiesta. Faltó algo de color, de alegría, de ritual. A favor la tendencia y devoción del combinado. La oferta en gastronomía puso nuevamente los tintes al visitante, que por la nueva fórmula del euro degustaban a bajo coste los placeres culinarios de las medianías.
Y el sol espantó la amenaza de lluvia y las flores reventaron de alegría. El paisaje logró teñirse de nuevo para regalo de las miradas. Y el desfile se convirtió en tormento de caravanas que arriban al pueblo del queso, miel, fresas y almendras